Quién sabe que será cuando mañana -la vida los pecados no perdona-, se atreva a presentarse al Hacedor llevando como lastre una carcoma; y quién vaticinar si las andanzas que tanto aquí gozar le permitieron
Yo amo al ser que se cuida así que a veces no atienda a los pecados de conciencia, que goza de la vida y sus memeces retándole insistente a su paciencia.
Pues yo no tengo nada contra ti no atiendo a lo que haces, lo que dices, tampoco si lo que hago yo bendices, mas sepas no consiento que tú a mi me toques las narices.
Comparo aquellos tiempos de miseria después de que una guerra se acabara cansados de luchar y de llorar, sintiendo soy un mono en una feria, sin sueños, sin un dios que los fundara,...
Para qué me sirves tú, amor, si ahora estoy triste, me atenaza el futuro cercando cada día, si abrir ventanas de par en par en mi alquería, la luz que ilumina, el resplandor se me resiste.
Los niños, esos niños, nuestros niños, que piensan en jugar y en el deporte, tan lindos y graciosos, sin sus piños, a todo lo que ven haciendo guiños logrando que perdamos nuestro norte.
Si pudiera... Tú no sabes, mi amor, si tú supieras las ansias de volar que ahora yo tengo, las nulas esperanzas que mantengo de agarrarme a la vida. Si pudieras...
El hombre es ese ser que prepotente no puede ya ocultar que es alimaña, pues trepa entre los suyos con gran maña sin miedo al qué dirán frecuentemente,...
Veo ante mi a gente..., gente..., mucha gente, de todo pelaje, asaz de variopinta, blancos, negros, de costumbres muy distintas, esperando allí en la sala muy pacientes.
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.