1.EL PRESI, SEÑOR SÁNCHEZ [Poema del Editor]
2.Leopoldo Alas (Clarín) [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Qué tiene el señor Sánchez y qué tendrá el poder,
ansiando tanto ser de nuevo el presidente,
consciente hay mucha gente que no le puede ver,
debiendo convencer sabiendo que él nos miente?

¿Y qué tendrá esa droga que a algunos encandila,
se incrusta en su cavila y convierte en chirigota,
bailando así una jota al ritmo de pabila
que surge, se deshace y pronto es una mota?

¿Y qué tendrá el poder tan falto de decencia,
que suelta su excrecencia, se agarra a un clavo ardiendo,
a malos defendiendo, no haciendo resistencia
y a todos los demás, con deshonor, vendiendo?

¿Y qué hace a los humanos sujetos a traiciones,
que aguantan tanta ofensa, tan llenos de suspensos,
mirándose en el muro de las lamentaciones
para morir de pena, de honor tan indefensos.
©donaciano bueno

A colación de la llegada al poder de la nación de Pedro Sánchez mediante una moción de censura apoyada por las izquierdas radicales incluidas las de los partidos secesionistas, que desean destruir España, y los terroristas de la antigua ETA.

MI POETA SUGERIDO: Leopoldo Alas

Al filo de los treinta

Supón que todo sigue…
La voz que siempre escuchas por las tardes
cuando a solas suspiras para aliviar el peso,
con ganas de cambiar y miedo a las personas
y cierta desazón de estar sin ellas.

Oigo la luz, más que verla, tumbado
en esta cama antigua, en Almería,
al filo de los treinta.
Las notas del silencio,
el cielo azul cansado y una torre dormida.

…que todo siga siendo tan sencillo:
despenar sin heridas como en los viejos tiempos,
madrugadas difusas y, a la tarde,
un rato nada más en el abismo.

El ángel y el vampiro

Pasé la vida entre vampiros y ángeles,
libando con paciencia los unos mi energía,
los otros trasvolando mis días más sentidos.
Todos los trances de luz fueron suyos:
al ángel los del cuerpo, los del alma al vampiro.

Al sol como en la sombra estuve ciego
y en el tránsito hacia el zenit, perdido.
Confundí las alas blancas con las capas negras.
Gusté, besando al ángel, los labios del vampiro.

Siempre acudí a la cita con lo eterno.
Cada vez que llamó, me encontraba.
Unas veces hermoso y otras veces oscuro,
el timbre de su voz me subyugaba,
la miel de su sonrisa me encendía,
y bailábamos juntos, el ángel o el vampiro
y yo que nunca supe muy bien con quién bailaba.

El corazón en casa

No levantan la mirada. No hay nada
más que el aliento gris
que emanan sus marrones,
un resuello que va espesando arriba
y les deja rendidos al asfalto.
Ni sueñan: no hace falta. Ni recuerdan.
Ni desde luego intentan
elevar su plegaria a las alturas.

¿Dios qué puede ofrecerles?
¿Qué puede ofrecer a nadie un mendigo
que va pisando charcos sin ser visto?

Pequeños, sometidos,
al ritmo de unas músicas paganas
y en una ratonera de edificios,
celebran naderías.
Mientras sigan rodando los días con sus noches
y no vuelvan a descubrir el cielo,
será mejor así: los párpados caídos
y el corazón en casa.

Espectros de una vida que se agota

¿A qué viene esconderse los espectros?
Entonces no era así.
Íbamos juntas las almas en busca de cuerpos
porque en uno solo no cabía la conciencia.
Qué arteras artimañas usamos por no vernos,
qué orgullo solitario en nuestras cuevas
adornadas con estampas del deseo.

Hablaron de un camino que lleva a la derrota.
También de una cascada que da la bienvenida
y de una comunión de sombras exaltadas.
Sabemos ya que el tacto nos daba la medida
de nuestra pretensión, pero el recuerdo borra
la intensidad vital, el sol, la llamarada.

Espectros de una vida que se agota,
hemos llegado hasta aquí.
Vamos juntas las almas al olor de los cuerpos,
que en esa confusión estaba la respuesta.
Por absurdo que parezca el desafío,
habrá felicidad en el rencuentro.
Cuando hagan la señal, salgamos de las cuevas.

Pasión de afecto

En el amor fatal no brilla el pensamiento.
La mente se coagula cuando la sangre estalla.
Vuelve sombrío el ingenio y sin gracia
la fatuidad fanática del fuego.
Yo creo en un amor clarividente,
una efusión borracha de prudencia,
el fruto que se alcanza, las fuentes del desierto.

El riesgo y la pasión están en el afecto,
en un miedo común al abrazarse.
Dormidos, compartir el mismo sueño.
Despiertos, afilar las diferencias.
Amor que no se abisma ni se engaña,
amor que se resuelve en transparencia.

Razón de amor

No es sólo la pasión de los abrazos,
la saliva, el aroma, el vértigo, los besos
o el plácido desvelo de la ausencia.

Mi amor es la fábula y la trama,
el relato interior que sigue a cada encuentro,
la glosa que acompaña los adioses,
el minucioso examen de las frases
y el eco que tu voz le pone a mi silencio.

Mi amor es ser feliz y no engañarme
anticipando el daño del negro desengaño,
cuando el sexo se esfume en el recuerdo
remoto y resentido de un orgasmo.
El consentir la calma en las mareas
y atesorar las horas y los días
de la fiesta de luz que celebramos,
del banquete voraz de los sentidos.

Y abolir la frontera de los cuerpos,
detenernos, subiendo la escalera,
a besarnos en todos los peldaños.

Julián del Casal

A un dictador

Noble y altivo, generoso y bueno
Apareciste en tu nativa tierra,
Como sobre la nieve de alta sierra
De claro día el resplandor sereno.

Torpe ambición emponzoñó tu seno
Y, en el bridón siniestro de la guerra,
Trocaste el suelo que tu polvo encierra
En abismo de llanto, sangre y cieno.

Mas si hoy execra tu memoria el hombre,
No del futuro en la extensión remota
Tus manes han de ser escarnecidos;

Porque tuviste, paladín sin nombre,
En la hora cruel de la derrota,
El supremo valor de los vencidos.

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • : Autor invitado

    Julián del Casal (La Habana, 1863-1893) fue un poeta cubano, considerado uno de los exponentes más importantes del modernismo hispanoamericano.

    Nació en el seno de una familia de la aristocracia colonial. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana, pero abandonó la carrera para dedicarse a la literatura. Su vida fue un reflejo de su poesía: marcada por el pesimismo, la soledad y la enfermedad. Se le considera un poeta "maldito", que vivió al margen de la sociedad de su época.

    Su obra está influenciada por los poetas franceses simbolistas y parnasianos, como Charles Baudelaire y Paul Verlaine, y se caracteriza por una búsqueda de la belleza en lo artificial y lo exótico, lo que se conoce como "esteticismo". Algunos de los temas recurrentes en sus poemas son el desengaño, el hastío, la muerte, el erotismo y el arte.

    Sus principales obras poéticas son: Nieve (1892), Mi ofrenda al doctor Montoro (1893)

    Además de su poesía, escribió crónicas literarias y críticas de arte en publicaciones de la época como La Habana Elegante y El Fígaro. Murió de forma prematura a los 29 años, en un ataque de risa que le provocó la ruptura de un aneurisma. Tras su muerte, su obra fue recopilada y publicada por sus amigos, lo que contribuyó a consolidar su legado en la literatura cubana e hispanoamericana.

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  • Leopoldo García-Alas y Ureña (1852-1901), conocido por su seudónimo "Clarín", fue un destacado novelista, escritor, profesor universitario, periodista, crítico literario y jurista español. Nació en Zamora, pero su familia se trasladó a Oviedo, ciudad que sería el telón de fondo de sus obras más conocidas.

    Estudió en la Universidad de Oviedo y luego en Madrid, donde se doctoró en Derecho y Letras. Fue en Madrid donde adoptó el seudónimo de "Clarín" mientras colaboraba en el periódico El Solfeo.

    Junto a Benito Pérez Galdós, es considerado uno de los novelistas españoles más importantes del siglo XIX. Su obra más famosa es La Regenta (1884), que le dio fama universal. Otras de sus publicaciones destacadas incluyen las novelas Su único hijo y los cuentos ¡Adiós, Cordera! y Doña Berta.

    Además de su carrera literaria, se desempeñó como profesor de Derecho en las universidades de Zaragoza y Oviedo. Fue conocido por su crítica literaria aguda y sus "Paliques" satíricos y mordaces en periódicos como El Globo, La Ilustración y Madrid Cómico. Su única obra teatral, Teresa, estrenada en 1895, no tuvo éxito.

    Leopoldo Alas falleció en Oviedo el 13 de junio de 1901.

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