Ildefonsa Teodora de la Torre y Rojas, conocida como Alfonsa de la Torre, era hija del médico Juan José de la Torre y de Laura Rojas. En la primera infancia sufre una enfermedad ocular grave, que le produjo una ceguera desde los tres hasta los seis años.
Una vez recuperada, estudia en el Colegio de la Divina Pastora de Cuéllar y pasa a Segovia, al Instituto Nacional de Segunda Enseñanza para hacer el Bachillerato. A continuación se traslada a Madrid para estudiar Filosofía y Letras en la Facultad de Filología de la Universidad Central. En sus aulas fue alumna de Dámaso Alonso y Joaquín de Entrambasaguas.
Tras la Guerra Civil trabaja en la misma facultad para como Profesora Ayudante en Prácticas de Filología Románica entre 1941 y 1945. Allí coincide con una de sus grandes amigas, Josefina Romo Arregui, quien también era profesora en la facultad. En 1944 defiende su tesis doctoral, titulada Carolina Coronado, poeta romántica, con la que obtiene el Premio Extraordinario. A lo largo de sus años de estudio en la Posguerra viaja
a Italia, París y Lisboa. Durante varios años estuvo becada por la Fundación Juan March.
Su primer poemario, Égloga, dedicado a sus recuerdos de Cuéllar, aparece en 1943. En 1944 publica Maya, poema dedicado a la Virgen.
Mujer con gran interés por la astronomía y la cultura oriental, publica Oda a la reina del Irán (1948), obra que la consagra literariamente y que obtiene las alabanzas de Gerardo Diego; lo mismo ocurre con Canción de la muchacha que caminaba a través del viento (1949). Obtiene en 1951 el Premio Nacional de Literatura, como resultado de publicar un
año antes Oratorio de San Bernardino, considerada su obra maestra. Leer más...