»LUIS CERNUDA

Luis Cernuda Bidou (Sevilla, 21 de septiembre de 1902 – Ciudad de México, 5 de noviembre de 1963) fue uno de los escritores más destacados de la llamada Generación del 27. La obra de Luis Cernuda se enmarca dentro del llamado neorromanticismo, «pues la sensibilidad, melancolía y dolor que destila su poesía se halla siempre dentro de unos límites de serena contención».
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Diré cómo nacisteDiré cómo nacisteis, placeres prohibidos, Corazas infranqueables, lanzas o puñales, No importa la pureza, los dones que un destino Placeres prohibidos, planetas terrenales, Soledades altivas, coronas derribadas, No sabía los límites impuestos, Extender entonces una mano Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, Abajo, estatuas anónimas, |
He venido para verHe venido para ver semblantes He venido para ver los muros He venido para ver los mares He venido para ver la muerte Por ello quiero saludar sin insistencia Los niñitos de seda tan clara, Adiós, dulces amantes invisibles, DeseoPor el campo tranquilo de septiembre, Si así el alma inconsciente, |
Amando en el tiempoEl tiempo, insinuándose en tu cuerpo, Otros antes que yo vieron un’ día, Pero la vida sólo la aprendemos, Nueva como lo fuese al primer hombre, No es el amor quien muere… No es el amor quien muere, Inocencia primera Sólo vive quien mira Fantasmas de la pena, Por allá van y gimen, No, no es el amor quien muere. |
Donde habite el olvido…Donde habite el olvido, Donde mi nombre deje En esa gran región donde el amor, ángel terrible, Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Donde penas y dichas no sean más que nombres, Allá, allá lejos;
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Contigo¿Mi tierra? ¿Mi gente? El destierro y la muerte ¿Y mi vida? El viento y el almaCon tal vehemencia el viento Solo en tu cama le escuchas Mas no es él quien en desvelo |
Eras, instante, tan claro…Eras, instante, tan claro. Siento huir bajo el otoño La llama tuerce su hastío, Cuán lejano todo. Muertas Bajo tormentas la playa |
Adolescente fui en días idénticos a nubes…Adolescente fui en días idénticos a nubes, Perder placer es triste Ni gozo ni pena; fui niño Cuando la muerte quiera |
Escondido en los muros…Escondido en los muros |
Las islasRecuerdo que tocamos puerto tras larga travesía, Con el pecho desnudo iba, distraído Desanudada la faja en la cintura, La humedad de la piel pronto se disipaba Seguí, por parajes nunca vistos, Era un barrio tranquilo. Mis párpados pesaban Como si de mi anhelo fuese proyección, respuesta La sala estaba oscura (ya caía la tarde). Las pensé referidas a un camarada, Mis manos en sus pechos, su cintura La oscuridad llenó la sala toda Mucho tiempo ha pasado. No aceptara Cuando el recuerdo así vuelve sobre sus huellas |
Limbo(A Octavio Paz) La plaza sola (gris el aire, Los espinosVerdor nuevo los espinos Cuántos cielos florecidos Antes que la sombra caiga, |
Los fantasmas del deseoYo no te conocía, tierra; Bien sé ahora que tú eres El amor no tiene esta o aquella forma, Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantes Como la arena, tierra, Tierra, tierra y deseo. |
Los marineros son las alas del amor…Los marineros son las alas del amor, La alegría vivaz que vierten en las venas Si un marinero es mar, No decía palabras…No decía palabras, La angustia se abre paso entre los huesos, Un roce al paso, Aunque sólo sea una esperanza, |
No es el amor quien muere…No es el amor quien muere, Inocencia primera Sólo vive quien mira Fantasmas de la pena, Por allá van y gimen, No, no es el amor quien muere. |
No intentemos el amor nuncaAquella noche el mar no tuvo sueño. Con una voz insomne decía cosas vagas, Cantaba tempestades, estruendos desbocados Su voz atravesando luces, lluvia, frío, Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades. Y con sueño de nuevo se volvió lentamente |
Unos cuerpos son como flores…Unos cuerpos son como flores, Pero el hombre se agita en todas direcciones, Yo, que no soy piedra, sino camino |
Yo fui…Yo fui. Busqué lo que pensaba; Como un golpe de viento He sido. |
Tristeza del recuerdoPor las esquinas vagas de los sueños, Agua ha pasado por el río abajo, Hermosa era aquella llama, breve Tal jugador febril ante una carta, ¿Quién dice que se olvida? No hay olvido. Todo tiene su precio. Yo he pagado Tres misterios gozososEl cantar de los pájaros, al alba, Alegre sonriendo a su juguete El poeta, sobre el papel soñando |
Un muchacho andaluzTe hubiera dado el mundo, Eras emanación del mar cercano? Eras el mar aún más Y tus labios, de bisel tan terso, Si el amor fuera un ala. La incierta hora con nubes desgarradas, Expresión amorosa de aquel mismo paraje, Creí en ti, muchachillo. Cuando el amor evidente, Y entonces, |
Todo esto por amorDerriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente, Que derriben también imperios de una noche, Mas este amor cerrado por ver sólo su forma, |
Te quiero…Te quiero. Te lo he dicho con el viento te lo he dicho con el sol, te lo he dicho con las nubes, te lo he dicho con las plantas, te lo he dicho con el agua, te lo he dicho con la alegría, |
Sombras blancasSombras frágiles, blancas, dormidas en la playa, Libremente los besos desde sus labios caen Bajo la noche el mundo silencioso naufraga; Si el hombre pudiera decir lo que ama…Si el hombre pudiera decir lo que ama, Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien Tú justificas mi existencia: |
Remordimiento en traje de nocheUn hombre gris avanza por la calle de niebla; Es el tiempo pasado, y sus alas ahora No estrechéis esa mano. La yedra altivamente Razón de lágrimasLa noche por ser triste carece de fronteras. Acaso los amantes acuchillan estrellas, Más allá se estremecen los abismos La noche, la noche deslumbrante, |
Quisiera saber por qué esta muerte…Quisiera saber por qué esta muerte Aunque sin verme desfiles a mi lado, Yo no te había visto; Tan luminosa, |
Quiero, con afán soñoliento…Quiero, con afán soñoliento, Quiero la muerte entre mis manos, Quiero beber al fin su lejana amargura; Voy a morir de un deseo, Quisiera estar solo en el surQuizá mis lentos ojos no verán más el sur El sur es un desierto que llora mientras canta. En el sur tan distante quiero estar confundido. |
Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman…Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman, Las flores son arena y los niños son hojas, Mas los niños no saben, Los espinosVerdor nuevo los espinos Cuántos cielos florecidos Antes que la sombra caiga, |
PaísTus ojos son de donde Tu deseo es de donde Tu existir es de donde Peregrino¿Volver? Vuelva el que tenga, Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas, Sigue, sigue adelante y no regreses, |
No es el amor quien muere…No es el amor quien muere, Inocencia primera Sólo vive quien mira Fantasmas de la pena, Por allá van y gimen, No, no es el amor quien muere. |
Quiero con afán soñolientoQuiero, con afán soñoliento,
Quiero la muerte entre mis manos,
Quiero beber al fin su lejana amargura;
Voy a morir de un deseo, |
No decía palabras…No decía palabras, La angustia se abre paso entre los huesos, Un roce al paso, Aunque sólo sea una esperanza, |
DIRÉ CÓMO NACISTEISDiré cómo nacisteis, placeres prohibidos, Corazas infranqueables, lanzas o puñales, No importa la pureza, los dones que un destino Placeres prohibidos, planetas terrenales, Soledades altivas, coronas derribadas, No sabía los límites impuestos, Extender entonces una mano Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, Abajo, estatuas anónimas, |
Los marineros son las alas del amor…Los marineros son las alas del amor, La alegría vivaz que vierten en las venas Si un marinero es mar, |
ESTOY CANSADOEstar cansado tiene plumas, Estoy cansado de las casas, Estoy cansado de estar vivo, |
Los fantasmas del deseoYo no te conocía, tierra; Bien sé ahora que tú eres El amor no tiene esta o aquella forma, Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantes Como la arena, tierra, Tierra, tierra y deseo. |
No intentemos el amor nuncaAquella noche el mar no tuvo sueño. Con una voz insomne decía cosas vagas, Cantaba tempestades, estruendos desbocados Su voz atravesando luces, lluvia, frío, Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades. Y con sueño de nuevo se volvió lentamente No quiero, triste espíritu, volver…No quiero, triste espíritu, volver No quiero recordar Aún va conmigo como una luz ajena No, no quisiera volver,
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Orillas del amorComo una vela sobre el mar Sintiendo todavía los pulsos de ese afán, Oscuridad completaNo sé por qué, si la luz entra, No sé por qué he de cantar De mis sueños copiando los colores de nubes, |
A UN POETA MUERTO(F.G.L.) Así como en la roca nunca vemos Leve es la parte de la vida Triste sino nacer La sal de nuestro mundo eras, Si tu ángel acude a la memoria, Aquí la primavera luce ahora. Igual todo prosigue, Pero antes no sabías Para el poeta la muerte es la victoria; Tenga tu sombra paz, Halle tu gran afán enajenado Como leve sonido: Como rápida caricia: Como fugaz deseo: Como esta vida que no es mía Como todo aquello que de cerca o de lejos Como una vela sobre el mar Sintiendo todavía los pulsos de ese afán, |
CÓMO LLENARTE, SOLEDAD
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma…
De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.
Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.
Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aun cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.