VIDAS PARARELAS [Mi poema]
Lil Milagro Ramírez [Poeta sugerido]
Lil Milagro Ramírez [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
Es recuerdo de un día que suena muy lejano, Eran tiempos revueltos productos de una guerra Nuestro campo de fútbol inmenso eran las eras De aquellos viejos tiempos en pié los dos quedamos |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Lil Milagro Ramírez
ESTE PAÍS PEQUEÑO
Este país pequeño
al que yo tanto quiero
se ha logrado meter todo entero
en mi imaginación;
no sé cómo explicarlo,
a veces en las noches
me despierta la urgencia de pensarlo
desde sus mínimas fronteras hasta el mar,
cuando lejos he dicho
“él mide 21000 Kms cuadrados”
No será tan fácil —me responden— quererlo
Es tan pequeño
Y yo siento quererlo más.
En él, así de mínimo,
yo quiero al universo
de él hacia el mundo me proyecto,
me interesa su forma de vivir,
sus estudiantes,
su juventud obrera,
sus campesinos, sus cosechas
y hasta sus pocas diversiones populares
el cine y el fut-bol
me son interesantes por ser suyas.
Mi pequeño país me necesita
y eso me hace feliz
mi pequeño país
ha decidido que yo ,luche por él
y eso me vuelve grande,
mi pequeño país
quiere que yo levante sus estatua
y eso me compromete
me aprisiona con una dulce esclavitud
Me preocupa su gente
sus edificios siempre amenazados
por un temblor de tierra,
a mí me causa una ternura
su pequeñez geográfica
que ha provocado risas muchas veces
Mi pequeño país me ha preguntado
si yo quiero
ser una gota de agua fresca
sobre su sed de libertad
y yo he sentido en mis mejillas
el rubor de una novia a quien su amado
le ha pedido una entrega,
y desde entonces
mi pequeño país y yo
nos hemos comenzado a enamorar,
como un amante loco
me transmite su amor,
¿cómo no lo he de amar?
yo lo he tomado de la mano
y alegres, muy alegres
los dos nos hemos puesto a caminar.
Diciembre 6 de 1970
Aquí me encuentro
Aquí me encuentro
testigo de mi misma
quedaron atrás los años fáciles
las tareas inútiles
Sin embargo
no todo es diferente
me siguen gustando los amaneceres
y esta vieja manía de escribir
se ha hecho aún más intensa.
Mi nombre aquel
Mi nombre aquel
no lo pronuncies ni siquiera
en vos baja
espera
ya volveré a ser yo
cuando la muerte o cuando
el triunfo.
Despertar
Yo era mansa y pacífica
Era una flor,
Pero la mansedumbre no es un muro
Que cubre la miseria.
Y vi las injusticias
Y ante los ojos asombrados,
Estallaron las huelgas y las rebeldías
Del hombre proletario.
Y en vez de absurdas lástimas,
De hipocres.as compasivas,
Brotá mi indignación
Y me sentí fraternalmente unida
a mis hermanos,
Y toda huelga me dolía,
Y cada grito me golpeaba
No solo en la cabeza o los oídos
Sino en el corazón.
Cayó mi blanca mansedumbre,
Muerta a los pies del hambre,
Me desnudé llorando de sus velas
Y un Nuevo traje me ciñé las carnes.
Primavera de lucha son ahora
mis brazos,
Mi enrojecida sangre es de protesta,
Mi cuerpo es verde olivo
Y un incendiario fuego me consume
Éy sin embargo,
sigo siendo como antes,
amante de la paz,
quiero luchar por ella
desesperadamente,
porque desde el principio
yo soñé con la paz.
Sembraremos
Sembraremos
a golpes si es preciso,
araremos la tierra siempre fértil
y en el profundo surco abierto,
lanzaremos semillas,
sembraremos
Lucharemos
hasta que el hombre se ilumine de sonrisas,
hasta que sea su destino
el esperado encuentro con la paz,
lucharemos
hasta que el hombre nazca,
y,
entonces
construiremos
para que el hombre viva,
para que el hombre dé a sus hijos
toda la herencia de la tierra…
desde lo más profundo
vendrá la arcilla
y construiremos.
En la desesperanza
En la desesperanza
prepare el hombre el surco del mañana.
Vuelen banderas y palomas
desde la más pequeña casa
desde el más duro corazón.
Reparte guerrillero la semilla
que la siembra será.
Esa escuela compañera de fatigas de la infancia, ahora sin aquel bullicio sigue impertérrita tratando de ocultar las arrugas consecuencias del paso del tiempo.
Recuerdo infantil
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.