María fue mi novia, la quería, después vino otra más y la siguiente, a todas las juraba yo, inocente, que un día hasta el altar las llevaría con un beso en la frente.
Historias son terribles de una guerra plagada de venganzas y traiciones, viniendo a demostrar los corazones capaces son de ver su amor se entierra cavando el propio nicho bajo tierra..
Esta es la historia de un viejo que jugaba a hacer poemas sin saber que de escribir el buen hombre no sabía, cogió un lápiz y un papel y en la mesa que allí había se dispuso a cavilar sobre diferentes temas.
Yo cuento mis historias como el cantor que canta sus logros, sus temores, y expande sus miserias y siente aunque no quiera que un nudo en la garganta cual coagulo mental le ataca a sus arterias.
Partamos de la infancia. El crío piensa en bromas y en jugar, amigos, que le incordia el estudiar, si encuentra su alimento en la despensa y para de contar.
Cuando sople mal el viento y yo ya sea como el cieno en esa charca que se pudre, cuando arrastre al ancho mar toda la mugre y no pueda discernir pues ya no vea.
Cada día paso por la misma puerta por la misma acera de la misma calle, siempre está vacía, siempre anda desierta, siempre está trancada, que nunca está abierta,...
El día que me toque, me decía, yo a tí no te he de dar, que aquello que me sobre he de donar a aquel que me vendió la lotería y el resto me lo vuelvo aquí a jugar.
Es la historia de un muchacho que soñaba con ser libre, se olvidó del cuba libre y a las letras se aplicaba presumiendo que sumaba su esfuerzo al mayor calibre...
Hoy pretendo escribir en tres palabras la historia que jamás tú habrás leído de un hombre que aquí llegó y que ha vivido náufrago en una mar de olas macabras.
Esto que ahora yo os cuento, esto que os voy a contar, no creais que me lo invento, que es una historia real que sucedió en su momento y fue chanza general.
Hoy ya sé que he dejado atrás la historia, que escribir el relato no he sabido, que el pasado al pasar ya eché al olvido, ya no queda resquicio en la memoria.