¡Cómo volaba el pensamiento mío!... Fue un dulce anochecer. Se adivinaba por su rumor, bajo la peña, el río, y la mano del viento preludiaba un aria triste en el pinar sombrío.
La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde me ha arrojado la mar en su ola de salmuera. La tierra a la que vine no tiene primavera: tiene su noche larga que cual madre me esconde.
Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por do m’han traído, hallo, según por do anduve perdido, que a mayor mal pudiera haber llegado;
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos." El viento de la noche gira en el cielo y canta.
En el silencio estrellado la Luna daba a la rosa y el aroma de la noche le henchía -sedienta boca- el paladar del espíritu, que adurmiendo su congoja.....