Mi poema: ENAMORADA Mi poeta aquí sugerido: Nimia Vicéns

Quisiera ser la pluma en tu almohada
rozando suavemente tu mejilla,
en tu cara de nácar la espinilla,
a tu piel de algodón siempre pegada.
Quisiera ser la pluma en tu almohada
rozando suavemente tu mejilla,
en tu cara de nácar la espinilla,
a tu piel de algodón siempre pegada.
Pasó el tiempo dudando que pasaba,
mirando siempre al frente y no veía,
contaba horas fisgando y no paraba,
mi mente al horizonte se perdía.
Yo vivía feliz,
era un lugar de ensueños,
volaban las rapaces,
las aves montaraces,
a través de mis sueños.
Era de abril un día muy lluvioso,
triste, en aquella tarde gris, tarde plomiza,
-amenazantes las nubes de ceniza,
en el momento justo en que el cielo se oscurece,
todo el ambiente se transforma en luctuoso-
atisbo, el haz de luz desaparece.
Hospitales de dios, donde la muerte
echando va un envite con la vida;
actuando de fiscal está la suerte
quien puede decidir en la partida.
Y así encogido de hombros estoy en el paraje
repasando el camino, ya harto de caminar,
el andén solitario, yo ausente de equipaje,
¡para qué las alforjas para tan corto viaje!
el que es hombre de paso, como vino se va.
Era tanta la obsesión
que tenía por hacer crecer su panza
que con fruicción engullía la matanza
de un magnífico lechón.
Mientras trabajando estás,
quitando yerbas a mano,
con los machos de la yunta
los surcos rectos trazando,
en la faena tú estás,
el agua baja soñando
y la tarde gris despunta.