Planto mis pies heridos en la arena, en sus partes sensibles relamidos -pies húmedos de sal, de piel curtidos- en playa tan sutil, dulce y serena, bañada por el mar con sus gemidos.
Mi vida va pasando casi sin darme cuenta, entre sueños, suspiros, entre risas y llantos, desde aquel veintidos de junio del cuarenta en el que vine al mundo de los hijos el cuarto.