Teófilo Cid

Teófilo Cid

Teófilo Cid desde su juventud sintió gran interés por las letras, según él, ese vivir a través de las palabras fue una decisión que tomó tempranamente. Oriundo de Temuco, tierra de destacados poetas, se relacionó desde su etapa escolar con escritores que lo acompañaron en sus comienzos literarios. En esa época, con Braulio Arenas y Enrique Gómez-Correa, compartió lecturas y largas discusiones sobre poesía.

En 1933, con 19 años de edad, se trasladó a Santiago. Tras seguir la carrera de Pedagogía en Castellano, comenzó a trabajar como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, pronto dejó atrás las responsabilidades de ese cargo y se vinculó con la bohemia intelectual santiaguina, la que en las noches se proclamaba por los bares y cafés de la ciudad. Ya establecido en la capital, formó junto a sus amigos Braulio Arenas, Enrique Gómez Correa y Jorge Cáceres el grupo Mandrágora, cuyo objetivo fue difundir, mediante una revista, actos públicos y tertulias, los postulados del surrealismo. Producto de su vinculación con esta corriente de pensamiento surgió el libro Bouldroud en 1942, compuesto por siete cuentos calificados por el mismo como "oníricos".

En 1949, finalmente, Teófilo Cid se alejó la Mandrágora y se acercó al creacionismo de Vicente Huidobro. Este proceso de ruptura lo plasmó en una nueva obra, la que titulada Camino del Ñielol mostró una nueva etapa en su escritura. Mientras tanto sus antiguos compañeros preparaban, sin incluirlo, la antología El A, G, C de la Mandrágora.

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