Manuel Acuña

Manuel Acuña

Acuña es realmente un romántico de primera época, con su significación de protesta revolucionaria sin compensaciones, sin el consuelo de la fe y sin la resignación que la madurez suele proporcionar o propiciar. Los prosaísmos y la superficialidad que lo aquejan son pecados de juventud: la sencilla eficacia de su popular Nocturno nos mueve a pensar en lo que podría haber sido el poeta en su madurez.

Los poemas de Manuel Acuña vieron la luz póstumamente con el título de Versos, que se cambió por el de Poesías en la segunda edición (París, Garnier, 1884), y por el de Obras en la más reciente, o sea la publicada por José Luis Martínez Rodríguez (México, 1949). Produjo Acuña su obra poética entre 1868 y 1873, toda ella de carácter lírico, si se exceptúa el ya citado drama El pasado, que figura en las ediciones a partir de la de 1884.

Aparte de un grupo de poemas que pudiéramos llamar ideológicos (los tercetos Ante un cadáverEl hombre, etc.), los restantes pueden clasificarse en amorosos, patrióticos, humorísticos, descriptivos y de circunstancias. Entre los primeros, es uno de los mejores Resignación, motivado por su ruptura con Laura Méndez, al que siguen en mérito los tercetos A Laura y el Nocturno. De los patrióticos, son dignos de mención El GiroHidalgo15 de septiembre y Cinco de Mayo; de los humorísticos, La vida del campo y A la luna, y de los descriptivos, el rotulado San Lorenzo.

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