Baltasar del Alcázar

Baltasar del Alcázar

La poesía de Baltasar de Alcázar es totalmente distinta de las tendencias comunes en su época. Su tono es festivo, burlón, jocoso; satírico a veces, sin llegar a ser sangrante.

Los temas más recurrentes en su obra son los placeres de la buena mesa y los encantos y defectos de las mujeres. Esta temática hedonista ha llevado a considerarlo como un poeta menor en numerosas historias de la literatura. No obstante nadie deja de reconocer su talento para la métrica y el ingenio desplegado en la composición: tanto desde el punto de vista del contenido, como desde la forma, siendo consideradas como innovadoras algunas de sus soluciones métricas y estílísticas.

Excepcional latinista, no oculta su admiración por Marcial, de quien imita claramente sus “Epigramas”. También se nota en su obra cierta influencia de Horacio, no en vano tradujo varias de sus obras al castellano. La mejor definición de su obra es la que figura en la Enciclopedia Espasa:"Tan original como ingenioso, descuella entre los poetas sevillanos por la travesura, gracia y malicia intencionada de sus versos, su imaginación epicúrea y la facilidad con que salva todas las dificultades de la métrica".

De su obra destacaremos, aparte de las composiciones gastronómicas, el “Diálogo entre dos perrillos”, claro antecedente cervantino, “Diálogo entre un galán y el eco”, y “Consejos a una viuda”. Sus breves “Epigramas” anticipan la poesía satírica que tan corriente será en el siglo XVII en Quevedo, Alarcón y Góngora.

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