AL CUBO LA BASURA [Mi poema] Rossalinna Benjamin [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
El día en que me muera habréis de echarme Lo mismo que si fuera un pordiosero No quiero que me muestren sus respetos Mas quiero que me entiendan cuanto digo |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Rossalinna Benjamin
(XIV Premio Literario Letras de Ultramar 2018)
Un poema se respeta
El poema siempre debe ser precavido,
y no, esto no es paranoia,
es que ningún poema que se respete puede andar por ahí desarmado,
por más tranquila que se vea la página en la que habita…
nadie sabe qué puede suceder en cualquier momento,
y un poema indefenso
frente a cualquier peligro -por inofensivo que sea
o parezca-,
sería un poema muy estúpido.
El poema nunca debe correr riesgos sin sentido.
El poema debe ser independiente,
libre y autosuficiente,
pero nunca megalómano ni pagado de sí mismo,
un poema que se respete huye de la pedantería,
porque sabe que es una ridiculez.
El poema debe estar seguro de sí,
conocer su valor y respetarlo y defenderlo frente a todo…
frente a todos.
Un poema que se respete debe ser o un completo subversivo,
o serenamente respetuoso.
sin bajar la mirada jamás,
debe hacer las debidas reverencias
y cumplir con las formalidades pertinentes,
pero sin perder su esencia, ni su garbo, ni comprometer su dignidad…
pues no hay nada más impropio y repugnante
que un poema adulador…
aún para aquellos a quien va dirigida su lisonja.
Un poema que se respeta o no dice nada
o sólo insinúa, dejando un poco a la imaginación,
levantando así muchas opiniones diversas, encontradas,
coincidentes, confusas,opuestas,
o dice tanto que lo dice todo
y asì deja a todo el mundo sin palabras.
Textos megalómanos con ínfulas poéticas.
Pseudoensayos
Cuerpo en el tocador
¡Corran, gentiles, hay un cuerpo en el tocador!
En tu fondo frío se ven venir morbosos y asustados
me gozo imaginando mis contusiones
llaga fresca
torrente rojo desde mi cara al lavabo
Atreviéndose viscosamente hacia el otro abismo bajo la puerta.
¡Ah, espejito, espejito! ¿No es hermosa tal rotura?
Craaackkkk sostenido de las bisagras…
Turbada delicia del drama en ciernes
Sadismo atento mi cuello en su ajena curvatura
hacia mis manos que se frotan bajo el chorro tibio.
Espejito, espejito…¿no es hermosa tal tortura?
Una mujer se apiada
me presta su sombra
otra, mas bella aún, me echa unos polvos
un travesti moviendo la cabeza incrédulo
me pone su oscura mascara
resignada coloreo mis labios a mordidas
y levanto la mirada temiendo lo inevitable…
se alejan decepcionados y murmuran en el pasillo:
¡Bah! No hay ningun cuerpo.
Apenas una infeliz retocándose el ser para afrontar la burla
de las sobras de esta existencia puta y su piedad
de pacotilla
¡Qué tontería!
Me aligero.
Mi puño contra tu estampida
escupe a chispazos la única sangre que correrá
por las patéticas venas de esta noche sin rugidos.
En la angustia fractal de tu certeza rota…
Se va ensayando de a poco esta belleza obligada
¡Maldito, espejito!
¿Eso soy, esta grieta?
TENGO EL ALMA HECHA DE PASOS PERDIDOS
Hoy he visto vagar miles de ojos
iguales a mí,
manos y cuerpos como mi vida,
tersas demandas como mi nombre,
muertes parecidas a los agujeros negros
de todos mis días,
y de este día
que ya no me aguarda
Y me abandona una vez más
recluida en el espejo.
Hoy sin quererlo
he presenciado la historia,
he vertido sobre la tarde
caminantes parecidos a mis ansias
cuando tenían lunares mis antojos
y ojos grises subrayados mis memorias…
Tengo el alma hecha de esos pasos perdidos,
de esos círculos de polvo desesperado,
de esas manchas inmensas
en las mejillas de las sombras,
de ese nunca saber hacia dónde…
Me he sentado otra vez
frente al mismo fuego que mi imagen empañada
y he preguntado
¿Por qué hoy todos los vacíos se me parecen?
han crepitado las llamas,
desafiando al silencio
y he visto con desazón
cada hilo de humo que se desvanece
como quien se ve morir
en su hermano siamés,
y he visto a las nubes huir,
más tenues que nunca
como miradas borrosas
iguales a mí.
POEMA AL HOMBRE DE LA CASA
En casa eres el único con permiso para roncar y dormir a pierna suelta
hasta la hora que quieras
tu cuarto es el único con cerradura y derecho a cerrarse
Mujeres que han hecho el juramento de lealtad y culto a Cover Girl te desarrugan las noches
y enredan las suyas en tus sábanas, que después me toca a mí volver decentes
Puedes levantar la voz a decibeles sobrehumanos, poner mala cara
y maldecir como un marinero ebrio
Mis amigos te temen y mis amigas también…
y mientras yo espero confiada la magia de photoshop,
un sapo azul que le simpatice a mis padres
tanto como para devolverme el principado que perdí con mi primera menstruación…
mientras los que hacen gritar la moda se olvidan de mi tipo,
el acné y la celulitis se ensañan conmigo
y yo ruego piedad a los espejos: Tú eyaculas.
Disfraz de una mujer sin miedo
Me encontré a mordidas con la noche.
Paladeando los jirones que mis dientes le arrancaron no sentí nada.
Ni culpa, ni asco, ni miedo.
La había retado a duelo y vino puntualmente,
armada de su más espesa cabellera,
y yo apenas con el mismo tedio que ha bebido hasta el dolor todas mis ganas.
Entonces mi muerte, con su natural falta de tacto, cayó
desde sus propios hombros, desnucándose,
justo al lado de mi bostezo más reciente.
Y me quedé sola a las claras… hastiadamente sola,
sin temores.
Y ahora me pregunto,
¿Qué diablos es una mujer sin miedo?
¿A dónde puede ir sin ese estúpido fantasma metiéndole prisa hasta los huesos?
No me queda más remedio que quedarme.
Atrapada en mi contorno quedarme,
tragarme, con el café ya frío, la porción de nada que me toca,
y el octavo analgésico de este absurdo día que he metido a la fuerza
en el resentimiento del reloj,
y que ahora fluye por mi rabia su densa somnolencia.
Y me excuso y finjo (como casi todas las demás) estar esperando o estar desesperada.
Y soy un poco menos yo y me resigno
a esta máscara vacía
que se calza unas mentiras razonables y sale a probarse frente al mundo disfrazada de mujer,
perseguida
por temores sin sentido, que se engañan también con su falsa vestidura.
Así logro descubrir en la fuga otro eco del deseo,
de la carne que se hiere con el filoso resplandor de la belleza
en la puerta de cualquier baño para damas.
No puedo hacer más que negarle la sonrisa
y bajando la cabeza ignorarla,
pasar corriendo a su lado sin disculpas,
hasta el cristal más cercano a tratar de creerme.
Y luego olvidar esa belleza inoportuna y perderme,
perderme en mi disfraz de asustadiza…
simplemente perderme en la pantalla blanca,
y escribir para mí esta mentira rota.