Este es Hugo, orondo y tan grandote, sin perilla, pendiente y sin bigote, fardando, dos, de alcores mofletudos a punto de explotar y dejar mudos al mismo don Quijote.
Soy el niño que sopla y al aire come a besos, que va saltando charcos, que a caballo galopa, que de sueños se arropa, en cole hace progresos y su madre regaña pues que ensucia su ropa.
Hubo un tiempo que el tiempo no retubo, que pasó sin chistar, sin hacer ruido, mi espacio preferido. Fue un descuido, mas recuerdos me trae por un tubo.
No recuerdo a mi padre y de mi madre guardo un recuerdo vano; y de Enrique, quien era el más cercano, gran amigo de alma, mi compadre, hermano, más que hermano...
Hoy no existen juguetes, que los juegosse han tornado en programas y consolas,allì es donde se embarcan siempre a solaspara ser los esclavos de sus egos,de tiros y pistolas.
Hoy he vuelto a sentarme en ese asiento el mismo en que lo hacía cuando niño y he visto reflejado su cariño, pareciera que estaba muy contento y hasta pude observar me hacía un guiño.
Si a los niños a ser libres enseñaran, si los padres de verdad a ellos quisieran, tratarían de formarles, si pudieran, a empezar a discernir lo que pensaran.
Yo nací en el cuarenta, en Castillla la llana, una hermosa mañana de algún dichoso día, con perfume a tomillo, romero y mejorana, la pena de mis padres*, saltando de alegría.
Aquellos olorosos perfumes de la infancia, recuerdos concentrados de luz multicolor, romeros y tomillos, jarales la fragancia y tiernos arrumacos de madre con su amor.
Hoy he vuelto hacia el pasado y he llorado de emoción, lo tenía en un cajón entre gasas ya olvidado. Lo he cogido, lo he palpado retornando hacia la infancia....
Hablar de sexo estaba prohibido, hacerlo y publicarlo era pecado, preñar sin que existiera un buen marido, muy propio de algún tipo pervertido que a niña algo inocente le ha engañado.