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Aquel mes, recuerdo fue aquel día
en que el cielo mostrara sus temores,
que la tierra acechara con temblores,
el sol bajo una nube se escondía,
y hasta el hombre pensó que se moría
buscando algún responso y unas flores
con ruegos a María.
Llenando va su estancia de artilugios
a ver si alguno de ellos le ilumina,
la luz, la que precisa el que camina
y busca resguardarse en los refugios
con riesgo de toparse en una mina.
Quien dice que te quiere y no te quiere,
quien te hace carantoñas cual quisiera
al tiempo que te engaña, quién lo hiciera
debiera de sufrir un miserere
teniendo que penar la vida entera.
Padre, ya sé que te mueres,
y que, a tu pesar, nos dejas
tal cual hacen las madejas
deshaciendo las mujeres.
Hace un viento que pela. La maleza
sembrando al alma va resentimiento
cual aullido que aupado va en el viento
y espolea al jamelgo con fiereza.
En mi gris caminar hacia el olvido
he descubierto un nido, he dicho un nido,
el nido meditaba allí escondido
al auspicio valido de una teja....
No sé por qué me sigue a todas partes
si no le debo nada y me persigue.
Pues yo creo que tiene malas artes
por más que le reclamo sigue y sigue.
Voy paseando y mientras, miro y veo
grises casas, ventanas y balcones
y revolotear a los gorriones
los niños de un colegio en el recreo
y un parque de atracciones.
Y un día de improviso nació un hombre,
-no sabría decir cómo ni cuándo-,
y uno y otro después se fue sumando
hasta hacer una tribu, aquí sin nombre,
e irse poco a poco organizando.
Hoy he salido a pasear y el viento
me ha seguido de forma irreverente,
a cada paso que yo daba al frente
me empujaba sin mi consentimiento.
La crisis, ¿qué es la crisis?, quien no ha amado,
no sabe qué es bajar hasta el infierno,
creyendo que ese bache será eterno
luchando contra el viento de costado.
El médico me dice que soy viejo,
mejor será ignorar lo que me pasa,
que a mi lo de operarme suena a guasa,
no estoy para esos trotes, su consejo.
Periodistas no son, correveidiles,
que en artes de encubrir son marrulleros,
chupatintas libando en los tinteros
arrimando el aceite a sus candiles.
Aquí está dios sentado en la marisma
platicando a la gente de la calle
comentando lo que es la vida misma,
costuras, descosidos, con detalle
del hábitat su prisma.
Con la verdad en celofán envuelta
la farsa sin cesar le perseguía,
la duda apareció y cambió de vía
y tuvo que parar y dar la vuelta.
Amor, por qué si busco me rehúyes,
si conoces muy bien mi desespero,
las veces que he subido hasta el albero
en tu busca y tú te escondes y huyes
Si he de partir el mundo en dos mitades,
notar si hace calor o si hace frío,
comparar tu cariño con el mío,
la verdad cotejar con falsedades.
Oh, triste ser humano, pedante y presumido,
que caminas bebido, mintiendo cuando callas,
que nunca das la talla, vagando haciendo ruido
mas no sabes quién eres y aun menos dónde te hallas.
