HOY HE VENIDO A VERTE (Mi poema)
Damaris Calderón (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA…de medio pelo

 

Hoy he venido a verte y tú no estabas,
y he debido volverme sin te viera,
acuérdate que no es la vez primera,
que nunca yo ignoré de que abusabas
por eso del que espera desespera.

No seas tan ingenua que el amor
si encuentra un terraplén se desmorona,
debiendo de buscarse otra persona
que pueda deslumbrarle cual la flor
que, bella, siempre existe otra más mona.

Que el sueño de una noche de verano
si un día no amanece ya no existe,
así sea jugando va al despiste,
se escapa como el aire de la mano
pudiendo disfrutar y lo perdiste.

Hoy he venido a verte y tú no estabas,
recuerda que hoy el fuego está que arde,
mañana si hay mañana será tarde,
después no has de decir lo lamentabas
tuviste un corazón que es un cobarde.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Damaris Calderón

DOS GIRASOLES SOBRE EL ASFALTO

En el terminal de ferrocarriles
sentada con mi madre
dos girasoles sobre el asfalto.
Su mano borra todo sucio paisaje.
Nunca he comido sino de esa mano
nunca
sino de ese fruto macerado.
Me enseñabas un sendero
para que no me extraviara.
Y siempre regreso, pequeño afluente,
buscando un poco de sosiego
como se le da al enfermo
una cucharada de sopa.
Y la cuchara hace frías,
metálicas promesas
hasta que la cabeza se queda
recostada contra el velador.
Una oruga cantándole a un gusano
-la canción de la morfina-
la cabeza roída por dentro
el tallo esplendente conectado al tubo de oxígeno.
El mar, como un patrullero,
pisándome los talones.
Thalassa thalassa
he intentado vivir siete veces.
De: Parloteo de Sombra

POR LA BORDA

Sol frontal
occipital
salteador de caminos
hablando el viento sur
y el ciclón tropical
(la voz de mi madre).
El pájaro que picotea el vidrio
y se refleja en la ventana
mitad sinsonte mitad tordo soy yo.
La mujer que avanza de espaldas.
He aprendido con las raíces
el lenguaje de lo que se hunde
y la muerte llega a mi casa
con la vivacidad del verano.

PARA CERRAR LOS OJOS

Toda mi vida soñé con los caballos.
Ser un caballo.
Astas de viento.
Ancas de viento.
El vigor de los jóvenes potros.

Ahora que voy a morir
déjame ver los caballos otra vez.

Cuando la lengua se deshace
sin palabras ni tierra que pronunciar.
Cuando la espuma deja a mis pies
un cerco efímero
Y todo es borrado por las aguas
barrido por la niebla
déjame ver los caballos otra vez.

Una carrera.
Otra carrera.
Ninguna carrera.
Cuando el manzano es la memoria del manzano
…………..su cáscara.
Déjame ver los caballos otra vez.
Puro vigor.
Puro deseo animal.
El macho monta a la hembra.
Muerde el pelaje.
Dobla las patas.
La penetra.
Escucho el relincho.
Tiemblo más que la hierba húmeda.
Vencida.
Despojada del hábito de ser humanos
déjame ver los caballos otra vez.

MIS 5 MALDITOS MINUTOS

Por mi arte pasé hambre
Pasé hambre por mis 5 malditos minutos.
Bukowsky

Doblándome
(literalmente)
como el insecto que carga una hoja
el doble de su peso
despreciando a Simon y a Peggy Guggenheim
y a su colección de perros
y a su colección de cuadros
y a su museo de arte de mascotas
de la que yo misma entré a formar parte,
escribí.
……………Y la palabra fue el hueso
arrancado a la noche
el cuerpo humeante el deseo
un oper kaut al estómago.
Y la muerte me alcanzará de todos modos.

MI CORAZÓN ES UNA TRAMPA PARA OSOS

Mi corazón es sordomudo
Mi corazón es una trampa para osos
De mi corazón la gente entra y sale
Como la sangre por una arteria
Mi corazón es borracho
(bebe el día y lo transforma en alcohol)
(bebe la noche y la transforma en destilado)
Mi corazón es un incendio
Es el viento
Mi corazón es una ola
(se repliega y arrasa).
Es un pirómano
Es una flecha
(se atraviesa a sí mismo).
Es un minutero
Una bomba
Un cuentamillas.
Es hereje
Es zurdo
Es una víscera
Amorosa.
Mi corazón es un niño
Al que le falta la respiración.

NINGÚN POEMA ES MÁS GRANDE QUE TÚ

Me gustaba “el arte de perder”.
El agujero en el buche.
Decir
(escribir)
en imperativo:
“No, no fue un desastre”.
El desastre sigue ahí.
El reloj de mi madre
sigue en mi mano, invisible.
Y la casa.
Y la frazada con sangre.
Y los continentes.
He visto gente
(la mayor parte)
vivir y morir sin literatura.
Y respiran
y se duermen igual.
El sol se pone
sin literatura.
El gusano no perdona.
Y hay ojos luminosos
sin letras.

SIN PARACAÍDAS

De abismo en abismo
desprendiéndome de todo lo minúsculo
desconocida como la palma de mi mano
en el cielo de Quito vi la gran fiebre
la gran res pastando
la gran res luminosa que nadie puede tocar
la manada el piñón de palabras saltando
las venas indígenas azules
ruido
ecuatorial
el centro del mundo
un órgano
una música feroz
un plato de tripas calientes
la catedral del oro
el hambre del oro
la devoción del oro
la miseria del oro
la acuarela violenta de Quito
las calles que suben al cielo de Quito
el empedrado
que baja a la boca del infierno.
El cielo la página de Quito
el poema hecho de la saliva espesa de la noche
noche de fiebre y de objetos de apariencias de nombres
que cambian de sitio.
Antes estuve acá ahora allá cortada
por el espejo el reflejo ecuatorial
cargando en mulas mis antepasados
una recua de mulas
abuelo va cortando el aire con un cuchillo
el aire a cuentagotas se deja apenas respirar
subiendo a la tierra bajando al cielo
echando sangre de narices
estallando como un bumeran o como un boeing
volando sobre la sábana sobre la frazada de alpaca
empalada por dos indios amarrados los ojos
en el delirio de la fiebre del plátano.
La fiebre que envidian los que no llegan al centro del mundo
al centro del ombligo
al centro del hambre
al centro del hombre
a la mitad del miedo.
Las islas esparcidas como cuentas
como ojos arrancados relumbrando
platería joyas sombreros bisutería
el museo del hombre
costa de Guayaquil
hecha a los peces a los guacamayos
a la alegría de la camisa de fuerza del turista multicolor
Cuenca
atravesada por los cuatros ríos
el dolor de los techos de tejas y el sonido de las goteras de la lluvia
el balido del ovillo de lana
el balido de la oveja antes de ser carneada
SE ASAN CABRITOS
SE ASAN CHANCHOS
SE ASAN CUYES FRESCOS AL HORNO
AQUÍ
Las calles empinadas
Las catedrales las iglesias la devoción
La flema la flama el escupitajo la sangre de narices
Los angelitos negros
( a la virgen le cortaron las tetas).
Las palabras palpitando como animales temblorosos en cuatro patas
el crepúsculo rojo sangriento
una víscera humeante
Las palabras atravesadas por la taquicardia
el cielonegroaplastante asfixiante de Quito
el vientre la gran res
la medida de mi muerte y sus ojos novillos.

OSCURO

Todo debe ser demasiado.
El dolor de la palabra dolor
arrastrando el peso de sus coyunturas
el dolor inarticulado
el dolor de las articulaciones las vejaciones
de las prisiones las cárceles de aire
el dolor que embota amputa anestesia
el dolor que debe doler
las luces crueles de las linternas crueles
como guiños de ojos
crueles que no veremos más
la aguja entrando en la carne
el manotazo de la noche
el zarpazo el lanzazo de la noche
los lanzas
el alcohol de la noche
el océano de la noche
el destilado del sol los borrachitos
el hueso el osobuco el costillar la costilla humana
la borrachera la tarantela la vida sin herrar.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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