»FRANCISCO ALDANA

Francisco de Aldana nació en 1537 y falleció en 1578. Se lo conoce por ser un importante poeta español del siglo XVI.
Pasó gran parte de su juventud entregado al estudio de las lenguas clásicas y aprendiendo de los autores más renombrados del clasicismo. En ese período, comenzó a escribir poesía y consiguió una gran repercusión por su calidad poética; se lo considera un indiscutible impulsor del neoplatonismo en la lírica de España. También formó parte del ejército, aunque no le gustaba dicho oficio.
Francisco de Quevedo sentía una gran admiración por Aldana, llamándolo con toda clase de adjetivos idealistas. A su vez, Miguel de Cervantes lo declaró un poeta inigualable, ubicándolo a la altura de Boscán y Garcilaso. Posteriormente, muchos poetas de la Generación del 27 también lo elogiaron; sobre todo Luis Cernuda, que dedicó muchos años de su vida a estudiar sus composiciones.
Su obra se editó en dos partes y se halla comprendida en su mayoría por sonetos. A través de su lectura podemos encontrar a un artista que se siente a disgusto con la vida militar y expresa su deseo de cambiar rotundamente de vida.
Reconocimiento de las vanidades del mundoEn fin, en fin, tras tanto andar muriendo, tras tanto acá y allá, yendo y viniendo hallo, en fin, que ser muerto en la memoria y en un rincón vivir con la vitoria |
Otro aquíOtro aquí no se ve que frente a frente Este es el dulce son que acá se siente: El gusto envuelto va tras corrompida hueso en astilla, en él carne molida, |
El ímpetu cruel de mi destinoEl ímpetu cruel de mi destino ¡Oh, si tras tanto mal grave y contino, Iríame por el cielo en compañía ¡Oh, qué montón de cosas le diría, |
Pocos tercetos escritos a un amigoMientras estáis allá con tierno celo, sayo de hierro acá yo estoy vistiendo, Mientras andáis allá lascivamente yo de honroso sudor cubro mi cara Mientras que a cada cual con su desiño yo voy acá y allá, puestos los ojos Mientras andáis allá con la memoria yo voy aca de furia combatido, Mientras cual nuevo sol por la mañana yo voy sobre un jinete acá saltando Mientras andáis allá metido todo yo reconozco el sitio y la trinchea |
Mil veces calloMil veces callo, que romper deseo Anda cual velocísimo correo No halla la memoria o la esperanza Cuanto en mí hallo es maldición que alcanza, |
Reconocimiento de la vanidad del mundoEn fin, en fin, tras tanto andar muriendo, tras tanto acá y allá yendo y viniendo, hallo, en fin, que ser muerto en la memoria y en un rincón vivir con la vitoria |
De sus hermosos ojos, dulcementeDe sus hermosos ojos, dulcemente, En brazos de Damón, con baja frente, ‘¡Oh pecho duro, oh alma dura y llena Y él, soltando de llanto amarga vena,
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Mil veces digo, entre los brazosMil veces digo, entre los brazos puesto Yo lo quiero jurar, y ella de presto, Hágole blanda fuerza por soltarme, Con esto, de tal fuerza a encadenarme |
Al rey don Felipe, nuestro señorDesde la eternidad, antes que el cielo Y así como esparció con tanto celo Ha seis mil años casi que camina ¡Oh cómo en ti paró la edad más dina |
Hase movido, dama, una pasiónHase movido, dama, una pasión buscan quien les absuelva esta quistión Ponen estas querellas contra vos: Natura dice, y jura por su oficio, |
A Cosme de Aldana, su hermanoCual sin arrimo vid, cual planta umbrosa cual navecilla en noche tenebrosa cual nube de mil vientos combatida, cual de peso infernal alma afligida, Notas: |
Cuál nunca osó mortal tan alto el vuelo¿Cuál nunca osó mortal tan alto el vuelo cuanto el que pudo en este bajo suelo, Bien lo sé yo, que Amor, viéndome puesto de sus ligeras alas diome presto |
Otro aquí no se ve que, frente a frenteOtro aquí no se ve que, frente a frente, Este es el dulce son que acá se siente: El gusto envuelto va tras corrompida hueso en astilla, en él carne molida, |
Por un bofetón dado a una dama¡Oh, mano convertida en duro hielo, El rubio Dios que nos alumbra el suelo ¡Goza, enviDiosa luz, goza de aquesto! que aún pienso ver, y créeme, luz, muy presto, |
Galanio, tú sabrás que esotro díaGalanio, tú sabrás que esotro día, ¿cuando ?¿quién tal pensó? Flérida mía No desperté, que el respirado aliento la cual, sin su corpóreo impedimento |
Es tanto el bienEs tanto el bien que derramó en mi seno, Mal que este bien causó jamás ajeno Mas paréceme ver que el mortal velo, sea, pues, así: que el cuerpo acá en el suelo |
El ímpetu cruel de mi destinoEl ímpetu cruel de mi destino, ¡Oh, si tras tanto mal grave y contino, Iríame por el cielo en compañía ¡oh, qué montón de cosas le diría! |
Ya te vas Tirsis«¿Ya te vas, Tirsis?» «Ya me voy, luz mía. «¡Ay, muerte!» «¡Ay, Galatea, qué mortal ida!» «Luego ¿en saliendo el sol?» «Saliendo el día.» «¿Te vas sin dilatar?» «Me voy sin vida.» «¿Quién tal podrá creer?» «No hay quien tal crea.» «¡Oh, muerte!» «Acabaré yo mis enojos.» «Tirsis, adiós.» «Adiós, mi Galatea.» «Tirsis, adiós.» «Adiós, luz de mis ojos.» |
Mil veces callo que romper deseoMil veces callo que romper deseo Anda cual velocísimo correo No halla la memoria o la esperanza cuanto en mí hallo es maldición que alcanza, |
Otro aquí no se ve que frente a frenteOtro aquí no se ve que, frente a frente, Este es el dulce son que acá se siente: El gusto envuelto va tras corrompida hueso en astilla, en él carne molida, |