LOS POETAS MODERNOS [Mi poema]
Luna Miguel, Victor Peña, Kepa Murua [Poeta sugerido]
Luna Miguel, Victor Peña, Kepa Murua [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
Poetas, los modernos, los que molan, Se suben fácilmente a las paredes Se expresan con enorme desparpajo Pues que ellos solo buscan epatar |
Para gustos los colores.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Luna Miguel
POESÍA MASCULINA
nunca le he pedido que me coma la polla
en todo caso
he empujado levemente con el borde de mis palmas
la barricada de su omóplato
levemente
sutilmente
nunca he sido demasiado sutil
para qué voy a serlo si me llamo hombre
si con el borde de las palmas de mis manos
ya ordeno levemente
opacamente
hazme caso balbuceo
sé líquida pienso
nunca le he pedido que me haga el amor
ni siquiera aquella tarde en cartagena de indias
después de que mis testículos se remojaran en la piscina
o de que mi hijo riera como nunca
entre salpicaduras de cloro
era la hora de la siesta y nuestras bocas olían a lulo
cómemela podría haber dicho
trágatela está dulce
pero al final todo cuanto mis manos sostuvieron
fue el cuerpo inquieto del niño
mientras ella le cambiaba el pañal
antes de darle un beso en la frente
y de que nos quedáramos los tres dormidos
semidesnudos en la enorme cama de ese hotel
en el que nunca follamos
pero donde amé
levemente
torpemente
justo como ama un hombre.
(Cartagena de Indias, Colombia, enero 2017.
Este texto-diario es un boceto de un nuevo proyecto de escritura
con título provisional «Un hombre»)
Víctor Peña Dacosta
CARENCIAS AFECTIVAS
Mientras contemplo desde arriba
el rítmico movimiento
de tu cabeza sobre mi sexo,
siento, sobre todo (¿eso?, ¿ves?, ahora),
cuando te acercas y te alejas
(así, ahora, ¿ves?), sobre todo, el roce
de tu flequillo en mi cadera.
Es curioso y casi tierno
que esto sea (¿ves?, esto, ahora)
lo más cercano a una caricia
que he tenido en mucho tiempo.
Kepa Murua
LA EDAD DE AMARTE
Secas las manos de recoger
la red de tantos cadáveres conocidos
como una isla recortada
bajo el mar de tu vientre.
Ojalá la tierra nos separe
con la sed del amor y del odio
que la edad disuelve en lugares remotos
pese a todos sus viajes por encontrarte.
Y ojalá olvidemos la evidencia
con los sueños demorándose
de llevar sucias las manos.
No veo la luz acumulada, no oigo el grito
de las hembras parturientas.
La existencia, como si le faltara un brazo,
vuelve a ser sueño y llanto
en lugares jamás imaginados por el hombre.
Despertando una y otra vez
en los límites del pensamiento.