Tu eres pollo de perdiz que navega sin consuelo, sin poder alzar el vuelo, despistado entre los surcos asfaltados y parduzcos por las calles de Madrid.
El día que me toque, me decía, yo a tí no te he de dar, que aquello que me sobre he de donar a aquel que me vendió la lotería y el resto me lo vuelvo aquí a jugar.
Mi infancia son retazos de un pueblo de Castilla, pequeño, primoroso, silencioso y coqueto, de mil mieses doradas en campos, recoleto, brasero en el invierno en la mesa camilla.
Se me ha extraviado un nombre en un granero de letras, entre miles muy dispersas ¿alguien quiere ayudarme en este infiero? las letras me rehuyen, son perversas.
Y nacerán un día sobre tu pelo gris para decirle al mundo que tu ya eres pasado, recordarán marchitas tus sueños de aprendiz, quisieras ser feliz más ya están a tu lado.