1.DE LA NOCHE [Poema del Editor]
2.Humberto Megget [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA …de medio pelo

 

La noche está perdida en el abismo,
contigo en esa lucha que sostiene,
la noche que no ignora vas, que tiene
de turbio un muy turgente cataclismo.

La noche que aunque llames no despierta
que vive su temor ensimismada,
que oscura está, detrás no existe puerta,
la noche ya se sabe que no es nada.

La vida nunca anduvo tan despacio,
tan negra fue su esencia, su espesura.
La noche tiene un rasgo de locura,
que anida y que dormita en el espacio.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Humberto Megget

«Ahora, demasiado tarde, como siempre, sólo podemos declarar el valor de sus versos, mostrar un poema, dejar constancia del paso del joven poeta que desoímos».
Idea Vilariño, después de la muy prematura muerte de Megget.

TENGO GANAS DE RISAS RAQUEL

tengo ganas de risas raquel
ganas de ir al cine a ver aquella película
ganas de ver las rosas y no ver las rosas
tengo ganás de tomar el café con leche
y beber
beber
beber
beber aquello y esto
y lo que tú das
y lo que yo ofrezco
ganas de ir y no ver aquella película
tengo ganas de ti y de aquél
pero más que de ti y de aquél
tengo ganas de coca y de raquel

VA A DORMIRSE UNA LUZ

Va a dormirse una luz sobre mi frente
una luz en el cuarto este que toco
en el cuarto este de aguas que no bebo
de hojas mal impresas
y de estufas calientes.
Va a dormirse una luz
una luz que se estira en varias líneas
que no tiene
ni boca
ni estornudos
ni dedos para pies
ni pies sin dedos
sobre mis dientes mordiendo una manzana.
Va a dormirse una luz
hasta mañana.

YO MI SOBRETODO VERDE

Yo mi sobretodo verde
yo mi cáscara de nuez
yo mi gota de agua
mi río
mi árbol
yo corcel galopando en una orilla
brazos del viento descansando en los árboles
me acostaré tal vez quién sabe en dónde
en el polvo o en un mosquito
para ser el grito de un cocodrilo
o las manos abrazadas al fondo de un ríoy
o en una hoja caído
en una gota de agua envuelto
para no volver nunca
puedo seguir mucho tiempo deambulando en los aires
tal vez tenga la forma invisible de un microbio
o quizá esté en el aletear del vuelo de una mosca
hay tanto
tanto espacio para volar mi cuerpo inútil
tanto manantial donde poner mis pies frágiles
tantos redondeles blancos en los ojos cerrados
que en mi inconsciente voluntad de estar, así
no estoy solo.

Cuando tú estés dispuesta

Cuando tú estés dispuesta
comeremos
un pedazo de manzana en automóvil
y cuando regresemos
de una higuera recogeremos higos
y alimentaremos a gorriones vagabundos
cuando tú estés dispuesta
se sobrentiende
nos entretendremos en aprender el idioma de lombrices
en dibujar con carbones caravanas de hormigas
y luego subiremos como por un tronco hacia la montaña
y plantaremos la primera flor para sonrisa de los aviadores.
Cuando tú estés dispuesta haremos tantas cosas
nos pondremos a descansar bajo las palmeras
y a descubrir cómo se hacen el amor los grillos
luego correremos con nuestras alforjas al mar
y las llenaremos de espumas
que agitaremos en el espacio para que formen sobre
nuestros cuerpos techos
que cobijarán el secreto de nuestras representaciones nocturnas
siempre
claro está
cuando tú estés dispuesta.

Tengo ganas de risas Raquel

Tengo ganas de risas raquel
ganas de ir al cine a ver aquella película
ganas de ver las rosas y no ver las rosas
tengo ganás de tomar el café con leche
y beber
beber
beber
beber aquello y esto
y lo que tú das
y lo que yo ofrezco
ganas de ir y no ver aquella película
tengo ganas de ti y de aquél
pero más que de ti y de aquél
tengo ganas de coca y de Raquel.

Va a dormirse una luz

Va a dormirse una luz sobre mi frente
una luz en el cuarto este que toco
en el cuarto este de aguas que no bebo
de hojas mal impresas
y de estufas calientes.
Va a dormirse una luz
una luz que se estira en varias líneas
que no tiene
ni boca
ni estornudos
ni dedos para pies
ni pies sin dedos
sobre mis dientes mordiendo una manzana.
Va a dormirse una luz
hasta mañana.

Bio de autor en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Humberto Megget es uno de esos poetas que el tiempo, con su implacable lentitud, termina por revelar. Nacido en Paysandú el 1 de mayo de 1926 y fallecido prematuramente en Montevideo el 5 de abril de 1951, su vida y obra quedaron atrapadas en un paréntesis de olvido que, poco a poco, comienza a disiparse. Integrante de la Generación del 45, su poesía es la de un espíritu solitario, marcado por la enfermedad y la urgencia de decir antes de que fuera demasiado tarde.

     A los diecisiete años fundó la revista Letras, pero solo vio la luz un número. Lo mismo ocurrió con No y Sin Zona, intentos breves, casi suspiros editoriales que reflejan su lucha contra la indiferencia de un medio que no estaba preparado para recibirlo.

    En 1949 publicó su único libro en vidaNuevo sol partido, una obra de circulación limitada que pasó inadvertida para la crítica y el público. Sin embargo, entre sus versos ardía una sensibilidad inusual, la de un poeta que, sin buscar concesiones, dejaba en cada palabra el testimonio de su fragilidad y su lucidez. Sus poemas son fragmentos de un sol que se quiebra, de una voz que se apaga demasiado pronto, de una existencia que apenas dejó rastro en la historia, pero que resuena en la esencia misma de la poesía.

    Megget murió a los 24 años, víctima de la tuberculosis. Su despedida fue silenciosa, casi anónima. Solo después de su muerte, algunas de las figuras más importantes de su generación, como Idea Vilariño y Mario Benedetti, comenzaron a reivindicar su legado. En 1952, la revista Número reunió sus poemas inéditos en una reedición de Nuevo sol partido, ampliada con textos escritos en sus últimos años de enfermedad. Cuarenta años después, en 1991, su obra fue rescatada nuevamente gracias al trabajo de Pablo Rocca, permitiendo que nuevos lectores descubrieran la voz intensa y desgarrada de un poeta que parecía destinado a la sombra.

    Hoy, Humberto Megget sigue siendo un enigma dentro de la literatura uruguaya. Su nombre resuena entre los márgenes, como un eco lejano que se niega a desaparecer. En sus versos, todavía arde el fulgor de un sol partido, la luz trémula de una vida breve pero inextinguible. Fuente

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