Fernando Merlo nació en Málaga en 1952 y falleció en la misma ciudad en 1981.  Fue un poeta de obra breve, como su vida, caracterizada por una estética transgresora y una marcada tendencia experimental, inició su trayectoria con la publicación de dos libros: Al son de mi guitarra y Cartas a Elvira y a Iska (este último en colaboración con Juan Domínguez, 1970). Dejando atrás la poética de corte realista y de denuncia,  influida por Blas de Otero y presente en su producción primera, el autor se volcó en las fórmulas neovanguardistas alcanzando “una expresividad propia desgarradora y tierna al mismo tiempo”, en palabras  de J. M. Báez. 

En 1973  publica Trepanación, llevando hasta el extremo la experimentación rupturista y que significaría el abandono momentáneo de la escritura poética por parte del autor, al modo de su admirado Rimbaud.  En 1980, sin embargo, decide recopilar, una vez corregido y revisado, el conjunto de su obra poética, titulado Escatófago al que dedica sus últimos tiempos. Entabla amistad con figuras mayores de edad e historial como Miguel Romero Esteo, Alfonso Canales o el entonces retirado Pablo García Baena, al que anima a retomar la escritura. Participa en asociaciones poéticas como Grupo 9, funda la revista Deyanira, vive un tiempo en Madrid donde colabora en la revista La Luna, regresa a su ciudad natal, abre un bar de carácter fronterizo…  

En 1981, poco tiempo antes de morir, escribe los sonetos A sus venas y Oasis, que cimentaron su fama como poeta yonqui, contracultural y underground. Tras su muerte, se publicó Escatófago (1983), reeditado en 1992 y en 2004. Sus textos aparecen en antologías como Degeneración del 70. Antología de poetas heterodoxos andaluces (Antorcha de Paja, 1978), Centuria (Visor, 2004), Y habré vivido. Poesía andaluza contemporánea (Centro Cultural Generación del 27, 2011) o Antología del túnel. 4 poetas adversativos (ETC, 2017). La obra de Merlo se ha consolidado entre las más singulares de la llamada «Generación del 68» y ha conocido selecciones posteriores a cargo del Instituto Municipal  del Libro, Francisco Cumpián o Rafael Inglada. Su influencia se ha dejado sentir tardíamente en la obra de jóvenes autores de este siglo. A ello no ha sido ajeno el mantenimiento y difusión de su obra a cargo de viejos amigos como José Infante o Francisco Cumpián. Leer más...