Los besos, los que un día me negaste que, ingenuo, te pedí y no me los diste fingiendo que jugabas al despiste haciendo mi ilusión se fuera al traste, yo sé te los guardaste, pues vi que te reíste.
Traspasar ese umbral es un misterio, nadie, nunca, jamás lo ha traspasado, nadie, nunca, jamás desde otro lado ha venido de vuelta al cementerio que se haya equivocado.
He pasado en la calle donde estaba tirado un perro muerto, la gente se paraba y le miraba que al pobre miró un tuerto, comentaba, haciendo un aspaviento.
Su perro, sí, su perro, su perrito, tan mono, tan simpático y mimoso, su perro tan amable y chiquitito que saca a pasear con su lacito y suele relamer tan cariñoso.
Mis versos son igual que las cloacas frecuente es que se muestren pestilentes, se dejen arrastrar por las corrientes que allí donde se encuentren se embarrancan, de cienos repelentes.
A veces, solo a veces, me desnudo, me encanta deshacer de la coraza, atarme la corbata sin el nudo, del alma el alimento tomar crudo juzgando las miserias taza a taza.
Así que lo repitan no lo creo, quién fue que lo inventara nadie sabe, mas fuera donde quiera esté la clave aquí desde este púlpito le afeo que aquello fue muy grave.
Militante de base, militante, militante, farsante, presumido que en mil guerras sin nombre te has metido la cabeza sacando hacia adelante sin saber tan siquiera por qué ha sido.
El era un artesano de la piedra, un buen picapedrero, que vino al mundo a bordo de un velero creciendo hacia lo alto cual la hiedra, mimando su granero.
Estoy aquí desnudo y sin trabajo sin un trozo de pan y a la deriva, subiendo esta pendiente cuesta arriba a expensas de encontrar algún atajo tragándome saliva.
Aquellos sabañones de mi infancia que tanto a mi me hicieron padecer de nuevo hoy volvieron a crecer, se encuentran repartidos por mi estancia haciéndose querer.
Cuando intento controlar las emociones y recuerdo aquellos años, no consigo, no preguntes, no hay respuesta si te digo que no encuentro explicación. Que las pasiones
La vida te da palos. Si resistes verás como renace un nuevo día. La vida, ya se sabe, es la alegría que observa mientras dura, tú te vistes y admira tu osadía.
El pueblo, libertad, la democracia, palabras son que todos manosean, de tanto que en las bocas se pelean presiento que han caído ya en desgracia, les ruego que me crean.