»GUTIERRE DE CETINA

Gutierre de Cetina fue un poeta de origen español y representante del Siglo de Oro, nacido en Sevilla en el año 1520 y fallecido en México en 1557. Perteneció a la nobleza, lo cual le permitió disfrutar de la soltura económica típica de dicho status social, pero también acarreó las obligaciones que suelen acompañarlo, como las actividades militares. Firmando como Vandalio, escribió un cancionero dedicado a una mujer cuya belleza lo cautivaba, en el que figura un madrigal que ha trascendido espacio y tiempo, el cual hace alusión a sus ojos claros y serenos. Y fue el amor quien le quitó la vida años más tarde en México, cuando un hombre que posaba su mirada en la misma doncella que él lo hirió fatalmente.
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AL MONTE DONDE FUE CARTAGOExcelso monte do el romano estrago desierta playa, que apacible lago arcos, anfiteatros, baños, templo, gran remedio a mi mal es vuestro ejemplo: |
Entre armas, guerra, fuego, ira y furoresEntre armas, guerra, fuego, ira y furores, Miro el cielo, los árboles, las flores, Digo llorando: «¡Oh dulce primavera, Mas temo que mi fin mi suerte fiera OJOS CLAROS, SERENOSOjos claros, serenos, |
¿Qué aprovecha, señor, andar buscando¿Qué aprovecha, señor, andar buscando ¿qué aprovecha, señor, ir remontando si va siempre tras vos vuestro cuidado, si traéis el pensar tan regalado PONZOÑA QUE SE BEBE POR LOS OJOSPonzoña que se bebe por los ojos, bellas flores mezcladas con abrojos, esperanzas inciertas, engañosas, inútiles riquezas trabajosas, |
Horas alegres que pasáis volandoHoras alegres que pasáis volando importuno reloj, que apresurando gallo que mi pesar has denunciado; si en vos cabe dolor de mi cuidado, |
Amor m’impenna l’ale, e tanto in altoAmor mueve mis alas, y tan alto Temo tal vez mientra mi vuelo exalto, Que si otro puso al mar perpetuo nombre de mí dirán: «Aquí fue muerto un hombre |
YO DIRÍA DE VOS TAN ALTAMENTE(A doña María de Mendoza) Yo diría de vos tan altamente |
¡AY, QUÉ CONTRASTE FIERO…!¡Ay, qué contraste fiero, Ninguno dellos osa: Ella dice confusa Al corazón no agrada La razón sierva siento, La sangre corre fría |
NO MIRÉIS MÁSNo miréis más, señora, Huid, dama, la prueba El triste caso os mueva |
CUBRIR LOS BELLOS OJOSCubrir los bellos ojos Pero de tal cautela Así que aunque pensastes |
SONETOS1 “Recibe, ¡oh caro padre!, este cansado Haz, padre, que estos árboles que oyendo ‘Aquí yace un pastor que amó viviendo; |
Sobre la cubierta de un libro donde iban escriptas algunas cosas pastorilesEsta guirnalda de silvestres flores, a los cuales, si Amor en sus amores Que si algún tiempo con más docta mano espero, y mi esperar no será en vano, |
3 Y como que presente la tenía, ‘Dórida, si mirando esta figura Si así puedes ver tu hermosura, |
4 Ojos, cuya beldad entre mortales Tenía, antes de os ver, por atrevidos, Mas hora viendo en vos tantos primores, |
5 así a mi árbol do se note o escriba Ni menos se deshace el hielo mío, Así decía Dórida en el río |
6 ruega al numen celeste que la mano Si alcanzo de los dos tanta ventura, Y cuando lo contrario el hado quiera, |
7 ¡Al lobo, al lobo, canes, que os espero, Ya lo veo y lo alcanzo, ya lo tomo; Así decía Vandalio, y no sé cómo |
8 Pues vano desear, loca porfía, Y si tu crüeldad contenta fuese, no en letras de metal, mas de diamante, |
9 Cuando movido Amor de un nuevo celo, En tanto, el corazón que contemplaba Y el alma, que mirando se sentía, |
10 El corazón que te ama y que te adora, ¿Fue jamás de Amarílida tratado Pues sin mudarme yo, ¿quién me ha mudado? |
11 ¿Dó me llevas, Amor? Si aquí me enciendo, ¿Fue más ventura el Betis, por ventura, Si falta en Amarílida mesura, |
12 En un olmo Vandalio escribió un día, “Tanto crezcas, ¡oh bella planta mía!, Crezcan a par del olmo en su grandeza porque los que vendrán sepan que un hombre |
13 en un valle hermoso a do la extraña cerca de do perdió el francés famoso después la crió el Tajo, y de invidioso |
14 ‘¡Ah, dichosa Amarílida!, fortuna Tú sola vivirás leda y contenta, Endimión, que oyendo esto se afrenta, |
15 el fiero ardor que hora me abrasa intenso mi vivir sea enojoso y trabajado, si viviendo no espero ya ver cosa |
16 todo cuanto favor, cuanto contento ‘Señor -dijo al fin- si el sacrificio sólo te pido, en premio del servicio, |
17 pensando en el morir, si se detiene, tal el triste Vandalio en la estrecheza, ‘Poca seguridad, menos firmeza, |
18 Una avecilla que caído había Mirando el mal ajeno estaba atento, ‘¡Mirad -dijo el pastor- que ha hecho el cielo |
19 Vandalio; y el Amor, fiero tirano, En tanto, el caro fruto deseado cuando con un sospiro apasionado |
20 entre aquel bien que un amador alcanza Vandalio, enamorado y temeroso, cuando dijo: ‘¡Dolor fiero, rabioso!, |