YO DENUNCIO/yo renuncio (Mi poema)
Álvaro Yunque (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.
(Andrés Eloy Blanco)

Seres humanos que pomposamente os auto-proclamáis inteligentes
¿de qué tanto presumís, pobres humanos?
¿quienes han osado inocular del inconsciente en vuestras mentes
ese mantra de que el mundo es ese vientre
que a vosotros pertenece y que abarcáis con vuestras manos?

Somos, decís, hermanos y mientras este sofisma proclamáis
les negáis el agua, el pan y la sal igual que a Cristo
¡malditos egoístas! pues dónde y cuando, habráse visto,
tanta maldad hacia aquellos que supuéstamente amáis,
a denunciarlo ahora aquí no me resisto.

Ese mundo cruel del que ahora yo quiero decir adiós,
repugnante y maloliente con hedor a pus de infectos granos,
nacionalistas, sectarios, cristianos, budistas, radicales o mahometanos,
¡decirme la razón por qué sin compasión matáis invocando a dios
sin que se os encojan las conciencias y tiemblen vuestras manos!.

Hoy miro al cielo y no obtengo solución,
que me permita intuir que garantice transformar a estos gusanos
en personas humanas de noble condición. Aquí pido perdón
si con mi aseveración
he ofendido a los gusanos y, si fuera preciso, también a los humanos.

Aquí y ahora mismo yo denuncio
y a mi condición de ser humano, yo renuncio.
No deseo pertenecer a esa estirpe que a los niños mata antes de nacer,
que a gran parte de los supervivientes de inanición condenáis a fenecer,
¡me niego a que mi foto nunca más aparezca en este anuncio!.
©donaciano bueno

Si tuviéramos que denunciar y/o renunciar a todo lo que no nos gusta, seguramente nos quedaríamos solos y aún así tendríamos que autodestruirnos.

MI POETA SUGERIDO: Álvaro Yunque

Álvaro Yunque

COPLAS A LA POESIA DE LA CALLE

Poesía de la calle,
Cosa de todos, sin dueño;
Yo te aprisiono un segundo,
Sólo un segundo en mi verso.

Poesía de la calle,
Torna a la calle de nuevo;
De todos sé y de ninguno,
¡Cómo una ramera, verso!

FRENTE AL ENJAMBRE NEGRO

Frente al enjambre negro de los hombres
Que por las calles van con febril paso,
Cada quien tras un sueño diferente;
una angustiante idea me ha asaltado:
¡Pienso en el más feliz de todos ellos,
Es un montón de sueños fracasados!

CONVENTILLO

Costra en los muros y opacos los vidrios:
Faz de leproso es su fachada.
Tuberculosos, deformes y anémicos
Su puerta, boca inmunda, traga.

Oh, lo que hacer no pudiera un milagro
Lo hizo la codicia humana:
¡Consiguió que no fuesen de todos
Ni el aire ni la luz ni el agua!

LAS VIDRIERAS

¡Ah, el espectáculo de las vidrieras
con ese algo felino de la mujer coqueta!

¿No piensas que el hambriento pueda ante ti pararse
Tú, vidriera que exhibes deliciosos manjares?
¿Ni tú que exhibes ropas calentitas de abrigo
Piensas que un hombre pueda contemplarte con frío?

Vidrieras malvadas,
Sois hembras sin espíritu, sólo sois lindas caras
Con eso de la hembra que provoca
Para dejar deseos tras sí, deseos que odia.

Vidrieras malignas, cuántas veces
Me mostrasteis un libro, y aunque ansiaba leerle,
Por no haber el dinero que exigíais -¡mancebas! ­
Me alejé de vosotras.
Mas me alejé con algo… ¡no sé!… ¿sombrío, turbio?
Que violaba el sagrado de «lo mío y lo tuyo».

¡Cristal de vidriera, me viene por instinto
Este impulso que siento de partiros!

REFLEXION BIBLICA

«Y dijo Dios: sea la luz; y fue la luz»
Antiguo Testamento
El Génesis, Lib. 1,5.

Frente a la calle rumorosa en donde
Pródigo el sol dardea;
Se abre voraz, boca de fría sombra,
El portón de una iglesia,
Que parece la entrada
De una ancestral caverna.
Y dijo Dios: Sea la luz;
¿Y fue la luz? ¡Y aún hay tinieblas!
¿O será que «la luz que Dios nos hizo»
Se ha quedado en la calle sin entrar a su iglesia?

ANIMAL PENSATIVO

Pobre amigo filósofo, tu marchas por la calle pensando,
Qué tontera, pensando en cosas graves,
En cosas que te impiden reír de lo que ocurre
A las bestias y hombres que atiborran la urbe.

Oye aquí un caballero y una dama disputan,
– rufián el caballero, la dama prostituta ­
aquí ante una pizarra de carreras, cien jóvenes
hablan, con qué energía, de caballos y jockeys.
Allí rueda un ruido y una bocina atruena
Y allí ruge un confuso murmullo de marea.
Esto, amigo filósofo, esto sí es divertido;
Pero tú nada escuchas, nada ves, ¡pobre amigo!

A ti quizás, oh amigo, te entristecen las cosas
Que a los demás divierten y, satisfechos, gozan;
Porque tu, pobre amigo, ya has perdido la gracia
De Dios, porque has perdido la divina ignorancia;
Tu hacia los libros fuiste lleno de ardor; oh amigo,
Y has vuelto pesaroso, callado de los libros;
Tú, curioso, quisiste saberlo todo,
Y hoy sabes tanto que te hallas solo, solo.
La vida de la urbe tan grotesca y risible
Tu espíritu acongoja, por eso marchas triste,
Por eso en estas calles, dominio de la injuria
Y el ruido, paseas tu orgullo y tu amargura
Y en medio de animales que no piensan, oh, amigo,
Eres un melancólico animal pensativo.

FAROL

Tiene el flaco gigante sólo una pierna: es rengo;
Y las sombras escruta con un sólo ojo: es tuerto.
¡Y cumple el mutilado con su deber, empero!

EL MURALLON DE LA PENITENCIARIA

Tan monótono, triste y frío
– Es una hoja de la ley, –
Lo vi, que compasivamente
Le escribí un nombre de mujer.

PARABOLA DEL TROPEZON

Camino contemplando una estrellita.
Tropiezo con un farol de gas que ya no brilla.

Pienso: ¡Vaya un destino
Más estúpido el mío!:

Por ir mirando cosas eternamente nuevas,
Siempre tengo que darme contra las cosas viejas.

ENDECHA A UN ADOQUIN

Noble adoquín: Cuán miserable
Con vos compórtase el destino
Que, a ser pisado te condena
En una calle cuando, ungido
Estar podríais por la fama.
¡Sobre los hombros de un ministro!

ORO CALIDO

Yo, poeta sin dinero
Esta mañana de estío;
Me echo a andar por la avenida
Que llena de oro un sol lindo.

Y, oh sol, me lleno de tu oro
Las manos y los bolsillos,
Yo, que sin un sólo cobre,
Salí esta alborada exiguo,
Sol, me hallo por tu oro pleno
De ilusión y salud: ¡Rico!

Oro de sol, cálido oro,
Oro de sol encendido:
A ti nadie te acapara,
No hacen monedas contigo.
En la Bolsa no eres nadie,
En el banco eres un mito
Y en las casas de comercio
Un intruso entrometido.
Éntrate, oh sol, oro cálido
Por nariz, ojos y oídos,
Llena el pecho de los hombres
Y hazlos buenos y verídicos.
Éntrate oh sol, sol de oro,
Limpia, más que su bolsillo,
Limpia su alma de la roña
Del otro oro, oro frío.
Dadles salud e ilusiones;
Y hazlos, como a mí, tan ricos
Que canto y corro contento,
Sin un cobre en los bolsillos.

¡Échate sobre estos hombres
flacuchos y pequeñitos;
llénales de ideas, sangre,
músculos y amor: Sol lindo,
vuelve a amasar estas sombras
y has otra vez hombres vivos,
Oh, sol de oro, oro cálido
De esta mañana de estío!

UNA FAMILIA DE INMIGRANTES POR LA AVENIDA DE MAYO

Rumbo al oeste va por la Avenida
Esta ruda familia de italianos.
A la cabeza el padre, un hombrachote
Que lleva un chiquitín entre los brazos,
Detrás de él dos muchachas, dos gringuitas
De trenzas rubias y de ojos garzos,
Detrás la madre cuyo vientre elévase
Con la promesa de algún nuevo vástago
Y aun detrás cansadamente, marchan
Dos chicuelos cogidos de la mano;
Y golpean los rudos zapatones
Y exhiben los vestidos aldeanos
Aquellos inmigrantes que contemplan
Todo con grandes ojos asombrados.
Y hay no se qué simpática energía
En esos rostros por el sol tostados,
En esos montañeses animosos
Que del norte de Italia se arrojaron;
Y se hunden ahora en Buenos Aires,
Rumbo al oeste, con tozudo paso,
Tal vez a dar con la fortuna, hallada
En lustros de dolores y trabajo,
O en lustro de trabajo y de dolores
Tan sólo a dar con la miseria acaso.

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Autor

Donaciano Bueno Diez
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