»JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
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Breve Biografía de Juan Ramón Jiménez ¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar? haz click en el botón de la izquierda! Juan Ramón Jiménez es uno de los poetas más increíbles de la Generación del 27; ésa que ha ofrecido decenas de distinguidos nombres a la poesía española y que, junto a la Edad Dorada de la literatura de este país, es sin duda uno de los períodos con la mejor calidad literaria hasta ahora conocida. Nació en Moguer, un pueblo de la provincia de Huelva (España). Se leo considera un incuestionable maestro de la lírica de principios del siglo XX; autores como Federico García Lorca o Alejandra Pizarnik, lo consideraron primordial para su obra. OTOÑO Esparce octubre, al blando movimiento Qué noble paz en este alejamiento ¡Encantamiento de oro! Cárcel pura, En una decadencia de hermosura, Una muestra de sus poemas Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; Todas las tardes el cielo será azul y plácido; Se morirán aquellos que me amaron; Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol Iba tocando mi flauta El campo cristaleaba Notas van y notas vienen, y a mi alrededor volaba, La ladera era de miel, allá donde el claro arroyo Mi flauta con sol lloraba ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! ¡Qué tristeza de olor de jazmín! El verano En los balcones, a las altas horas, siguen La penumbra reluce de suspiros; el mundo ¡Qué tristeza de olor de jazmín! Los pianos Estoy triste, y mis ojos no lloran ¿Para qué he de soñar en amores Han sonado las horas dormidas; Al cerrar mi ventana a la sombra, Soñaré con mi infancia: es la hora y al vibrar la amorosa campana Es la esquila; ha sonado. La esquila ¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores, Y mis lágrimas corren… No vienen… ¡Qué miedo el azul del cielo! Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua. Entre dos melodías la columna de plata. Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja. A G. Martínez Sierra Aun soñaba en las dulzuras de esta tarde. Esta tarde han florecido En la nada flotó un algo de profundas transparencias Aun soñaba en las dulzuras de esta tarde. He entreabierto mi balcón: He sentido que la vida se ha apagado Sólo turba la quietud solemne y honda ¿A quién cuento mis pesares? Por los árboles henchidos de negruras Ya la luna amarillenta Va cayendo la noche: La bruma Cantan. Cantan. Ha llovido. Aún las ramas Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; Todas las tardes el cielo será azul y plácido; Se morirán aquellos que me amaron; Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol En el recuerdo estás tal como estabas. Entre aquellos geranios, bajo aquel limón, El sol, el azul, el oro eran, Y hoy, así, sin yo saber por qué, Soy este Te dehojé, como una rosa, La tarde será un sueño de colores… Tu cuerpo, ya sin mis amantes huellas, ¡Sí, tú, tú misma…! irás por los caminos Y mirarás, en pálido embeleso, ¡Agua, beso que no dejó una gota ¡Te sentirás, tal vez, dulce, transida, Al fin nos hallaremos. Las temblorosas manos Las ramas de los sauces mojados y amarillos Mi brazo rodeará tu mimosa cintura, (Llueve, llueve dulcemente…) … El agua lava la yedra; Esté el horizonte triste; Mi frente cae en mi mano ¡Tarde, llueve; tarde, llora; ¡Qué tranquilidad violeta, La dulce brisa del río, A caballo va el poeta… Y el corazón se le pierde, A caballo va el poeta… Se esté la orilla dorando… ¡Qué tranquilidad violeta, Llueve sobre el río… El agua estremese Mi barca parece Llueve sobre el río… VI La avenida abre su sueño Hay carícias como rosas Es un pecado discreto, carne que nunca podrá en la mañana galante ¡Fondos de oro, con albores Pero el cielo gris ha puesto Todas la rosas blancas de la luna caían, ¡Oh su sexo con luna! ¡Esencia indefinible Era el enervamiento del dolor … Y cual una Como el cansancio se abandona al sueño Y no acababa…..¡Y tú te desasiste, ¿Por qué huiste de mi? ¡Ay quién supiera ¿Adonde te llevaste, negro viento, ¿En qué jardín, de qué rincón, de dónde ¡Ay quién pudiera hacer que el sueño fuese 25 Octubre Estaba echado yo en la tierra, enfrente Lento, el arado, paralelamente Pensé en arrancarme el corazón y echarlo, la primavera le mostraba al mundo Maeterlinck. –¡Tenemos miedo a los ladrones! –¡Que cierren pronto los balcones, –¡Tenemos miedo a los ladrones! ¡Hundí mi mano en el Poniente de oro ¡Tuve en mi mano jemas de la gloria! la ilusión … Mas el oro se apagó y solamente queda Anochecía. Habla una vencida. Entraron los vencedores El que me abrazó tenía Sin hablar me entregué toda Por el honor no le dijo Brazos que ahora lo tendréis La hoja seca: el sexo triste –El ganso: un cisne sin agua.– El sol: la luna con fiebre. El amor, ¿a qué huele? Parece, cuando se ama, Por todas partes abre guirnaldas invisibles, Vienen al alma música de ideales conciertos, Imagen alta y tierna del consuelo, Igual que el tallo de la flor del cielo, Ahora, en el alba casta de tus brazos, ¡Cómo mi corazón hecho pedazos
Entre las obras más conocidas de este poeta se encuentran «Platero y yo», «Las hojas verdes» y «Animal de fondo».
LOS POEMAS
el sur, las hojas áureas y las rojas,
, en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.
e todo; oh prado bello que deshojas
us flores; oh agua fría ya, que mojas
on tu cristal estremecido el viento!
n que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
chado en el verdor de una colina!
a vida se desnuda, y resplandece
a excelsitud de su verdad divina.El viaje definitivo
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.IBA TOCANDO MI FLAUTA
a lo largo de la orilla;
y la orilla era un reguero
de amarillas margaritas.
tras el temblor de la brisa;
para escucharme mejor
el agua se detenía.
la tarde fragante y lírica
iba, a compás de mi música,
dorando sus fantasías,
en el agua y en la brisa,
un enjambre doble de
mariposas amarillas.
de oro encendido la viña,
de oro vago el raso leve
del jaral de flores níveas;
da en el río, se entreabría
un ocaso de esplendores
sobre el agua vespertina…
a lo largo de la orilla;
atrás quedaba un reguero
de amarillas margaritas…LA ROSA AZUL
Se me torna celeste la mano, me contagio de otra poesía
Y las rosas de olor, que pongo como ella las ponía, exaltan su color;
y los bellos cojínes, que pongo como ella los ponía, florecen sus jardines;
Y si pongo mi mano -como ella la ponía- en el negro piano,
surge como en un piano muy lejano, mas honda la diaria melodía.
me inclino a los cristales del balcón, con un gesto de ella
y parece que el pobre corazón no está solo.
Miro al jardín de la tarde, como ella,
y el suspiro y la estrella se funden en romántica armonía.
Dolorido y con flores, voy, como un héroe de poesía mía.
Por los desiertos corredores que despertaba ella con su blanco paso,
y mis pies son de raso -¡oh! Ausencia hueca y fría!-
y mis pisadas dejan resplandores.¡QUÉ TRISTEZA DE OLOR A JAZMÍN!
torna a encender las calles y a oscurecer las casas,
y, en las noches, regueros descendidos de estrellas
pesan sobre los ojos cargados de nostalgia.
blancas mujeres mudas, que parecen fantasmas;
el río manda, a veces, una cansada brisa,
el ocaso, una música imposible y romántica.
se viene, en un olvido mágico, a flor de alma;
y se cogen libélulas con las manos caídas,
y, entre constelaciones, la alta luna se estanca.
están abiertos; hay en todas partes miradas
calientes… Por el fondo de cada sombra azul,
se esfuma una visión apasionada y lánguida.ESTOY TRISTE, Y MIS OJOS NO LLORAN
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.
si está oscura y lluviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde…
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.TRASCIELO DEL CIELO AZUL
¡Negro!
¡Negro de día, en agosto!
¡Qué miedo!
¡Qué espanto en la siesta azul!
¡Negro!
¡Negro en las rosas y el río!
¡Qué miedo!
¡Negro, de día, en mí tierra
-¡negro!-
sobre las paredes blancas!
¡ Qué miedo!ÁLAMO BLANCO
(Arriba y abajo, se me abre el alma.)
Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua.
Entre dos conmociones la columna de plata.
(Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)
(Abajo y arriba, me tiembla el alma.)NOCTURNO
Estoy solo; mis amores están lejos;
y mi alma que se muere de tristeza,
de nostalgia y de recuerdos,
se sumía fatigada
en la bruma de los sueños.
los vergeles de los cielos;
los crepúsculos pasados fueron grises
cual monótonos crepúsculos de invierno.
Esta tarde renació la primavera:
los velados horizontes descubrieron
sus aldeas indecisas;
hubo rosas y violetas en lo azul del firmamento,
hubo magia fabulosa de colores y de esencias;
fue un crepúsculo de aquellos
de las dulces primaveras que mi alma
ve vagar en sus recuerdos.
y los giros de las brisas, un momento
dibujáronse temblando;
una onda ensombrecía los misterios
de la tarde…
En el cielo religioso
las estrellas del crepúsculo entreabrieron;
y mi alma se perdió en la vaga bruma
de los últimos jardines melancólicos y quietos…
Estoy solo; mis amores están lejos.
por oriente ya la luna va naciendo;
las fragantes madreselvas
dan al aire de la noche las unciones de sus frescos
y balsámicos perfumes;
están tristes los luceros.
En mi oído vibra el ritmo de las voces que se aman.
Me da horror de estar a solas con mi cuerpo…
El silencio me contagia;
estoy mudo…, en mis labios no hay acentos…
Me parece que no hay nadie sobre el mundo,
Me parece que mi cuerpo
se agiganta; siento frío, tengo fiebre,
en la sombra me amenazan mil espectros…
sólo viven los latidos de mi pecho:
es que el mundo está en mi alma;
las ciudades son ensueños…
el temblor de los diamantes de los cielos.
Estoy solo con mi alma
que se muere de tristeza, de nostalgia y de recuerdos.
Me da miedo de turbar este silencio
con sollozos. ¡Si escuchara algún suspiro!
¡Mis amores están lejos!
hay terrores de unos monstruos soñolientos,
de culebras colosales arrolladas
y alacranes gigantescos;
y parece que del fondo de las sendas
unos hombres enlutados van saliendo…
Los jardines están llenos de visiones;
hay visiones en mi alma…, siento frío,
estoy solo, tengo sueño…
Los recuerdos se amontonan en mi mente,
los suavísimos recuerdos
de las tardes que me dieron sus colores,
sus esencias y sus besos.
¡Son tan dulces esas tardes de la tierra!,
(¡ah, las tardes de los cielos!)
va subiendo.
Mis pupilas, anegadas por el llanto,
se han cuajado de luceros.
Siento frío…¡Quién pudiera
dormitar eternamente en su ensueño,
olvidarse de la tierra
y perderse en lo infinito de los cielos!
Llega un aire perfumado, caen mis lágrimas;
estoy solo; mis amores están lejos…LAS TARDES DE ENERO
ha bajado a los montes el cielo:
Una lluvia menuda y monótona
humedece los árboles secos.
El rumor de sus gotas penetra
hasta el fondo sagrado del pecho,
donde el alma, dulcísima, esconde
su perfume de amor y recuerdos.
¡Cómo cae la bruma en en alma!
¡Qué tristeza de vagos misterios
en sus nieblas heladas esconden
esas tardes sin sol ni luceros!
En las tardes de rosas y brisas
los dolores se olvidan, riendo,
y las penas glaciales se ocultan
tras los ojos radiantes de fuego.
Cuando el frío desciende a la tierra,
inundando las frentes de invierno,
se reflejan las almas marchitas
a través de los pálidos cuerpos.
Y hay un algo de pena insondable
en los ojos sin lumbre del cielo,
y las largas miradas se pierden
en la nada sin fe de los sueños.
La nostalgia, tristísima, arroja
en las almas su amargo silencio,
Y los niños se duermen soñando
con ladrones y lobos hambrientos.
Los jardines se mueren de frío;
en sus largos caminos desiertos
no hay rosales cubiertos de rosas,
no hay sonrisas, suspiros ni besos.
¡Como cae la bruma en el alma
perfumada de amor y recuerdos!
¡Cuantas almas se van de la vida
estas tardes sin sol ni luceros!CANCIÓN DE INVIERNO
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan? No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada… Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.EL VIAJE DEFINITIVO
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.TAL COMO ESTABAS
Mi conciencia ya era esta conciencia,
pero yo estaba triste, siempre triste,
porque aún mi presencia no era la semejante
de esta final conciencia
junto a aquel pozo, con aquella niña,
tu luz estaba allí, dios deseante;
tú estabas a mi lado,
dios deseado,
pero no habías entrado todavía en mí.
como la luna y las estrellas,
tu chispear y tu coloración completa,
pero yo no podía cogerte con tu esencia,
la esencia se me iba
(como la mariposa de la forma)
porque la forma estaba en mí
y al correr tras lo otro la dejaba;
tanto, tan fiel que la llevaba,
que no me parecía lo que era.
la tengo entera, entera.
No sé qué día fue ni con qué luz
vino a un jardín, tal vez, casa, mar, monte,
y vi que era mi nombre sin mi nombre,
sin mi sombra, mi nombre,
el nombre que yo tuve antes de ser
oculto en este ser que me cansaba,
porque no era este ser que hoy he fijado
(que pude no fijar)
para todo el futuro iluminado
iluminante,
dios deseado y deseante.YO NO SOY YO
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pié cuando yo muera.TE DESHOJÉ COMO UNA ROSA
para verte tu alma,
y no la vi. Mas todo en torno
–horizontes de tierras y de mares–,
todo, hasta el infinito,
se colmó de una esencia
inmensa y viva.¿REMORDIMIENTO?
Tu fantástica risa de oro y plata
derramará en la gracia de las flores
su leve y cristalina catarata.
errará por los grises olivares,
cuando la brisa mueva las estrellas
allá sobre la calma de los mares…
y el naciente rosado de la luna
te evocará, subiendo entre los pinos,
mis tardes de pasión y de fortuna.
sombras en pena, ronda de martirios,
allí donde el amor, beso tras beso,
fue como un agua plácida entre lirios…
para el retorno de la primavera;
música sin sentido, seca y rota;
pájaro muerto en lírica pradera!
y verás, al pasar, en un abismo
al que pobló las frondas de tu vida
de flores de ilusión y de lirismo!NOSTALGIA
apretarán, suaves, la dicha conseguida,
por un sendero solo, muy lejos de los vanos
cuidados que ahora inquietan la fe de nuestra vida.
nos rozarán las frentes. En la arena perlada,
verbenas llenas de agua, de cálices sencillos,
ornarán la indolente paz de nuestra pisada.
tú dejarás caer en mi hombro tu cabeza,
¡y el ideal vendrá entre la tarde pura,
a envolver nuestro amor en su eterna belleza!LLUVIA DE OTOÑO
rompe el agua verdinegra;
el agua lava la piedra…
Y en mi corazón ardiente,
llueve, llueve dulcemente
¿el paisaje ya no existe?;
un dia rosa persiste
en el pálido poniente…
Llueve, llueve dulcemente.
¡Ni una mujer, ni un hermano!
¡Mi juventud pasa en vano!
— Mi mano deja mi frente… —
¡Llueve, llueve dulcemente!
que, aunque hubiera un sol de aurora
no llegará mi hora
luminosa y floreciente!
¡Llueve, llora dulcemente!EL POETA A CABALLO
por el sendero, a la tarde!
A caballo va el poeta…
¡Qué tranquilidad violeta!
olorosa a junco y agua,
le refresca el señorío…
La brisa leve del río…
¡Qué tranquilidad violeta!
doliente y embalsamado,
en la madreselva verde…
Y el corazón se le pierde…
¡Qué tranquilidad violeta!
El último pensamiento
del sol la deja soñando…
Se está la orilla dorando…
por el sendero, a la tarde!
A caballo va el poeta…
¡Qué tranquilidad violeta!ANTEPRIMAVERA
los fragantes juncos
de la orilla verde…
¡Ay, qué ansioso olor
a pétalo frío! Llueve sobre el río…
mi sueño, en un vago
mundo. ¡Orilla verde!
¡Ay, barca sin junco!
¡Ay, corazón frío!(DE JARDINES LEJANOS)
No hay sol; el cielo de invierno
es de bruma y nubes blancas;
sólo hay un raso celeste
sobre la saraucarias.
llena de mujeres pálidas …
los vientos están jugando
con las sedas perfumadas.
en la lívida mañana;
la carne en flor da el perfume
que han perdido las acacias.
es una carne cristiana
que va a misa, con un lirio
entre rosas deshojadas;
sobre la dulce frescura
de las espaldas románticas …
rezan a Dios las campanas;
desde dentro están llamando
los corazones en gracia.
floreados, con fragancia
de purezas sin latido,
con dulzura de gargantas!
muy rosas todas las almas
y tiende rasos celestes
sobre las araucarias …ROSAS MUSTIAS DE CADA DÍA
por la ventana abierta, en el cuerpo desnudo …
Mirando aquellas carnes blandas que florecían,
hundido entre mis sueños, yo estaba absorto y mudo.
de su sexo con luna! Hervían los blancores
de la carne, y el rostro, perdido en lo invisible
de la penumbra, lánguido, cerraba sus colores.
rosa de treinta años, opulenta y desierta,
el cuerpo blanco se elevaba hacia la luna
frío, espectral, azul, como una pompa muerta …REPROCHES
así mi vida a ti se confiaba…
Cuando estaba en tus brazos, dulce sueño,
te quería dejar ….y no acababa…
sorda y ciega a mi llanto y a mi anhelo,
y me dejaste desolado y triste,
cual un campo sin flores y sin cielo!
componer una rosa deshojada;
ver de nuevo, en la aurora verdadera,
la realidad de la ilusión soñada!
entre las hojas secas de la vida,
aquel nido de paz y sentimiento
que gorjeaba al alba estremecida?
rosalearán aquellas manos bellas?
¿Cuál es la mano pérfida que esconde
los senos de celindas y de estrellas?
la vida!, ¡Que esta vida fría y vana
que me anega de sombra, fuera ese
sueño que desbarata mi mañana!
el infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente
pleno de su sentir alto y profundo,
el ancho surco del terruño tierno,
a ver si con partirlo y con sembrarlo,
el árbol puro del amor eterno.DONCELLAS
–¿Qué os van a robar? ¡Ilusiones!
–Guardamos un dulce tesoro…
–¿Diamante? ¿Plata? ¿Perlas? ¿Oro?
–No… Un tesoro menos sonoro…
tenemos miedo a los ladrones!
–¿Qué os van a robar, infelices?
–Tenemos todas un tesoro
que hace a los príncipes felices…
–¡No nos habléis de apariciones!
–A ver… mostrarnos el tesoro…
–Como es más valioso que el oro
lo guardamos, corazones.
y removí el fantástico tesoro
vehemente!
visión hecha verdad.
¡ceniza, escoria!LA VENCIDA
rugiendo una fabla bárbara,
el sol se llenó de hierro,
las banderas desgarradas
tenían el cielo azul,
entre sus sedas bordadas…
trompetas poblaban de oro
la ciudad ensangrentada.
belleza que yo soñaba,
¡entre plata y oro
el corazón lo saltaba!
traía la malla rota
herida de grana.
a la hoguera de sus ansias,
de tanto apretar mis pechos
su cota los señalaba;
no sé si supo el amor
que mi vergüenza callaba,
mas dejaba entre mis labios
rosas de bellas palabras
que no sé lo que decían
pero que olían a brasa.
lo que diciéndole estaba
pero mi carne, más dulce
que la miel, le regalaba
grandes olas de pasión
y lenguas vivas de llamas.
en la gloria de su patria,
le pareceréis los míos
tristes brazos que se alargan.OTOÑO
de una virjen muerta tísica.
La luna: el sol trastornadoAmor
que el mundo entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,
y él sigue ardiente y joven, oliendo a la rosa eterna.
todos sus fondos son líricos -risa o pena-,
la mujer a su beso cobra un sentido mágico
que, como en los senderos, sin cesar se renueva…
palabras de una brisa liviana entre arboledas;
se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un romántico frescor de madreselvas…Sueño
aurora de mis mares de tristeza,
lis de paz con olores de pureza,
¡premio divino de mi largo duelo!
tu alteza se perdía en su belleza…
Cuando hacia mí volviste la cabeza,
creí que me elevaban de este suelo.
acogido a tu pecho transparente,
¡cuán claras a mí toman mis prisiones!
agradece el dolor, al beso ardiente
con que tú, sonriendo, lo compones!