¿Qué debe hacer mediando en las peleas? ¿Dónde quieres que ponga él su acento, si sólo ha de contar el sentimiento, o el punto de inflexión son las ideas?
Si un día alguien te sigue ya no está, -posible es que él mantenga sus razones-, tú empiezas a pensar por qué será, si acaso nunca más ya volverá, quizá ya no le atraigan tus canciones.
Nunca me cansaré de maldecir el día que cruzaste en mi camino junto al sendero imaginario, al lado de la playa, de tu imagen juvenil quedé yo seducido, ingenuo ¡por qué no me advertiste! que secuestraste mi
Un santo es ese ser tan inocente que nunca ha roto un plato, un santo se dirá no es un boniato, un santo ese es un tipo que no miente ni besa su retrato.
Yo, como es lo normal, no soy perfecto admito, es un ejemplo, que no escucho, y así sea en el tema no esté ducho le pido se comporte a mi intelecto cual fuera un aguilucho.
¿Quién fue el que un día dijo el amor ya está proscrito, escaso de esperanza, ausente de futuro? ¿quién el que, amenazando, opinó se ha vuelto impuro en panorama oscuro o en lo que no está escrito?
Los que inventan los idiomas bien se sabe no lo hicieran para que otros entendieran ni los chistes ni las bromas, mas para que ellos pudieran separar como las lomas,...
Yo, cuando acabo un verso no reviso que prefiero ayudarle a otro a nacer, disfruto contemplando que ese guiso preparado está ya para comer subirme al paraíso.
Quitándome el sombrero me presento, soy, ¿quién soy? quizás sea, más quisiera, alguien que apareció un día cualquiera, furtivo, despistado, en un evento, cual gato va asomando a una gatera.
Discutir y algo endeble defender, y atacar sin que exista un argumento es morir sin dudar en el intento, más valiera decir hasta más ver, se lo ha llevado el viento.
Museros no es mi pueblo que pueblo yo hoy no tengo, que azares del destino me hicieron emigrar desde la tierna infancia a más de algún lugar y en la mitad del trecho perdióse mi abolengo.
Resulta ayer nací y hoy ya me he muerto, que ayer yo era, incipiente, un renacuajo, un macho, pues nací con un colgajo dispuesto a la mujer llevarla al huerto haciendo ostentación de desparpajo.
¡Ahora ellos tienen todo y aun se quejan! no soportan padecer la frustración, son cual flores que mancillan su jarrón, tan ingratos que a su suerte no cortejan.