MI POEMA… de medio pelo
¡Quito es tan chiquito!
Quito es un pueblito
muy coqueto y pequeñito,
en sus calles se desliza despacito
o se sube directo al infinito.
¡Quito es un rinconcito rebonito!
Quito sabe a lima, mango y a papaya,
a frutillas del bosque y a guayaba,
a sabores tropicales sabe Quito,
Quito es un cóctel de frutas exquisito.
Quito baila al ritmo de un pasillo*,
suena estribillo y se impregna de emociones,
de tristeza y de paz los corazones,
mientras observa, paciente, el Panecillo**.
En Quito la espiritualidad se palma,
y aflora en sus poros la esencia de su alma,
místicos recuerdos de sus antepasados,
todas las sensaciones se perciben en su halo.
Quito vive y siente como vive la gente,
amable, dicharachera y siempre sonriente,
en todos los rincones el arte está presente,
su futuro es claro cual agua de la fuente.
Quito al perfume huele en sus iglesias
haciendo bailar los incensarios
al ritmo que repican las campanas
de sus innumerables campanarios.
Quito es un trocito
del paraíso terrenal,
para vivir, para pasear, para soñar
Quito es mi sitio favorito.
¡Cómo me gustas, Quito!
©donaciano bueno
*El pasillo es un género musical y danza folclórico autóctono de Colombia y Ecuador, donde es considerado un símbolo musical de nacionalidad. **El Panecillo es una elevación natural de 3.000 metros sobre el nivel del mar, enclavada en el corazón mismo de la ciudad de Quito (Ecuador). Por su ubicación se ha convertido en el más importante mirador natural de la ciudad, desde el que se puede apreciar la disposición urbana de la capital ecuatoriana, desde su centro histórico y hacia los extremos norte y sur. El Panecillo está coronado por una escultura gigante de aluminio de la «Virgen de Quito», creada por el español Agustín de la Herrán Matorras, el cual se basó en la obra compuesta por Bernardo de Legarda, uno de los más importantes representantes de la Escuela quiteña.