1.¡VIEJOS! [Poema del Editor]
2.Aurora de Albornoz [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

Conozco un lugar donde las gentes se reunen
para rumiarse cuitas,
contando chiribitas.
Van glosando sus vidas, historias y presumen.
Lanzan brindis al sol,
jugando de farol.

Tranquilo es y coqueto del hueco en la placita.
donde sueñan y añoran,
y a veces hay que lloran,
algo que no ha de volver a su vida marchita.
Ríen, hacen alarde
hasta caer la tarde.

Ensimismados tienen la testa entre las manos
soñando con placeres
que de hombres y mujeres
ya casi no se acuerdan o suenan muy lejanos.
Solean, ríen y viven,
comentan, sobreviven.

Llevan niebla en sus ojos cansados desde niños,
– estirando la vida,
jugando una partida-
sumando aditamentos y de experiencia aliños,
Siembran sus reuniones,
cachavas y bastones.

Henchidos de nostalgias, vacíos de ilusiones,
tienen hombros cansados,
por esfuerzos pasados,
dañadas emociones, gastados corazones.
No se sabe si oran,
suspiran o si lloran.

Allí un mañana osado juega junto al pasado,
-en tanto que unos tosen,
los otros se descosen-
vigilando a ladrones que su amor han sisado.
Juegan, matan el tiempo,
llenando un pasatiempo.

Esos seres humanos, de semblantes añejos,
con espaldas hundidas
y miradas perdidas
ya no tienen futuro solo tienen consejos,
de repliegues, patosos,
añosos, son los viejos.
©donaciano bueno

El autor ha querido reflejar la estampa de una placita en la que, puntualmente todas las tardes, se reúnen los ancianos del lugar para «matar el tiempo» (el pasado) mientras vigilar a sus nietos los niños que allí corretean (el futuro).

De pronto el corazón, con ansia extrema
Mezclada a un tiempo de placer y espanto,
Latió, mientras su labio murmuraba:
«¡No, los muertos no vuelven de sus antros!
(la canción que oyó en sueños el viejo)
Rosalía de Castro

MI POETA SUGERIDO: Aurora de Albornoz

Ofelia

Era de nuevo el río de las aguas azules.
El de siempre.
El que tuvo tan cerca muchas veces.

Sabía su principio
pero no quiso nunca
perderse por su aguas.

Lo sintió más cercano.
Adivinó sus brazos
azules
como siempre.
Y tocó su principio.
Y lo siguió gustando.
Y sintió poco a poco
sobre el cuerpo
el peso de las aguas,
pero no tuvo miedo.

Y adormeció los jos.

Y se volvió de lado.

Todo amor es fantasía…

Todo amor es fantasía, de sobra lo sabemos: inventa al amante, a la amada, nos inventamos con año, día, sabor, piel… Nuestros sueños separados inventan la melodía que nuestros sueños juntos descomponen, destrozan, recomponen. Que nuestros cuerpos juntos sueñan, viva, eterna.

Todo amor es asombrada fantasía, iluminada fantasía sin palabras, acaso queriéndose fijar en palabras.

Palabras. Palabras las tuyas creándome, inventando a éste que…

Los ojos que miro, parados, verdosamente inseguros ¿los aprendo en el espejo, en las palabras, tus palabras?

Ahora unos dedos (mis dedos) rozan unos brazos (estos brazos) modelan suavemente una cintura, se redondean sobre unas caderas, piensan una piel real, un cuerpo ¿real o fantasía inventada por el amor, tu amor hecho palabras?

Fantasía-Guiomar que creaste, creí:

Sólo mi figura como una centella blanca, fija e inmóvil una centella de tiempo sólo, oscila, viene y va, en espiral asciende, desciende hasta ti, entre tus brazos es ala o piel palpitante la figura, mi blanca figura que se derrama en chorro multicolor, cintas que atan, desatan rojos, azules, oro sobre pizarra gris, multicolor sobre tu noche oscura rayándola de cascabeles brillándola, trenzándose en luz, alzándose en luz-sonido, mi figura fugaz que se derrama, se perfila en tecnicolor de japonesa armonía, azulea, rojea, sonríe, reluce dorada sobre todos los grises, te ofrece el ovillo dorado que tus manos toman, te ofrezco mis manos, mis liberadoras manos, atamos nuestras manos, nuestras bocas, hallamos el hilo del claro
día, día-nosotros.

(Desde la penumbra de una butaca de patio nos miré un instante proyectados allí: nos contemplé —en tan sólo un instante-centella— liberados.)

Lo dice, repite y repite una voz…

Lo dice, repite y repite una voz, garganta, entrañas de mujer que dulcemente se desgranan en sílabas, dulces palabras de mujer que dicen, gustan y regustan que por siempre llevarás sabor a mí. Tus labios llevarán sabor a mí. Y la memoria va desperezándose, desenredando ovillos, dorados o azules o cordíalmente grana, ovillos de palabras ondulantes de suave caminar hasta allí (donde aún no estaba Guiomar) y allí las palabras. Las palabras deslizándose por el aire cálido, desde el aire a los adentros, mis adentros aquí que ahora las escuchan en algún tocadiscos vecino, que ahora las gustan y regustan avivadoras de un tiempo tejido con ellas, con esas o parecidas palabras que cantaban verdades lánguidamente tristes, o fulgurantes como abiertas quemaduras, que iluminaban ilusiones de verdades. Palabras, de mujer o de hombre: palabras de bolero. De mujer, aquéllas, éstas que dicen y repiten y regustan sabor a mí, a mí que ahora, en gesto convencional, junto los párpados en son de recuerdo y dejo que mi cabeza repose en el hueco de mis manos y me dispongo a pensar que pienso y pienso ahora si llevarás sabor a mí, si llevaré sabor a ti si llevarán tus labios —¿dices que nada se pierde?— sí aún llevaran tus labios, que dónde los sabores otros que traías, los que creíste eternos, este mío de hoy…

Mira, yo, la Guiomar por ti creada, estoy ahora —fondo azul de boleros— creando una ilusión: por siempre llevarás sabor a mí. Y quien vive de crear ilusiones no morirá jamás de desengaños.

TENGO MUY POCO QUE DEJAR

TENGO muy poco que dejar…
Dejo mi cuerpo a España
y mis palabras a los cuatro vientos.

Dejo mi cuerpo
a España.

Querría deshacerme
allí,
mirando al mar,
entre la tierra húmeda
que siento
– viva, hoy-
tan cercana a mis hombros.
Entre tierra.

Mis palabras,
si alguna sirve para algo,
para alguien,
a todos.
A los demá.
Hacia todos los vientos, mis palabras.

Mi cuerpo
-amigos, perdonad este capricho inútil-
en un pequeño cementerio
que mira al mar
allá en la tierra que me hizo.
En Luarca de Asturias.
En Asturias de España.
del libro de José María Balcells titulado poemas del destierro (Antología siglos XVI-XX) -Selecciones de poesía española

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Aurora de Albornoz (Luarca, Asturias, 22 de enero de 1926 - Madrid, 6 de diciembre de 1990) fue una escritora, crítica literaria y profesora española, exiliada en Puerto Rico y Estados Unidos durante la dictadura

    Aurora de Albornoz era hija de la escritora y pedagoga Carmen de Albornoz, y sobrina del presidente de la II República en el exilio, Álvaro de Albornoz. Creció en una familia con un fuerte legado intelectual y político.

    En 1944, con 18 años, publicó su primer libro de poesía, "Poemas de mi juventud". Un año después, se exilió con su familia en Puerto Rico, donde se casó con Jorge de Albornoz y cursó estudios de Filología Hispánica. En 1957, se trasladó a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Columbia, donde se doctoró con una tesis sobre el poeta español Antonio Machado.

    Fue profesora de literatura en varias universidades, incluyendo el Queens College de Nueva York, y en la Universidad Autónoma de Madrid, a la que regresó en 1980.

    La obra de Aurora de Albornoz se enmarca en la llamada Generación del 50, y se caracteriza por una poesía intimista y reflexiva. Aborda temas como la memoria, el exilio, la identidad y la naturaleza. También fue una prolífica ensayista y crítica literaria, destacando sus estudios sobre el poeta Miguel Hernández.

    Entre sus libros de poesía más importantes se encuentran: "Poemas de mi juventud" (1944), "Canciones del peregrino" (1955), "Palabras de la tierra" (1973)

    En 1989, fue galardonada con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y en 2002, se creó la Fundación Aurora de Albornoz en Luarca para preservar y difundir su legado.

    Ver entradas
  • Rosalía de Castro fue una escritora nacida en Santiago de Compostela en el año 1837 y fallecida en La Coruña en 1885. Se dedicó a la creación de prosa y poesía, tanto en idioma castellano como en gallego y se la reconoce como una de las figuras más importantes de las letras de su época. Sin lugar a dudas, fue con sus «Cantares Gallegos» que enalteció el nombre de su patria y contribuyó a su renacimiento cultural, concediéndole un lugar importante ante una nación que ya la daba por extinta. Continuando con su legado poético, que resalta por sobre su también brillante narrativa, dejó dos obras más que demuestran la grandeza de su arte: «Follas Novas» y «En las orillas del Sar». Con respecto a su prosa, destacan sus títulos «La hija del mar», «El caballero de las botas azules» y «Padrón y las inundaciones». A continuación contamos con algunos de sus poemas, como ser «Dicen que no hablan las plantas».

    Ver entradas

+Info de errores al email del autor o editor.

¡No olvides hacer una visita a los Maestros!

Subscríbete!
Notificar a
guest

0 ¡Ardo en ascuas por conocer tu opinión! ¡Anímate a comentar!
El más nuevo
El más antiguo El más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Lee y anímate a comentar sobre este u otros poetas.x