VIVIR NO SALE CARO [Mi poema] Bartolomé Leonardo de Argensola [Mi poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Arrastro la nostalgia en mi pupila. Haciendo voy un alto en mi camino, Así que ese pasado ya no exista Si dicen la nostalgia es el olvido Admito pueda ser un bicho raro, |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Bartolomé Leonardo de Argensola
A un caballero y una dama
Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve;
porque nos hablas ya con voz escura,
y, aunque dudoso, el bozo a tu blancura
sobre ese labio superior se atreve.
Y en ti, oh Drusila, de sutil relieve
el pecho sus dos bultos apresura,
y en cada cual sobre su cumbre pura
vivo forma un rubí su centro breve.
Sienta vuestra amistad leyes mayores:
que siempre Amor para el primer veneno
busca la inadvertencia más sencilla.
Si astuto el áspid se escondió en lo ameno
de un campo fértil, ¿quién se maravilla
de que pierdan el crédito sus flores?
Gala no alegues
Gala, no alegues a Platón o alega
algo más corporal lo que alegares,
que esos cómplices tuyos son vulgares
y escuchan mal la sutileza griega.
Desnudo al sol y al látigo navega
más de un amante tuyo en ambos mares
que te sabe los íntimos lunares
y quizá es tan honrado que lo niega.
Y tú, en la metafísica elevada,
dices que unir las almas es tu intento,
ruda y sencilla en inferiores cosas;
pues yo sé que Apuleyo más te agrada
cuando rebuzna en forma de jumento
que en la que se quedó comiendo rosas.
Aunque Ovidio
Aunque Ovidio te dé más documentos
para reírte, Cloe, no te rías,
que de pez y de boj en tus encías
tiemblan tus huesos flojos y sangrientos;
y a pocos de esos soplos tan violentos,
que con la demasiada risa envías,
las dejarás desiertas y vacías,
escupiendo sus últimos fragmentos.
Huye, pues, de teatros, y a congojas
de los lamentos trágicos te inclina,
entre huérfanas madres lastimadas.
Mas paréceme, Cloe, que te enojas;
mi celo es pío; si esto te amohína,
ríete hasta que escupas las quijadas.
Viéndose en un fiel cristal
Viéndose en un fiel cristal
ya antigua Lice, y que el arte
no hallaba en su rostro parte
sin estrago natural,
dijo: «Hermosura mortal,
pues que su origen lo fue,
aunque el mismo Amor le dé
sus flechas para rendir,
viva obligada a morir,
pero a envejecer, ¿por qué?»
Filis naturaleza
Filis, naturaleza
pide la ostentación y los olores
para sus nuevas flores
a la fértil verdad de tu belleza
y que en meses ajenos
pródigas abran su temor los senos.
De tu cerviz reciba
cándido lustre el de la rosa pura,
como animar procura
su carmesí en tu rostro la más viva;
den tus labios crueles
púrpura más soberbia a los claveles.
El cogollo más tierno
crezca con ambición de formar selva,
tan firme, que, aunque vuelva
a herirla por asaltos el hibierno,
ni le marchite el brío,
ni agrave más sus hojas que el rocío.
Por ti con los jardines
más prósperos compiten estas peñas,
que entre gramas risueñas
te producen violetas y jazmines,
para que de los dones
que tu hermosura influye la corones.
Ya, al favor de tus ojos,
entre frutos pendientes, el otubre
segunda flor descubre,
y te ofrece esperanzas y despojos,
porque en entrambas suertes
anticipados regocijos viertes.
Mas, ¡ay!, que cuando inspiras
el no esperado honor con que se apresta
para ti la floresta,
haciendo en el vigor de cuanto miras
tan dichosa mudanza,
mísera yace y sola mi esperanza.
Si amada quieres ser
Si amada quieres ser, Lícoris, ama;
que quien desobligando lo pretende,
o las leyes de amor no comprehende,
o a la naturaleza misma infama.
Afectuoso el olmo a la vid llama,
con ansias de que el néctar le encomiende,
y ella lo abraza y sus racimos tiende
en la favorecida ajena rama.
¿Querrás tú que a los senos naturales
se retiren avaros los favores,
que (imitando a su Autor) son liberales?
No en sí detengan su virtud las flores,
no su benignidad los manantiales,
ni su influjo las luces superiores.
Dime Padre común
«Dime, Padre común, pues eres justo,
¿por qué ha de permitir tu providencia,
que, arrastrando prisiones la inocencia,
suba la fraude a tribunal augusto?
»¿Quién da fuerzas al brazo, que robusto
hace a tus leyes firme resistencia,
y que el celo, que más la reverencia,
gima a los pies del vencedor injusto?
»Vemos que vibran vitoriosas palmas
manos inicas, la virtud gimiendo
del triunfo en el injusto regocijo.»
Esto decía yo, cuando, riendo,
celestial ninfa apareció, y me dijo:
«¡Ciego!, ¿es la tierra el centro de las almas?»
MI POETA INVITADO: Eva Molina Saavedra
FILIA
Absorta en el giro del agua,
amasa el hatillo
hasta que ve su transparencia.
Saca las prendas de la tina
y las escurre una a una.
Gotea la ropa en los alambres,
el viento se corta
y en las telas el sol deslumbra.
Los niños corren en el laberinto
de la azotea, entre macetas
hechas con latas, colmadas de flores.
La mujer descansa,
siente a los chiquillos
y acepta el frío encarnado en su estirpe,
las manos quemadas de lavandera.
LITIGIO
Vivo un litigio
en secreto contra el Estado
por coacción, abuso e incumplimiento,
porque me quita lo que me hace falta
y se impone.
Es secreto.
Un litigio contra el Estado
porque la naturaleza es levantisca.
Por lo solar se rige,
y por lo originario,
pero encierra un grito contenido.
No soy parte de un experimento social,
ni vivo en la ficción, ni guardo copia
de ningún contrato sin previo aviso.
Siento una guerra íntima
contra el Estado,
pues no soy animal de granja.
Si fingí ser sumisa, lo hice
para subsistir. No seré
la delatora que necesitáis.
No firmo, ni obedezco, ni me inclino.
Por eso quiero esconder en la mano
la fuerza de ese gesto que haga fértil
mi pequeño jardín.
A años luz de vuestra gran mentira,
pisar la hierba para sentir la savia.
MANANTIAL
Nos inclinan las derrotas, andamos
con la mirada rasante
de quien no comprende
porque su visión se ha fragmentado.
Una y otra vez, para curarme,
entraré en el espacio del nosotros,
paso ciego en un denso vacío,
llave y fuente de todo lo que es.
De La mirada rasante, (Bartleby)