Mi poema: SOÑAR NO BASTA
Mi poeta aquí sugerido: Gabriel García Narezo

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo soñaba que tenía
en mis ojos una llama
y entre tanto de la cama
en el sueño me caía.

Soñar no basta para hacer la vida bella,
ni siquiera con disfrutar, con eso basta,
ni volar tampoco creyéndose una estrella
o con tozudez aplicarse a la botella
ni con firmeza asirse de un toro a su asta.

Mas ya que soñar saludable es y gratuito
salpiquémonos de poemas a raudales,
en los abruptos pedregales de granito,
donde hay quien dice que dios dio su último grito,
en las limpias aguas e inmensos manantiales.

Cantemos y brindemos que la vida es breve
viendo que a nuestro alrededor todo es bonito,
como es un vaso de buen vino que se bebe,
el cuerpo bello de una amante que se embebe,
la emoción del verso que nace aún no escrito.

¡Qué tarde se hace la tarde
que largo se hace el camino
qué pertinaz el destino
y la pena qué cobarde!.
©donaciano bueno

Comentario del autor sobre el poema: El estado de felicidad plena no existe, solamente se pueden disfrutar de momentos de felicidad haciendo hincapié en las pequeñas cosas.

MI POETA SUGERIDO: Gabriel García Narezo

Gabriel García Narezo

Así es

Como si hubiera de morir mañana
y una gran claridad ante mis ojos
dejase la verdad, las cosas claras,
lo severo y desnudo y lo más hondo;

como si hubiera de elegir virtudes,
escoger paso y gesto y el camino
que me lleve sin prisa hasta la cumbre
donde la vida cobra su sentido;

como si ya estuviesen derrumbados
el cerco y las murallas opresoras,
confieso libremente lo que amo,
digo verdad, y fiel es mi memoria

a todo lo pasado por mi cauce.
Para nada me sirve la mentira;
entierro las palabras que no nacen
cantando como sangre de una herida.

Elijo la batalla. No me callo
lo que siento verdad. Ésta es mi gente.
Estos hombres heridos, mis hermanos:
almas acuchilladas que se crecen

cuanto más asesinan su esperanza.
Estoy con estas manos y estos pechos
que los puros desprecian y señalan
con la inclemente seña de su dedo.

Estoy con los sedientos de belleza,
con los que no heredaron la hermosura,
con los que lentamente deletrean
y van hacia la luz bajo la lluvia

que cae sobre su amargo desamparo.
Empujo en estos muros carcomidos
del edificio cruel que nos han dado
sin ventanas, con lágrimas y frío.

No lloro lo que ya desaparece.
Miro el ascenso de los tallos nuevos.
Canto la tierra madre donde crecen
las tremendas cosechas de hombres recios

que ya sus propios sueños edifican.
Y pongo entre sus manos mi palabra,
por ellos la organizo, por su vida,
aunque yo hubiera de morir mañana.

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