A UN LIRIO [Mi poema]
Rocío Arana [Mi poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Lirio, dócil, nacido de una astilla,
en resquicio, en la tapia, en un adobe,
sin un simple arrumaco que le arrobe
ni nadie al que achacar por qué mancilla.

Junto al lirio hay abierto un orificio.
para poder mirar lo que allí pasa,
atento si aire sopla, el sol abrasa,
él es la soledad en ese hospicio.

Todo el mundo la mira y le saluda,
algunos hay de forma irreverente,
él se inclina educado ante la gente
siempre presente está, siempre madruga.

Ningún viento ha obligado a doblegar,
vacunado se encuentra de un mal fario,
su memoria es el mismo calendario
de sucesos muy duros de olvidar.

Cuando haya de abordar su reto en serio
en que deba por fin ya rendir cuentas
no deberá viajar ni dar más vueltas
pues su casa es el mismo cementerio.
©donaciano bueno

#La suya y la de todos, o no? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: El lirio es el símbolo del renacimiento y la resurrección, por lo que es ámpliamente utilizado en los arreglos para funerales y se plantan en los cementerios.

MI POETA SUGERIDO:  Rocío Arana Caballero

PAÍS

A veces, en mi casa, cuando gritan
los perros, cuando ladran los minutos,
cuando no sé qué hacer, pero no tengo
mapas para mis manos y mis ojos,
cuando las cosas lloran su silencio
entonces, lentamente voy girando
la cara para ver tu luz de tarde.
Has venido, me tomas por sorpresa.
Como un país lejano,
una pequeña flor gritando vida
en un camino seco, se me cuelan
tus últimas palabras, ese gesto
de mirar tu reloj en una isla,
la sonrisa perfecta, chimenea.
Te quedarás conmigo
te mostraré mis nueve manuscritos,
cenaremos al fin en la terraza
entre limones, viento y buganvilla,
y luego marcharás.
A veces, cuando vuelvo de tu vida
a mis manos vacías en mi cuarto,
a los perros, la tarde y la pantalla,
de pronto surges tú
de un país remotísimo, poblado
por islas y volcanes,
donde te estoy viviendo cada día.
23.VI.2003
Rocio Arana («Pampaluna». Adonais. 2004)

«Viajes»

Mi corazón doméstico y descalzo,
de andar por casa, de mirar el fuego
con su magia primera, de paisajes
interiores, ventanas y ventanas,
mi corazón que duerme por el día,
que siente la llamada de las tres
tiendas, que no se quiere levantar
y vuelve al escenario cada noche,

mirándote mirar se quedaría
toda la vida, si dijeras dónde.

Poema dedicado a Lucía

¡Que alegre! Que guitarra
se morirá en tus manos?
¿Quién te sostiene el alma
y quién puebla tu corazón de pájaros?
Quiero seguirte yo en esa alegría
que llevas como una medalla al cuello,
y asomarme a las puertas de tu risa,
quedando embelesada en su destello.
Brocal claro de tu alma es tu sonrisa,
a ti se llega por la risa alta,
la risa honda y profunda y no vacía
de cosas serias para templarla.

COMO EN MI PROPIA CASA

Aquí llega mi madre
felizmente
cansada
con su tacto de agua
con sus ojos
de fruta
y con esa sonrisa
que despierta
castillos medievales
aquí llega mi padre con los años
latiendo
como pájaros
como si no tuvieran
peso alguno
viene
trayendo
el viento en las pupilas
viene
con la cartera
trabajosa
los ojos fulgurantes
como un niño
lo mismo
que un niño que regresa
del colegio
y sueña que es mayor
calvo
filósofo
y con una mujer
que despierta castillos
medievales.

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LLUVIA

Corren ríos menudos por la calle,
agua con torbellinos de hojas rotas.
Un arce japonés se levanta, temblando
una canción de gotas por sus ramas,
y me paro en la brisa para ver
el arcear del arce, la esencia de las cosas
mojadas y despiertas.
Un mismo amor recorre los caminos:
Es la lluvia de siempre, pero yo soy distinta.

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MI POETA INVITADO:   José Iniesta

El tigre sin selva

Bosque arrasado por una catástrofe.
Nuestra voz está rota,
han caído los árboles.
Nuestro cuerpo se apoya, derrotado,
en una vieja encina aún de pie.

Yo soy todas las voces, y soy una.
Yo soy lo que seréis,
después de todo,
semejante a cenizas que se vuelcan
encima de las nieves del invierno.

Yo soy todas las voces, y soy una.
Sentid en la luz rota de las guerras
los bosques calcinados que serán,
las aguas enturbiadas de los ríos,
los árboles talados que crecieron
a su sol y su savia por dar sombra
al caminante amigo de la aulaga.

Yo tengo mi oración.
Perdí mi rostro
en espejos malditos de la infamia,
¡y amo tanto la vida que se agota!
Yo fui bajo los astros encendidos
al lado de mis padres de lo eterno,
y un niño se asomaba a su balcón
en la casa más pobre de la tierra,
donde siempre reinaba la alegría.

Soy un tigre sin selva, ya me veis.
Soy un tigre sin selva,
y soy un fuego
a punto de apagarse en una choza,
antigua cicatriz de todo lo perdido,
y no acaba en la noche mi temblor,
me derrota el arquero de la noche.

La palabra es cansancio, y travesía.
Mi mirada es de plomo, y es de sal.
Mi piel es la corteza de la encina,
y aquí mi voluntad desea siempre
ser huésped del amor
en un valle sin lágrimas,
la belleza del mundo al reflejarse
en el diamante vivo de otros ojos,

el sol emocionado al proyectar
mi sombra
en el silencio,
contra el muro.

Alcance y unión

Hay días en la vida que nos salvan.
Apenas basta el sol en nuestro rostro,
un árbol deshojándose en un patio,
la brisa acariciando nuestra piel.
Y allí, el fluir del tiempo se derrama
inundando desiertos de pobreza,
y todo es la conciencia de estar vivo
con daño y alegría a cada instante,
la lluvia que fecunda el arenal.

Ahora que en mí habitas sí que existo.
Ahora que me besas en la noche
de nuevo sé quién soy,
dónde mi vida
celebra el alto incendio de su arder.
Nosotros habitamos los espacios
donde todo es alcance y es unión,
y en la luz cotidiana del amarte
el caos tiene sentido
y la sal de las horas.

La rosa de la tristeza

A veces la tristeza es una rosa
abierta en lo profundo de la carne.
A todos se nos da cuando florece
y se abre a su misterio
o se deshoja
junto al muro caído de la dicha.
Y es entonces, allí, con qué certeza
de un alto mediodía contemplando
las nubes que se van y lo que somos,
que la tristeza hermana nos consuela
con el más dulce daño:

la conciencia de ser
y estar viviendo
en los adioses,
el amor que sí somos en el mundo.
Editorial Renacimiento

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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