Una muestra de sus poemas
GÉNESIS
Allá en los confines del lenguaje,
al borde mismo del silencio
una palabra, tenebrosa aún, se asoma ?
al balcón de lo factible y podría
ser el germen de un poema, o acaso
un propósito de enmienda… Mi hija
dice: «agua»; en ese instante,
y no en otro distinto, el universo
entero se detiene y toda el agua
habida en este mundo se transforma.
ESCRIBIR NO ES FÁCIL
Escribir es fácil. Escribir
poemas, aún más,
cualquiera puede hacerlo.
No hace falta mucho:
algo que trace, puede ser
un lápiz, un boli, un pedazo
de lignito, cisco, turba, saliva
o incluso sangre.
Hay gente que ripia con sangre
y eso es peligroso
ya que si el poema es malo,
y casi todos los poemas
son esencialmente malos
porque la gente que escribe poesía
lo hace, porque no le queda otra.
Pues, es un desperdicio,
esa sangre podría usarse
para otros fines:
menstruar, hacer amigos,
donaciones, etcétera.
Va, que me lío, en fin
se precisa también una superficie libre
para dejar constancia:
una pared, papel, servilletas usadas,
cuerpos —raídos o sin raer—
cualquier lugar es bueno
para hacer un testamento lírico.
Un corazón que bombee, un encéfalo
en su sitio.
Y lo más importante
Algo que escribir, y escribirlo
más o menos bien
por eso,
él o la poeta debe haber leído
a otros y otras antes.
Más que nada, para repetir
lo mismo, pero de otra forma,
y no contar boludeces
—como esta—.
***
Y de pronto,
ya era tarde.
***
Abrígales la infancia y
no pasarán frío
el resto de su vida.
***
Eterna mente guapa.
***
Voy cumpliendo daños.
***
Milagros son esas cosas
tan raras
que pasan todos los días.
***
Tengo la autoestima
por los sueños.
ANIDAR
Quedarse en las personas
como el vencejo
se queda en los alféizares.
Situando la expectativa
del nido, firme,
anclado a la cornisa.
Dejando el cielo raso,
libre,
abierto a mis espaldas.
NASCITURUS
Tuve una hija que murió pronto;
tanto de hecho,
que no llegó a ver la luz.
De vez en cuando le hablo,
y le pregunto:
del tiempo, del clima, o dónde
dejé tal o cual cosa.
Y Luz, que así se llama,
—ironías del azar—
me responde a su manera:
en silencio. Un silencio firme
que, por un instante apenas,?
lo ilumina todo.
GENUFLEXIÓN
Hay quien cree que arrodillarse
entraña un vivir en obsecuencia.
Yo soy libre, sin embargo,
me arrodillo.
Me inclino, frente al cardinal
misterio de las cosas,
como fiel subordinado
de mí mismo.
TUMBARSE
al borde de uno mismo
y mirar hacia el abismo
que se crea: la escarpa
que se abre a nuestro paso,
y la carne en rigurosa
regresión frente al vacío.
Asomarse al filo
de uno mismo, apelar
al misterio de costumbre.
Amar el declive, el escombro
la tendencia. Abrirse
en canal y abandonarse
al juego; al otro; en la caída.
LUZ
Tuve una hija que murió pronto;
tanto de hecho,
que no llegó a ver la luz.
De vez en cuando le hablo,
y le pregunto:
del tiempo, del clima, o dónde
dejé tal o cual cosa.
Y Luz, que así se llama,
—ironías del azar—
me responde a su manera:
en silencio. Un silencio firme
que, por instante apenas,
lo ilumina todo.
PARDINAS
Mi madre separaba las lentejas
sobre la mesa de la cocina.
Con calma
y destreza proverbial apartaba
lo malo —por ínfimo que fuese—
de lo bueno. Con gusto,
dejando a un lado el rígido
indumento
de la ciencia, me evisceraría
en cuerpo y alma
fiando el porvenir y sus metástasis
a sus manos
exigentes pero tiernas.