Mi poema: CUANDO SUPE… Mi poeta aquí sugerido: Luisa Fernanda Trujillo Amaya

Cuando supe que el jurar era pecado,
cuando siendo algo mayor tuve conciencia,
-la conciencia he de decir que dios me ha dado-,
comencé a hacer un repaso a mi pasado...
El perdón es la acción por la que una persona, perdona una accion cometida y el que perdona estima haber sufrido o ser objeto de una ofensa.
Cuando supe que el jurar era pecado,
cuando siendo algo mayor tuve conciencia,
-la conciencia he de decir que dios me ha dado-,
comencé a hacer un repaso a mi pasado...
Doliente de ti yo vi la noche oscura,
menesterosa y lánguida de alientos
donde el aura se esconde en la negrura,
triste noche sin alma, de locura,
que en su sordez no atiende mis lamentos.
¿Insurgente yo, por qué soy insurgente?
Porque contra el mal expulso furia tanta
que hasta un lazo se me anuda en la garganta
al contemplar la maldad de alguna gente
presumiendo de santa.
El cielo está plagado de inocentes,
no sé cuantos habrá ¿quizá un millón?
¿millón dices? Añade a ese montón
a Hugo que hoy se fue, tan buenas gentes.
Hay gente que viene al mundo dispuestos a hacer el mal
disfrutan del carnaval sumergidos en submundos,
pues de su ego prisioneros, todo aquí les viene igual,
para ellos el temporal solo dura unos segundos.
Otra vez hoy la tuerca se atascó,
inútil fue pues que estaba ya oxidada
y su vida duró lo que duró,
que acabó y ya llorar no arregla nada.
Y el tiempo fue pasando haciéndole más viejo,
donando sus consejos, al ayer recurría,
sus nietas adoraba, por sus nietas vivía,
pensando solo en ellas se miraba al espejo.
Tu amor llegó callado, lentamente
igual que a la mañana iba el estío,
afloran nuestros sueños a la mente,
se añora del calor cuando hace frío.
Te escribo desde aquí, desde mi muerte,
desde el lado invertido del espejo
donde lo que es, se aprecia ya es añejo,
sombras, desolación, materia inerte.
Yo la amé, sí, en silencio, sin decirlo,
sin que nadie pudiera adivinarlo,
fui cobarde pues no supe pedirlo,
y tampoco yo pude ya olvidarlo.
Ella de mi se fue, yo aun no me creo.
Se fue disimulando, lentamente.
Me dijo ya no ver lo que yo veo
y cree no es correcto si se miente.
Hoy tu alma en varios trozos se ha partido,
se te nubla la mirada a cada instante,
te arrepientes sin dudar de haber venido
y quisieras no mirar hacia adelante.
A ese señor que observa de reojo
y sufre pues no encuentra la esperanza,
que mira para atrás mientras avanza,
se rasca la cabeza por si un piojo
pudiera molestarle con su lanza.
El tiempo que tardaste en recibirme
dudando que te hubiera traicionado,
lamento tú anduviste equivocado.
Si hubieras preguntado y no reñirme,
el duelo ya te habrías evitado.
Perdóname, Señor, si yo he pecado,
pues lo único que yo hice fue pensar,
si no tuve intención de molestar,
solo intenté expresar lo que he pensado.
Llenando va su estancia de artilugios
a ver si alguno de ellos le ilumina,
la luz, la que precisa el que camina
y busca resguardarse en los refugios
con riesgo de toparse en una mina.
Cambiar una opinión no es de chaqueta,
cambiarla por dinero es ordinario,
cambiarla por amor es temerario,
mejor pegarte un tiro en la bragueta
pudiendo así evitar ese calvario.
A qué seguir sintiendo esta congoja
la misma que hace un nudo en la garganta,
que mira hacia adelante y se atraganta,
presenta a la alegría como coja,
o cierra hasta los ojos y se achanta.