QUE YO QUIERO SER YO

No quiero y no comprendo que la gente
haciendo dejación de su albedrío
sumisas cual las aguas van al río,
se preste a que les lleve la corriente.

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DOS AUSENTES

Amanece temprano. La resaca
de una noche de farra aún se aprecia.
La llovizna ha mojado allí tan flaca
la calle que al bullicio menosprecia.

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DE NOCHE ME DESPIERTO

De noche me despierto dos, tres veces,
de día no me canso de dormir,
de pronto cuando pienso en escribir
-la vida siempre da lo que mereces-,
me duermo pues no puedo resistir.

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BRINDIS POR MADRID Y BARCELONA

Desconozco lo que sabe la Carmena
que ha llegado a la alcaldía por chiripa,
asemeja a una reinona en su colmena
con obreras que son guais, y algún guripa.

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HOMENAJE AL HOMBRE BUENO

Yo aquí hago un homenaje a aquellos hombres
que son piedra y son fuente y son retablo,
gentes que, yo sé muy bien de lo que hablo,
el bien vienen a hacer, no pongo nombres.

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A ESE MOLINO VIEJO

A ese molino hundido que hoy no muele,
sin agua y con su piedra ya dormida,
que aún suspira al pensar en la partida
de su alma y de su espíritu, y le duele.

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CUANDO PASEN LOS AÑOS

Cuando pasen los años, casi todos
habrán un libro escrito
contando sus historias, sus andanzas,
sus retos, sus vivencias y sus chanzas.
Y habrán más escritores que beodos.

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RESENTIMIENTO

Hace un viento que pela. La maleza
sembrando al alma va resentimiento
cual aullido que aupado va en el viento
y espolea al jamelgo con fiereza.

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EL MÉDICO ME DICE QUE SOY VIEJO

El médico me dice que soy viejo,
mejor será ignorar lo que me pasa,
que a mi lo de operarme suena a guasa,
no estoy para esos trotes, su consejo.

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MÁS MALO QUE LA SARNA 

Más malo que la sarna, se decía,
de un niño que, travieso, era muy malo,
de un cojo, que su pata era de palo,
de un sordo, que era tonto y lo sabía.

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EL SEÑOR QUE HIZO LA VIDA

Hoy he visto al señor que hizo la vida
escondido debajo de un sombrero,
que lo he visto al cruzarse en mi sendero
me ha indicado no sigas, no hay salida,
y ha logrado aumentar mi desespero.

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¿QUÉ ES EL PARLAMiENTO?

Quisiera hoy preguntarte si conoces
lo que es el Parlamento.
Si acaso no lo sabes te lo cuento,
un sitio en que se escuchan muchas voces
y hay gentes que protestan dando coces
mas nunca escucharás ningún lo siento.

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MUCHACHA LINDA DE LOS OJOS TRISTES

Eres bella cual son las margaritas
cuando mustias se inclinan a mi paso,
yo les digo al azar cosas bonitas
ni miran, ni sonríen, ni hacen caso.

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ALEPO, UNA FLOR

Alepo. Cuando termine la guerra,
cuando acabe esta guerra, ¡qué osadía!,
se acabará ya al fin tu vida perra,
te cogeré en mis brazos y te haré mía
si es que brazos me quedan todavía
pues no hubieran quedado bajo tierra.

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QUIERO ESCRIBIR SENCILLO

Quiero escribir sencillo, que se entienda,
con palabras en grandes caracteres,
y hablar de dios, del hombre, las mujeres,
del soldado que inicia una contienda,
de las penas, del miedo y los quereres.

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UNA MAÑANA DE NOVIEMBRE

Era una mañana de noviembre silenciosa y fría,
al sol del oriente abrí mi ventana,
el viento traía
perfume de rosa temprana,
-salvia, espliego, mejorana-
en soplos de melancolía.

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LA PALABRA JUSTA

Yo amo a mi tierra igual que el bien nacido
le mima a su camino al que agradece,
a esa planta estimula cuando crece,
ase al pecho del ser que le ha parido
y ensalza cuando mece.

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SI DIOS YO HUBIERA SIDO

Si Dios yo hubiera sido habría hecho
un mundo en que los niños no crecieran
blindando la inocencia por derecho,
y a aquellos que aceptarlo no quisieran
por culpa de un agravio o de un despecho
sin ver de ser adultos se murieran.

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UN VERSO INAPETENTE

Quiero escribir un verso inapetente
que no le guste hablar
del cielo, de la luna ni del mar,
del resto de la gente;
que sea inconsistente
y no incluya el amor en sus palabras,
la duda, la riqueza y la pobreza,...

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Mi poema: POEMA DEL RENUNCIO
Mi poeta aquí sugerido: Aquiles Nazoa

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MI POEMA… de medio pelo

 

Renuncio a vivir más y aquí lo anuncio,
y renuncio a la vida aunque me duela,
a lucir en mi ojal la escarapela
y a todo lo que soy, yo aquí renuncio.

Renuncio a lo que un día hubiera sido
o lo que quise ser y no he logrado,
a dios, la penitencia y al pecado,
lo mucho deseé y no he conseguido.

Renuncio hasta al consuelo, la esperanza,
y hasta a hacer de la vida un santuario,
las loas y oropeles, calendario,
dejo a un lado al amor en esta danza.

Y lo hago en son de paz serenamente
cual vela que el pabilo se ha apagado,
el pez que en su líquido se ha ahogado,
que pena el recorrido el penitente.

Y amén de claudicar también denuncio
que no supe hacer uso de la espuela,
ni siquiera labrarme con la azuela
maldiciendo, ni sé lo que pronuncio.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Aquiles Nazoa

Aquiles Nazoa

Fatalismo

Ruperta, la muchacha que en el Llano
fue durante algún tiempo novia mía,
y que a la capital se vino un día
presa de un paludismo soberano,

ya es una girl de tipo americano
que sabe inglés y mecanografía
y que marcharse a Nueva York ansía
porque detesta lo venezolano.

Como esos que en el cine gritan: —Juupi!,
tiene un novio Ruperta, y éste en «Rupy»
le transformó su nombre de llanera…

Y es que en mi patria —raro fatalismo—
lo que destruir no pudo el paludismo
lo corrompió la plaga petrolera.

El sarampión de la princesa

A Elizabeth, princesa de Inglaterra,
como a cualquier negrita de esta tierra,
le ha dado el sarampión,
enfermedad tenida por plebeya
y que, por eso mismo, al darle a ella,
rompió la tradición.
Por muy cierto hasta ahora se tenía
– bastante nos lo han dicho en poesía –
que las princesas son,
dada su sangre azul, del todo inmunes
a esos males caseros y comunes
que atacan al montón.
Cuentos nos han contado, por quintales,
de princesas enfermas, cuyos males
son siempre de postín:
algún hechizamiento, algún letargo
o esas ganas de echarse largo a largo,
que llaman el “esplín”.
Y si hubo un caso grave fue el de aquella
princesita tan floja como bella
que veinte años durmió,
hasta que vino un príncipe en su jaca,
la despertó moviéndole la hamaca
y le dijo: – les go…
¡Ah crudeza del mundo! Así es la cosa:
Elizabeth está sarampiosa
como cualquier mortal.
Y su rostro, a la luna parecido,
por causa de las ronchas ha sufrido
un eclipse total.
Así pues, los discípulos de Apolo
que han visto a las princesas sufrir sólo
males del corazón,
se llevarían una gran sorpresa
si llegaran a ver a esta princesa
¡con esa picazón!

Amor, cuando yo muera…

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,
ni llores sacudiéndote como quien estornuda,
ni sufras “pataletas” que al vecindario alarmen,
ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.

No te sientes al lado de mi cajón mortuorio
usando a tus cuñadas como reclinatorio;
y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame,
no te le abras de brazos en actitud de ¡bésame!

Hazte, amada, la sorda cuando algún güelefrito
dictamine, observándome, que he quedado igualito.
Y hazte la que no oye ni comprende ni mira
cuando alguno comente que parece mentira.

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda:
Yo quiero ser un muerto como los de Neruda;
y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores:
¡Eso es para los muertos estilo Julio Florez!

No se te ocurra, amada, formar la gran «llorona»
cada vez que te anuncien que llegó una corona;
pero tampoco vayas a salir de indiscreta
a curiosear el nombre que tene la tarjeta.

No grites, amada, que te lleve conmigo
y que sin mí te quedas como en «Tomo y obligo»,
ni vayas a ponerte, con la voz desgarrada,
a divulgar detalles de mi vida privada.

Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas;
no copies sus estilos, no repitas sus modas:
Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto,
¡sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!

Pequeño Canto al Burro:

«¡Oh burro, noble hermano!,
permíteme ahora que me aburro
buscando un tema en vano,
a modo de susurro
te dedique un pequeño Canto al Burro.

Feliz tú que, callado,
Miras cómo la vida se desliza,
Y si el arriero airado
Unos palos te atiza,
Soportas en silencio tu paliza.

Para más de un idiota
Tu nombre constituye un serio agravio
Y casi nadie nota
Que pese a tal resabio,
Más vale burro bueno que mal sabio.

Tú no haces el ridículo:
Si por buscarte pleito a alguien le da,
Tú en lugar de un artículo
Que nadie leerá
Le sueltas dos patadas y ya está.

Ahí vuelves del trabajo,
Cansado, soñoliento, medio cojo,
Y ahora, cabizbajo,
Vas sin ningún enojo
A buscar tu poquito de malojo.

Yo desde aquí te miro,
Mientras en pos de un tema a ti recurro,
Y desde mi retiro
Me digo en susurro:
¡Quién fuera como tú, querido burro!

Mi próximo poema
Para ti, será mucho más bonito:
Por hoy, por darme el tema
Para el presente escrito,
¡mil gracias, queridísimo burrito!»

Trina

Todo està en calma, la noche se ilumina
con una luna de marfìl y oro
las ranas y los grillos forman coro
el aire huele a tierra de pimpina.

Al piè de una ventana, en una esquina
hay un muchacho, cuyo nombre ignoro
hablando con su novia mas que un loro
la muchacha en cuestiòn, se llama Trina.

¿Te acuerdas Trina?, le pregunta el mozo
¿que me ofrecistes un beso bien sabroso
si conseguìa un trabajo con buen sueldo? …

…y la joven, esquiva como un gato,
se le queda mirando largo rato
y al final le responde: «No me acueldo»

Exaltación del perro callejero:

«Ruin perro callejero,
Perro municipal, perro sin amo,
Que al sol o al aguacero
Transitas como un gamo
Trocado por la sarna en cachicamo.

Admiro tu entereza
De perro orgulloso que no cambia su destino
De modesta pobreza
Por el perro fino,
Casero, impersonal y femenino.

Cuya vida sin gloria
Ni desgracia, transcurre entre la holgura,
Ignorando la euforia
Que encierra la aventura
De hallar de pronto un hueso en la basura.

Que si bien se mantiene
Igual que un viejo lord de noble cuna,
Siempre gordo, no tiene
Como tú la fortuna
De dialogar de noche con la luna.

Mientras a él las mujeres
Le ponen cintas, límpianle los mocos,
Tú, vagabundo, eres
-privilegio de pocos-
amigo de los niños y los locos.

Y en tanto él divierte
-Estúpido bufón- a las visitas,
a ti da gusto verte
con qué gracia ejercitas
tus dotes de Don Juan con las perritas…

Can corriente y maloliente,
Nombre nadie te dio, ni eres de casta;
Mas tú seguramente
Dirás iconoclasta:
-Soy simplemente perro, y eso basta.

La ciudadana escena
Cruzas tras tu dietético recurso,
Libre de la cadena
Del perro de concurso
Que ladra como haciendo algún discurso.

Y aunque venga un tranvía,
Qué diablos, tú atraviesas la calzada
Con la filosofía
Riente y desenfrenada
Del que a todo perder, no pierde nada.»

CREDO

Creo en Pablo Picasso, Todopoderoso, Creador del Cielo de la Tierra;
creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones,
que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo,
pero que cada día resucita en el corazón de los hombres,
creo en el amor y en el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable,
creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa,
creo en la cualidad aérea del ser humano,
configurada en el recuerdo de Isadora Duncan abatiéndose
como una purísima paloma herida bajo el cielo del mediterráneo;
creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente
debajo de la almohada de mi niñez;
creo en la fábula de Orfeo, creo en el sortilegio de la música,
yo que en las horas de mi angustia vi al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante de la dulce Eurídice del infierno de mi alma,
creo en Rainer María Rilke héroe de la lucha del hombre por la belleza,
que sacrificó su vida por el acto de cortar una rosa para una mujer,
creo en las flores que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia,
creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar;
creo en un barco esbelto y distantísimo
que salió hace un siglo al encuentro de la aurora;
su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles,
unto a sus sienes un resplandor de estrellas,
creo en el perro de Ulises,
en el gato risueño de Alicia en el país de las maravillas,
en el loro de Robinson Crusoe,
creo en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta,
el beralfiro el caballo de Rolando,
y en las abejas que laboran en su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero,
creo en la amistad como el invento más bello del hombre,
creo en los poderes creadores del pueblo,
creo en la poesía y en fin,
creo en mí mismo, puesto que sé que alguien me ama.

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