Una tarde cuando el sol se pierde en la lejanía
yo cruzaba la Gran Vía de Madrid, con mi galbana
a cuestas, y mi alegría, mi presencia casquivana,
cartuchos en mi canana, de ojeo en la travesía.
Escucho la radio, las noticias, leo
los versos de los poetas que me gustan,
doy repaso a mi correo. Y al paseo
a tirar voy las penas que me asustan.
Yo escribo de las cosas que me pasan,
que observo, que percibo o que presiento,
que añaden emoción al sentimiento,
conforman la verdad con que la amasan
el grito o el lamento.
Que si me ajuntas, que no te ajunto,
¡anda ya, por fá, que seré bueno!,
juro seguirte cual nazareno,
no entrometerme en ningún asunto.
Al fin, señor, al fin
te has dignado escucharme.
Al fin a tus oídos
ha llegado mi súplica. No en balde
he llorado y sufrido porque vieran
acercarse ese día los ojos de mi carne.
Por qué hoy yo me pregunto, por qué tu te preguntas,
si vienen todas juntas me han de tocar a mi,
si nunca di motivos y hoy hieres y me apuntas
con tantas marabuntas, con tanto frenesí.
Callar nunca fue fácil, la injusticia
campando va a sus anchas,
se nota su presencia por las canchas,
allí donde produce alguna picia,
o surgen avalanchas.
Sorbo del eco misterios,
de aire la filosofía,
la brisa, melancolía,
del silencio, los criterios....
Razonable es decir lo que uno siente
aun cuando alguien contigo no coincida,
te reproche decir una parida
o amenace por ser un inconsciente.
o que eres un suicida.
Yo, testigo de miedos y de fobias,
de mis filias, de súplicas y llantos,
cansado de sufrir ya desencantos
cual novios van en busca de sus novias.
Yo quien soy no sé, ¿acaso tú lo sabes,
¿quién eres tú, aquí qué representas?,
por qué razón viniste, no me mientas,
cuánto debes de andar hasta que acabes,
no digas lo presientas?
Aquello que de niño me vendieron
hoy dicen ya no existe,
se ignora lo mataron o murieron,
y empiezo ya a dudar si me mintieron,
quizás es que jugaran al despiste.
Hoy es domingo. Ya sé que no es domingo
que hoy me levanto con ganas de incordiar,
llevar la contraria y terco marear.
A quien decida leerme, sin distingo,
se expone a naufragar.
Beber, lo que es beber, nunca he bebido,
sabiendo que el beber no es conveniente,
beber, eso lo sabe mucha gente
convierte en un borracho empedernido
y acaba resbalando en la pendiente.
Pues que Dios siempre da oportunidades
cuando vuelva a nacer será distinto
que hoy prometo ser fiel a sus verdades.
Caso omiso he de hacer a veleidades
ornadas de pelaje variopinto
Tengo un monte en el subconsciente de mi infancia
junto a otras intensas sensaciones. Los gorriones,
la presencia tan erguida de los pinos,
las encinas, los enebros, los caminos
los arbustos, matorrales y las charcas..
He bajado a la calle, la noche fría,
todos los comensales lloran su ausencia,
va gimiendo a raudales la sombra impía,
e incluso se oye el llanto de la porfía
denunciando a traidores por su impaciencia.
Fue bonito mientras fue,
ahora toca despedirse,
no creáis que me voy triste,
prometo que volveré.
Me llevo un poco de ají
entre tantas emociones,
gracias por las atenciones
que habéis dispensado en mi.
Mis versos van por ti, te los regalo
gallina, ignota, humilde ponedora,
quien quiero conocer ya sin demora,
creadora de este objeto circunvalo.
Fantasía de un día que se va
y nunca a retornar él ya se aviene,
-el tiempo ya se sabe es lo que tiene-
por mucho que se insista seguirá
no importa si conviene o no conviene.
Oigo hablar,
distendida perorata,
de una vida que se mata
sin pensar,
cual si fuera de una rata
que ese ser del que se trata
ya no puede protestar.
