1.DE ARANCELES Y OTRAS HIERBAS [Poema del Editor]
2.Julio Maruri [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA …de medio pelo

Está lloviendo a mares. En el mundo
se cree se avecina un terremoto
por culpa de un tipejo y de su escroto
que trata de joder y tremebundo
está como una moto.

Dispuesto a marear y a la deriva
a todos los agentes dinerarios,
políticos, magnates y empresarios,
que sufren al pensar se les castiga
robando sus denarios.

Inmerso en ese juego de trileros,
a ver quien es más listo o más tramposo,
moviendo el cubilete. O desastroso
en esto de cuidar de sus dineros
se pasa haciendo el oso.

Que al fin todo consiste en ver quien gana
y quien goza del as de la baraja,
quien vence en la partida o se rebaja
y canta las cuarenta o sale rana
partiendo esa migaja.
©donaciano bueno

A propósito de la reciente guerra comercial de Trump en los Estados Unidos.

MI POETA SUGERIDO:  Julio Maruri

NIÑO DEL SEPTENTRIÓN

Pájaro de la niebla,
no me verás.
Tu trino
irá empapado en llanto,
triste niño perdido.

Empapado de nieblas
tu sol sin luz.
Destino
de aurora vacilando
entre ser y haber sido.

Niño del septentrión
desolado y dormido
cerca del mar ausente,
bajo un sol consumido.

Azul niño de niebla,
pájaro azul dolido…
Oh, qué ausente tristeza
ser de la niebla y niño.

LA PALABRA

Para siempre, siempre, siempre:
ronda, rondel, melodía.

La palabra, esbelta y libre,
se basta sola a sí misma.

La voz la lleva girando
– ala, violín, armonía –

y al viento va, sin figura,
y queda en el viento viva.

Para siempre, siempre, siempre:
la palabra, sola, erguida.

ÁRBOLES DESPOBLADOS.

Me recuerdan mi historia.

De mañana crecieron
revestidos de gloria.

Pero desconocían
el otoño y la sombra.

Ignoraban que el tiempo
no es ave ni memoria.

Que el tiempo pasa y quita
lo que la vida otorga.

Dejadme sin campanas, pensativo,

desnudo de hojas en mi otoño.
Dejadme penetrado de confines
sobre la tierra. solo.

Dejad que me alce triunfador y entero
bajo una luna sin contorno.
Única torre yo sobre los llanos.
tiento de luna y hombre, caudaloso.

Dejadme así vivir serenamente
mi sueño sin estorbo,
mi pasión sin ciudades, mi quimérico
reino del viento loco.

Que solo viento y luna y horizonte
podrán ceñirme sin trastorno,
cuando mi sangre arda transportada
por su abrazo violento y presuroso.
De Antología Poética”, Editorial Visor Libros.

ORACIÓN por los Poetas

Hijos tuyos, salidos de tu diestra,
no les pongas, Señor, a la siniestra;
mas, por la sed que hubieron otro día,
refrigéreles hoy tu compañía,

pues si a veces su cántico fue opreso
por la melancolía o por el beso,
ve que fuera mirando hacia las fuentes
desde los arenales inclementes.

Válganles, pues, por obras sus palabras.
Válganles el dolor con que las labras.
No condenes, Señor, por infecundo,

su amor a la figura de este mundo,
ni esparzas, al juzgar según tus vías,
letras heladas y cenizas frías.
(Fray Casto del Niño Jesús, es decir, Julio Maruri, Carmelo de Begoña, 1956)

A mi madre

Me tienes niño todavía.
Me has de ver niño hasta tu muerte.
Hasta que ya cansada marches
hacia ese cielo de las madres.

Ya no soy niño, tú lo sabes.
Aunque tus ojos bajes, como
cuando era niño y los posabas
sobre las yerbas, por mirarme.

He ido creciendo con los días.
Ahora soy hombre, y tú lo lloras.
Me diste al mundo, en tu inocencia
-oh, limpia madre-, y a los pájaros.

Pero los pájaros van altos.
El mundo es duro, marcha ciego,
va sin miradas hacia el niño
que tú has perdido para siempre.

Niño que llora. Yo aquel niño.
Mi mano ausente de tu mano.
Oh, qué tristeza verte, madre;
madre sin niño, madre sola.

Pero yo canto. Yo no niego
esa niñez que me diste.
Pájaro soy,y vuelo, y trino.
Pueblo tu tarde, y vuelo, y canto.

Me tienes niño… todavía.
Hombre me tienes. Voy rozando
la transparencia de tu cuerpo,
niño en la tierra cuando canto.

ESTE es el mar. Aún me recuerda
aquella juvenil mañana.

Soy el de ayer. Aún me reciben
sus caracolas y sus flautas.

Este es el mar que me contempla.
Soy junto al mar su sombra amarga.

Aún en la playa están mis huellas,
las diminutas y lejanas.

Bio de autor en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Nacido en una familia de trabajadores (su abuelo paterno era propietario de un bar que regentaba su hijo; su abuelo materno fue tratante de ganados), Maruri pasó una infancia tranquila en Santander. Junto con sus estudios de primaria y secundaria, estudió Dibujo desde los doce años. De la mano de su amigo de la infancia José Luis Hidalgo, poeta y pintor torrelaveguense, se inició en lecturas poéticas y vio en el Ateneo de Santander la primera exposición pictórica, de Joaquín Solana, con quien más tarde trabó amistad.

    Incorporado a filas en 1938, en plena Guerra Civil, salió de Santander y permaneció en el servicio militar hasta 1943. En Madrid conoció a Vicente Aleixandre y entró en contacto con el ambiente poético de la capital, que trasladó a Santander, adonde regresó en el verano de 1944. Se reencontró con José Luis Hidalgo y conoció a José Hierro y a Carlos Salomón, que, junto con otros artistas santanderinos (Enrique Sordo, Leopoldo Rodríguez Alcalde, etc.), habían puesto en marcha la aventura de la revista Proel, a la que Julio Maruri se incorporó en el número 4 (1945) con su primer poema publicado, titulado “Ciudades amenazadas”. En otoño de 1944 regresó a Madrid, donde comenzó a escribir los poemas de su primer libro, Las aves y los niños, que publicó en 1945 la editorial Proel, vinculada a la revista del mismo nombre. [Fuente...]

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