Hoy demos paso al dios de la palabra, la única que es voz en la disputa así sea inocente o disoluta, la misma que al espíritu le labra mostrando las vergüenzas de una puta,
Tomo la nieve blanca y se derrite, el humo de una llama y desvanece, voy buscando la niebla, si amanece, me lanza con descaro a mi un envite y allí un poco después desaparece.
Comprendo que esto a nadie le interesa mas yo he venido aquí para contaros que nací sin querer, fue una sorpresa, y sigo sin saber, aunque me pesa, qué pinto en este mundo. Y recordaros...
Este tiempo, esta tierra, tantos muertos,tanto hedor, tal congoja y sufrimiento,tantos sueños perdidos sin aliento,verdades tan mendaces, desconciertos,¡joder, cuánto esperpento!
Vivimos rodeados de muchos chupatintas, de fatuos saltimbanquis y de faranduleros, melífluos y tipejos que asumen son floreros cual huevos que están hueros mas tienen buenas pintas...
Protesto. Que me niego. No lo admito. No quiero que haya nadie que me pise. Incluso si el que lo hace ya me avise. Que sepan su pesar me importa un pito, con su pan se lo guise.
Así es él, creyente, un descreído que un día al terminarse la jornada contempla con rubor no cree en nada e ignora incluso aquí a qué ha venido, si acaso es que se encuentra confundido...
Engáñate si quieres, tú te engañas, aquello que era tuyo ya no es, era, que fueron convirtiéndose en patrañas sacándote la sangre cual pirañas, no quieres admitir hoy tu ceguera.
Que ha llegado hasta aquí sin tener casa, sin nada, ni sustento que alimente, le impulsa a presentirse indiferente, ausente de la vida y lo que pasa, dudando si es que vive o lo presiente.
Está sólo y vacío sin agarre, sin nadie que le invite y tome asiento, con barco a la deriva y sin amarre dejando aquí la broza en lo que barre vagando por el mundo como el viento.
Ansias de sed. Los pájaros hambrientos arrastran sus pezuñas sobre el lodo que pasan junto a mi. Van codo a codo. posible sean mas de mil. Quinientos seguro que yo he visto que, beodos,
Me iré, sé que me iré, cuando me vaya apenas dejaré en alguna esquina de la que fuera, humilde, mi atalaya en el lado u orilla de la playa una gota del pino de resina.
Que fue un día, quizás fuera una noche, ¡qué más da que fuera lo que fuera!, que un malage, quizás fuera un fantoche a una bomba pego bajo tu coche y explotarla activó en la carretera.