MI PADRE Y YO [Mi poema]
Armando Álvarez Bravo [Poeta sugerido]
Armando Álvarez Bravo [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Mi padre era muy bueno, yo soy bueno, Yo siempre quise ser como mi padre, Pues solo yo hoy dispongo de un retrato Y así que no me acuerde no le olvido, |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Armando Álvarez Bravo
PEQUEÑA ORACIÓN
Señor,
déjame
ir recorriendo puntualmente
las mismas calles
porque si tuviese que alterar
mis cotidianos pasos
me perdería.
Alegra ese camino
con la presencia más frecuente
de mis hijas, que han querido
para su bien hagan
su vida en otra parte
que es para mi todas las distancias.
Mitiga mi sufrimiento
por los que debían estar aquí
y no pueden hacerlo,
y por aquellos que se fueron para siempre.
Procura que los amigos
que quiero no pierdan la senda
hacia casa y cuando lleguen
y cuando se marchen
se sientan mejor por la andadura
y la compañía y ya piensen en volver.
Bendice en la luz y en la sombra,
en la alegría y el dolor,
en la costumbre y en la incertidumbre,
mi techo y el paisaje de mis recorridos
para que mis pasos y mi presencia
sepan de entrañable abrigo.
No hace falta más para saber del paraiso.
Páginas en blanco
Idénticas
a todas las páginas
en blanco.
Sólo un desastre.
Quien las repudia
cuándo unas palabras
comienzan
a llenarlas,
las borra.
La cuenta
se pasa
al que les escribe.
Miami, 2 de enero de 2007
La sombra
Hay una sombra
en la sombra.
Es indescifrable.
¿Qué sabemos de un enigma?
Termina el día,
descienden las sombras.
¿Qué quiere decirnos,
qué nos dice hacia la noche?
Cada instante que transcurre
sabemos menos. Desciende
la oscuridad, su misterio
y su evidencia. No hay más.
Sólo se impone una sombra.
Quizás sólo somos pura,
final sombra. Nada que decir.
Todo es sombra.
Miami, 25 de abril del 2008
Del paisaje y la presencia
Ya no es la avidez de ver mundo,
sino de poseer como en un sueño
ciertos paisajes
entrevistos o pendientes,
tan especiales en su intimidad.
Pero es difícil arrancarse
del sitio en que se está
parece que desde siempre.
El sitio donde los recuerdos
van convirtiéndose en ficciones
y reinventan esa historia nuestra
que ya es la de nuestros nuevos recuerdos.
¿Cuándo llegamos aquí?
¿Cuánto de nosotros quedó allá?
¿Quién ese uno mismo
que distinto se recuerda a sí mismo?
¿Cuál es su rostro ya enfilando la eternidad?
Quedan algunos viajes por hacer.
Son regresos a lo entrañable.
Son un reencuentro y una despedida
son también ir en secreta busca
de algo desconocido que sabemos nos falta.
Son quedarnos tranquilamente donde estamos.
Ya nuestras huellas
no necesitan el polvo del camino.
Recapitulación
Al final, tan poco sabemos.
De todo nos separó–
¿ una especie suprema de soberbia ?–
la inútil sabiduría
que con arrogancia acumulamos celosamente :
la materia de otra vida que no fue,
pero que nos redujo
a rafagazos de entrevistos.
Quedamos aislados.
Quizás, si algo, recuperar
el estado de gracia,
la efímera inocencia de la infancia,
sea, en la insalvable soledad
del acabamiento,
la locura de empeñarse
en ordenar el desastre
con los restos de las palabras
que declararon breves e íntimas victorias
y una demoledora derrota:
nuestras ficciones–
una página en blanco
para ser leída por quién, cuándo.
De nuevo y para acabar :
Un viejo es un loco que se mira en un espejo.
Miserias de la Fe
Vida oscura,
sus confusos signos–
¿ quién puede desentrañar
los designios de Dios ?
Acción y palabras–
puro vértigo e incertidumbre ;
edificar en la arena
a pesar de uno mismo–,
se nos ha ido la existencia
en la tumultuosa fijeza
de saber e ignorar
lo venidero–
vivir partido en dos.
¿ Podemos salvarnos ?
Pero, antes, tan poco,
por tanto que despreciamos
y lo desmesurado más que acongoja,
tan ya no humanos,
¿ somos capaces de recuperar
nuestra perdida naturaleza ?
¡ Cuán tremendo
ser quien se es
y que la Fe sea una gracia !
Estado crítico
El alma en estado crítico,
¿ qué será de su frágil templo
si se recupera contra toda lógica ?
Nada excepcional : una reducción.
Algo –¿ cuánto ?– habrá quedado atrás
en la sala de Cuidados Intensivos.
Sin lugar a dudas,
tras superar la agresividad
de precarios signos vitales,
debe instaurarse
una apreciación matizada de las cosas–
un cambio, que se diría en música, de tempo
No fatigarse. Ajustarlo todo
a un régimen estricto. Ser
el que nunca se imaginó que se podía
o se quiso ser. Tan difícil de encajar.
Rectificar, para sobrevivir,
el imperioso y gratificador desorden del deseo
para que se cale arduamente
de la urgencia de más y más
de menos y menos ; deponer lo postergado
a justificarse en unas ardientes postrimerías.
¿ Qué clase de imposible tiempo
se compra –¿ contra uno mismo ?–
y a qué precio, debe adquirirse
sin regateos, para apostar
a unos frágiles años más ?
¿ Puede tan absoluto despojamiento
deparar la imprescindible salvación ?
Vuelta al principio.
Cambridge
Amanece en Cambridge.
Al otro lado del Río Charles.
más allá de los árboles.
los perdurables edificios de Boston.
Una joven pasa corriendo
por el lujosamente verde Memorial Drive.
se preparan para una eterna regata.
Los dormitorios se ladrillo rojo de MIT
se alzan armoniosos del renacido césped
de un verano tardío.
Los pájaros picotean en la hierba
en la que brotan mínimas flores amarillas.
La vida ha decretado
una tregua inviolable en este sitio.
y en el amable silencio
donde son posibles todas las conversaciones.
se respira en paz.
Liana pasó cuatro años aquí
y un sueño imposible se hizo realidad.
El río Charles sigue deslizándose inmóvil.
Cambridge, 1 de junio de 1987