Una muestra de sus poemas
Primavera
Bajo el encanto de este dulce amor,
hasta este sitio plácido y risueño
el mar como un antiguo trovador
viene a arrullar con su canción mi sueño.
Y en medio de mi dicha me parece
ver a la luz de un resplandor incierto,
que mi antiguo dolor se desvanece
y a una vida de dichas me despierto.
Y cuando el mar me llama en esa hora
en que la luz asoma en lontananza,
se me figura el arco de la aurora
un plácido camino de esperanza.
Del libro: Nieblas del Alma.
Cuento
(Para “El Niño.”)
Era un viejo de espejuelos
que nunca probó el dolor
y cuidaba con amor
la heredad de sus abuelos.
Como nunca tuvo hijos
ni esposa ni nietecillos,
tenía llenos los bolsillos
y hacia sus gastos prolijos.
Como únicos compañeros
tenía un perro y un gatito
vivió siempre, así, solito,
entre una raza de obreros.
Pero resultó, que un día
perrito y gato murieron
y entonces conocieron
los vecinos su alquería.
Pues, por medio de un silbido
con un flautín de papayo
con la rapidez del rayo
estuvo el pueblo reunido.
Señores!… les dijo: os llamo
porque mi familia ha muerto
podéis repartir mi huerto
yo no quiero ser más amo.
Dentro de medio segundo
este mundo dejaré.
Viví porque los amé.
¡Nada me queda en el mundo!
Y estirando las patitas
fue quedándose dormido,
y cuentan que fue comido
por unas cucarachitas!
Pues, con suma indiferencia
sus vecinos lo miraron
y sólo se preocuparon
por repartirse la herencia.
Niños…
El cuento que os he contado
enseña una gran verdad:
que aún en la ancianidad
no existe felicidad
si no se ama y no se es amado.
(Para Juanita Oller).
Es el ser en donde Dios
de gracias puso un derroche
es el sugestivo broche
que enlaza en una alma a dos.
Es un búcaro precioso
de perfumes y de encanto
que subyuga con su llanto
y su acento cariñoso.
Es, en suma, la mujer
que nuestro Dios quiso hacer
lo más bello en la creación.
Y por eso es proclamada
reina del orbe, y amada
con vida, alma y corazón.
Por la inmensa lejanía
de un horizonte sereno,
emprende un ave su vuelo
presa de cruel agonía.
Lanza un quejido doliente
que se pierde en lontananza…
cuando entre calma y bonanza
el sol oculta su frente.
Eres simbólica y bella
sedosa y blanca es tu pluma,
pareces copo de espuma
o jirón de blanca estrella.
Vuelas ansiosa en el día;
¿No encuentras al ser que adoras?
¿Por qué ese afán? ¿Porque lloras
con tanta melancolía?
Cuando la tarde agoniza
tornas al nido vacío.
¿Qué busca tu desvarío?
¿Qué pensar te martiriza?
¡Oh simbólica ave errante
de blanca y sedosa pluma
hecha de copos de espuma
detén tu vuelo un instante!
Quisiera tener dos alas
y acompañarte en tu vuelo
para llegar hasta el cielo
y perderme entre sus alas!
Fantasía
Cuando me da la pena su punzada
y el corazón reboza de amargura,
me parece que el alma en su tortura
se va… por los espacios, desolada.
Entonces, como el pájaro perdido
en la región que el gran misterio esconde,
mi pensamiento, sin saber a dónde,
vuela… detrás del alma que se ha ido.
Y al volver a encontrarse es tal el gozo,
tan grata la emoción y el alborozo,
que olvidan su dolor y su honda pena,
y con flores de amor y de ternura,
en el misterio de la noche obscura
tejen una simbólica cadena.
Crepuscular
La tarde expira en el confín lejano
entre un sudario de impalpable seda
y va llorando el toque de la queda
de monte en monte, hasta el confín del llano.
El campanario, el pueblo, el valle, el río
todo entre la penumbra desaparece,
y no sé, por qué causa me parece
que hoy nada, nada de mi pueblo es mío.
El mismo Cielo, la vereda estrecha,
el viejo tronco do gravó una fecha
mi mano, palpitante de emoción.
Y pregunta mi espíritu angustiado,
será que solamente habrá cambiado
de tanto palpitar mi corazón?