«Quimérico, fingido, que no tiene realidad y consiste solo en la imaginación, relacionado con la fantasía».
Historias son de tiempos que se fueron,
sufridos, sin un halo de esperanza,
que hoy viene a colación con su tardanza,
de aquellos que no existen, se perdieron,
o en este devanar se entretuvieron
haciendo la mudanza.
Venid todos a ver que hoy es mi día,
que quiero celebrar todos los santos,
dejad ya de acudir a camposantos
guardando para mí vuestra energía
Lo sé, no te conozco mas quisiera
saber algo de ti, de tus andanzas,
me digas si prodigas alabanzas
o tienes por costumbre pendenciera
quemar cual se hace al cerdo en las matanzas.
Solo soy yo un aprendiz,
un buen hombre que a la vida
la ha seguido en la partida
como un pollo a una perdiz.
Que hoy se encuentra aquí en Madrid
y mañana dios lo sabe
donde empiece, donde acabe,....
Los hombres son el agua que va arrastrando el río
sin rumbo a la deriva para llegar al mar,
vagando a su pesar ausentes de albedrío
y en un escalofrío al fin ya naufragar.
Si alguno por qué escribo se interesa,
habré de ser sincero y responder,
que escribo lo que escribo sin saber
por qué ni para qué, que es mi sorpresa,
consciente que muy pronto ha de perder.
Navegando por la vida soy velero
que se encuentra sumergido entre dos aguas
rodeado de barcazas y piraguas,
capitán, soy atrevido y pendenciero.
Me canso de escuchar y digo ¡basta!,
¡ya basta, no soy sordo, no me griten!,
por más que con sus lemas desgañiten
jamás conseguirán, no más, me irriten,
su grito han de parar, que se malgasta.
Parece fuera ayer cuando, inocentes,
jugábamos a moros y cristianos,
sin nada más que sueños en las manos,
ni manchas que ensuciaran nuestras mentes,...
Una y otra vez más cambio de oficio,
me vuelvo de Valencia hasta Madrid
donde un día llegué siendo aprendiz
en busca de gozar del beneficio
de alguna meretriz.
He salido a la calle, sigue viva,
todo allí sigue igual, la misma gente,
el mismo caminar, la misma fuente
y el agua resbalando siempre activa.
siguiendo la corriente.
¿Por qué no imaginar?. Yo si imagino
que un día ha de llegar después cien años
¡qué digo cien! perdón si desatino,
que aunque parezca exceso estoy de vino
no pretendo embaucarles con engaños.
Y un día sin saber cómo ni cuando
la sombra de mi cuerpo se separa
cansada de cuidar y dar la cara
en busca de otro cuerpo, renegando,
por culpa de un mal dios que lo fundara.
Yo no sé si soy, no soy, o es verdad lo que ahora veo
que al vacío me he lanzado sin conocer mi destino,
ni sé si aquí estoy, no estoy o estoy borracho de vino
pues que en este desatino sólo sé que me mareo.
Un poema es un trayecto a la aventura
que empieza sin saber si en el camino
van a encontrarse abrojos. Y el destino
ha de hacer muy pesada su andadura.
El sol, bendito sol, bendita fuente
de luz, la que ilumina nuestras vidas,
y al tiempo da calor, con su aliciente
al alma va curando las heridas.
Yo sostengo que el poeta es inventor
de historias que construye con palabras,
ladrillos arrancando en su interior
sacando de su entorno alrededor
para hacerlas felices o macabras.
He extraído del tintero este poema
de líquido empapado, emborronado,
le he escurrido sacándole la flema
y en huesos le he dejado cual fonema
terso, blanco, vistoso y destintado.
