Enrique Segovia Antepara (Guayaquil, 1901-Guayaquil, 6 de diciembre de 1967) fue un poeta ecuatoriano. Conocido por su obra, “América”, publicada en 1939, Segovia tuvo una vida tumultuosa marcada por la adicción a la morfina, la cocaína y el alcohol. Rodolfo Pérez Pimentel , un destacado cronista de Guayaquil, recordó haber visto a Segovia en su vecindario durante su infancia, describiéndolo como una figura pálida, delgada y mal vestida que se parecía a un zombi. Según el escritor José Ayala Cabanilla, Segovia era visto con frecuencia vagando por las calles descalzo, vestido con ropa andrajosa, bajo la influencia de drogas o alcohol. Para ganarse la vida, ofrecía sus servicios como escritor de cartas de amor por un sucre cada una y discursos de quinceañera por 10 sucres cada uno. Unos meses antes de su muerte, la sede Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana publicó “Mis mejores poesías”, una colección de poemas de Segovia escritos entre 1920 y 1967.