
Mi poema: TIEMPOS QUE FUERON… Mi poeta aquí sugerido: Guillermo Enrique Fernández
Tiempos, que fueron de paz, cuando a la vida,
los dulces rayos de sol de la mañana
envían un soplo de emoción, ungida
de olores a salvia espliego y mejorana.
Puedes leer uno de mis poemas "de medio pelo" y/o disfrutar abajo de los del poeta sugerido. Imprescindibles: Mis Maestros
Tiempos, que fueron de paz, cuando a la vida,
los dulces rayos de sol de la mañana
envían un soplo de emoción, ungida
de olores a salvia espliego y mejorana.
¡Oh señor! que a tu imagen me creaste,
que en la cuna gocé de tu presencia,
no permitas que abuse de tu ausencia
y en aguas procelosas me devaste.
Buscando voy esencias en mi mente,
hurgando en mi poema preferido,
al grano separando el preferente,
la paja desechándola al olvido.
Una pulga, viciosa, diminuta,
tan pesada cuando hace sus deberes,
o esa punta afilada de alfileres
que te pincha y a la que gritas ¡puta!
La risa de Mona Lisa lleva el alma en su mirada
¡que esa no es risa es sonrisa! que es mirada enamorada
que me hipnotiza y hechiza.
Este hito está grabado en la memoria,
fue un año en que las rosas florecieron,
obviando que antes otras se pudrieron
tildadas por algunos como escoria,
pues fruto de rencores perecieron.
Desde que tú te fuiste yo peno en mi silencio,
la herida que me abriste no tiene justiprecio.
Tus risas, tus sonrisas retumban insistente,
si apago mis oídos resoplan en mi mente.
Orgulloso de mi, de mis ancestros,
orgulloso de ser quien lo elegí,
de otra vida anterior en que viví,
no como otros que nacen de cabestros
y al punto de nacer ya son siniestros...
¡México, yo ya no puedo entenderte, México,
discúlpame, quisiera hacerlo mas no puedo,
los vocablos se han escapado de mi léxico!
Hoy siento un gran dolor. La paz no me concedo.
¡Venid a leer mis versos a mi casa,
hoy yo saldré a recibiros a la calle,
mi atención yo os aseguro y un detalle,
veréis, poetas, de mi ego a su argamasa!
Y así que ciego sea eso es incierto
que nunca ya perciba lo que hay fuera,
burlaros no debéis de mi ceguera,
no ver es diferente a ya estar muerto.
¡Oh, señor! que a tu imagen me creaste
con barro que amasaste con esmero
no permitas que el tiempo le eche al traste
tu trabajo artesano de alfarero.
¿Quién vence en el amor? En el amor
vencedores no existen ni vencidos,
ambos dos corazones son partidos
por rencores, desgarros de dolor.
El amor es necesario, ¡por supuesto!
acompaña el devenir de nuestras vidas,
unas veces va dejándonos heridas
y otras hay que cual vino se va presto.
Dicen que el paraiso está allí arriba en lo más alto,
donde plácidamente se encuentra el dios bendito,
que para subir no es suficiente dar un salto
y para que te oiga no precisas dar un grito.