Mi poema: LAS BODEGAS DE ARANDA Mi poeta aquí sugerido: Elsa Veiga

Las bodegas,
donde siempre se anda a ciegas.
Es ese un lugar bendito
que hendido está bajo tierra,
-a el que bajas despacito
y que a oscuras nunca cierra-
Que afecta al grupo de personas formado por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen, nietos…etc.
Las bodegas,
donde siempre se anda a ciegas.
Es ese un lugar bendito
que hendido está bajo tierra,
-a el que bajas despacito
y que a oscuras nunca cierra-
¿Por qué llueve, por qué ladra el perrito,
por que el cielo es azul,
por qué hay amapolas, por qué nadan las olas,
por qué, dímelo tú?
Orgulloso de mi, de mis ancestros,
orgulloso de ser quien lo elegí,
de otra vida anterior en que viví,
no como otros que nacen de cabestros
y al punto de nacer ya son siniestros...
No soy bueno, así que mi alias sea,
que a mis padres les debo y al azar
el nombre y la costumbre de rezar,
desde niño he cumplido esa tarea.
El cielo está plagado de inocentes,
no sé cuantos habrá ¿quizá un millón?
¿millón dices? Añade a ese montón
a Hugo que hoy se fue, tan buenas gentes.
Hola, abuelo, ¿cómo estás? ¿qué tal te fue en la jornada?
Me he figurado que ahí vas volando entre blancas nubes,
de las que bajas y subes bailando como si nada,
silbando por el camino con tu aspecto sibilino,
desde Zazuar a Quemada.
Otra vez hoy la tuerca se atascó,
inútil fue pues que estaba ya oxidada
y su vida duró lo que duró,
que acabó y ya llorar no arregla nada.
Mi madre, la que un día me pariera,
mi madre más que madre era una santa,
la veo y se hace un nudo en mi garganta,
pues siempre yo la tuve prisionera.
Y el tiempo fue pasando haciéndole más viejo,
donando sus consejos, al ayer recurría,
sus nietas adoraba, por sus nietas vivía,
pensando solo en ellas se miraba al espejo.
Fue Carlos en nacer aquí el primero,
y el mismo que primero feneció
un día en que jugaba al dominó,
vivió sacando astillas de un madero,
pues que él su propia caja fabricó.
Aquí os dejo esta glosa
a unos patucos blancos y un vestidito rosa
que aguardan impacientes al lado de una cuna
que aparezca su dueña cuando asome la luna.
Mas no habrá de llegar
pues se marchó a volar
con una mariposa.
Tú, niña, tú eres mi cielo
el rictus de mi sonrisa,
y la brisa
de una flor en mi cornisa,
del capricho de mi anhelo
el consuelo.
Voy a adornar el tiempo que me queda
de un manto con tus besos de color,
y que sepan en todo el Ecuador
quien fue el sauce querido en mi alameda.
Yo hoy he perdido mi portfolio
en la ciudad de Quito
en un taxi o quizás en un bar. Sólo algún folio
llevaba. Nada de interés. Algún escrito
con ocurrencias de las de andar por casa:
Yo no uso disfráz, seudónimo no tengo,
pues siempre avanzo mirando hacia adelante,
presumo de buen humor y de talante
y a donde otros piensan ir de alli yo vengo.
Esa tarde llovía y me pediste:
¡ven conmigo, quiero ver a mi padre!.
Recuerdo como a un taxi me subiste,
la foto aquí la guardo con su encuadre.
¿Sabes?
Tu vida es como el canto
más bello y más hermoso de las aves,
un rayito de luz,
un sueño que al trasluz
va conformando un manto
Esa, la última vez que fui yo a verte
tú no estabas allí, no pude hacerlo,
las lágrimas venía a devolverte
las mismas que guardé sin tú saberlo.