El quiso ser torero en una plaza brindando al respetable el mejor toro, el cofre en que se encierra el buen tesoro, del arte de comer, vino y la hogaza, de amor, fuertes, los brazos con que abraza,...
El tiempo firme siempre se pasea siguiéndole al destino inexorable, tratando de evitar que alguien le vea, el viento anda metido en la pelea a veces violento, otrora afable.
Tan joven, que ignoraba si era niña, jugando con la comba y la ajedrez, y en esto que estudiaba, ella soñaba y en largo devaneo horas pasaba, con ambas esas dudas a la vez.
La miro y la remiro y los ojos se me nublan y así nunca me canso y así vuelvo a mirar, no veo, más presiento del alma su ternura y en mis ojos su rostro se vuelve