Carlos Cano

Carlos Cano

Nacido en el granadino barrio del Realejo, de fami­lia humilde. Cursó estudios superiores, pero no llegó a entrar en la universidad.

En 1964 se fue a París, donde alternó ocasional­mente con su paisano Enrique Morente y Lluís Llach. Estuvo algún tiempo en Suiza, Alemania y Holanda ganándose la vida en los más dispares y humildes ofi­cios. Fue albañil, botones de hotel, obrero en varias fábricas y estibador en un puerto. Regresó a España en 1969 y ofreció su primera actuación en la Casa de América, en la capital granadina. Al año siguiente compuso su primera canción, “La miseria”, que refle­jaba una etapa anterior, en Barcelona, trabajando en el andamio.

En 1975 grabó su primer disco, A duras penas, donde incluyó “El Salustiano”, canción que le dio a conocer al público en toda España. Su vena de crítica político-social ya se manifestaba claramente.

De 1976 era su segundo álbum, A la luz de los can­tares, con textos asimismo comprometidos. Allí so­naba, a ritmo de murga gaditana, “Los currelantes”, canción que se hizo muy popular. Sus siguientes dis­cos estaban ambientados en Andalucía, con algunas influencias lorquianas, sin abandonar el tono crítico en sus letras.

No es sino a partir de 1985, con el álbum Cuader­nos de coplas, cuando recupera la canción popular es­pañola, comúnmente conocida como copla andaluza. Con composiciones propias, entre las que destacó “Habaneras de Cádiz”, también puso música a unas letras del periodista y escritor Antonio Burgos. El cantante recordaba su viaje a La Habana, cinco años atrás. Esa vena de autor popular ya no le abandonaría nunca en su posterior repertorio, en el que volvería al mundo de la copla en sucesivas grabaciones, interpre­tando viejos éxitos de reconocidos autores del género, como Quintero, León y Quiroga, que habían creado antes y después de la Guerra Civil legendarios artis­tas, como Estrellita Castro, Imperio Argentina, An­gelillo, Conchita Piquer y Miguel de Molina, entre otros nombres. Y dedicó en homenaje a la gran can­tante lusitana Amalia Rodrigues, sin nombrarla en la letra, “María la portuguesa”, que tuvo una excelente aceptación.

Sin dejar de interpretar coplas en sus numerosas ac­tuaciones en toda España, grabó otro tipo de cancio­nes en la década de 1990, como el álbum Mestizo, en 1992, en las que expresó sus sentimientos hacia dos culturas hispanas, la propia española y la hispa­noamericana. [Fuente...]

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