Yo siempre voy conmigo y con mi sombra y a veces, si no hay luz, sólo conmigo, y trato y de entenderme no consigo, no paro de buscar bajo la alfombra al sueño que persigo.
Comprendo. Mi cerebro es muy obtuso. La culpa aquí es de dios que es quien me hizo. No me miren a mi. Que en mi bautizo estaba tan cegato y tan confuso que casí allí agonizo.
Que un día puso el viento una simiente y fue germinando al sol, eso hizo horas después y al día siguiente y así una y otra vez tan insistente forjando de este modo a aquel crisol.
Misterio. Ocultación. Moderación. Sospecha de que hay algo que se esconde. Se dice que él está sin saber donde. Se ruega de que exista discreción. No hay nada que le ronde.
Del día ese infeliz en que nacemos la muerte anda espiando en cada esquina siguiendo desde cerca y observando. Nosotros que invencibles nos creemos soñamos con llegar hasta la cima...
Subir al cielo y ver, eso es lo mío, subir al cielo y ver lo que ha pasado, subir y comprobar si el albedrío es algo que produce escalofrío y lleva irremediable hacia el pecado.
Somos una asociación en continuo movimiento. Son muchas las distintas acciones que abarcamos ¿Quieres conocerlas? ¡Aquí las tienes! ESCRITORES Estamos conformados por un amplio grupo de autores de distintos niveles, tanto profesionales como aficionados. Todos con una vocación conjunta: la…
Sombralarga es una revista independiente que ofrece múltiples lecturas de la tradición literaria colombiana. No somos fervientes chauvinistas, patrioteros embelesados o acríticos apólogos de la bandera. En la literatura nacional vemos no un monumento acabado, sino un espacio de diferencia…
Ejemplo es de la música al galope de un caballo que avanza desbocado a un torero clavándole el estoque con pinceles de mire y no me toque observando a una niña en su tejado.
Ese día en que yo quise ser libro mirando estaba absorto aquel estante con ojos del que mira alguna amante. Fue tanta la emoción que hoy no calibro el tiempo de aquel hecho tan vibrante.
Por qué me niego a ver lo que ahora veo, por qué no quiero oír lo que hoy escucho, por qué pienso que nada es ahora mucho, por qué me siento vivo cuando meo.
La puerta de mi casa siempre abierta la tengo por quien quiera visitar, no tiene que llamar, ni existe un aldabón en esa puerta y espera al visitante siempre alerta poderle saludar.
Un tiempo hubo en que todo era bonito, silbaban desde el cielo ruiseñores, el arte en cotejar era bendito, guardar fidelidad un requisito y obras eran amores.
En Landelies llueve, siempre llueve lo mismo que al caer hace la nieve.
La lluvia que insistente y molestosa, mostrando va su acento, su relieve y lo hace de una forma rencorosa pues cae poco a poco cadenciosa que fuerte no se atreve.
Un ministro es un tipo de bigotes que suele hacer allí lo que le manda aquel que siempre es jefe de la banda y suele así esquivar a los azotes si miente o se desmanda.