EL RIO DE MI PUEBLO [Mi poema] Mario López [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
El río de mi pueblo no es cualquiera, Pues él desde la infancia te conoce, Que allí no existen sapos ni serpientes Mas debo de decir muy a mi pesar Aquel río del pueblo, el Arandilla, |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Mario López
Poema de la teoría de Einstein
Veo crecer a mis hijos… Desconozco
a Einstein, su teoría sobre el Espacio
y el Tiempo. Veo las nubes pasar, lentas
sobre nosotros, sobre la provincia de Córdoba
y sus campos. Bujalance,
donde vivimos… Me pregunto a veces
si el universo gira ¿desde cuándo
y alrededor de quién y hasta qué día…?
Incluyo a Mario López, coetáneo
y a veinte siglos de Virgilio, a todos
los poetas del mundo que gravitan
muertos o vivos dentro de la misma
fracción de tiempo-luz, sístole apenas
del corazón del Todopoderoso.
Miro las gentes. Pienso en ellas. Sufro
Con ellas. Temo que se sientan solas.
Miro las cosas, pienso en los olivos,
sus raíces clavadas a la tierra
con vertical ahínco tal nosotros
a la esperanza con angustia asidos.
Dolor, hambre, injusticia… Tú nos oyes…
¿Cuánta fugaz eternidad nos queda
de Poesía…? ¿Qué insondable vacío colma
de ansiedad nuestro tiempo…? ¿Qué demencia
nos pone cerco…? Nubes radioactivas
con el almendro en flor la primavera
nos aproxima. En tintas melancólicas
se añejan los periódicos. Satélites
artificiales nos fotografían
con implacable precisión. Vivimos
televisados para los vecinos
de Europa, nuestro barrio. Locutores
se turnan para hablarnos de esas cosas
que al parecer ocurren en el mundo…
Vivimos… Desconozco la teoría
de Einstein. Solo entiendo las violetas.
Quiero decir las cosas que perduran
Efímeras tal un deseo bueno.
Veo crecer a mis hijos. Hoy reían
conmigo… Las violetas y su aroma
son eternas también. ¿Por qué estar tristes?
LEJANÍA DE CÓRDOBA
(Paisaje de otoño)
Los árboles azules de la raíz desnuda
se volvieron de oro. La tarde fue muy larga
con su luna menguante llorando en los arroyos.
En los surcos un ala nada más, escondida
y en su confín, las torres enjoyadas de niebla
cruzando los cambiantes cielos de la Campiña.
Un rumor de agua oculta ya hecho brisa en guitarras
coronaba la testa de los bustos romanos
-cadáveres de mármol naciendo de la tierra
feraz, desentrañando la verdad más profunda.
Y al bisel del crepúsculo, más allá, al horizonte,
donde los ríos no acaban y las tardes se olvidan:
Córdoba humo de sueño lejano, deshojando
sus hondas campanadas como un árbol de siglos…
AQUELLA
Por el sabor de la hoja
del limonero mordida
despiertas en mi garganta
con perfume de arriates
bajo la lluvia.
Y recuerdo
que te conocía.
Yo
estuve
contigo en lejanas tardes
y tú dejabas mis labios
besar tu frente y mis ojos
quedarse en ti…
Sí… recuerdo
que te conocía…
Tú eras
aquella y yo te pintaba
mi corazón en los vidrios
con niebla de tus balcones…
Los ubi sunt
UBI SUNT DE MUCHACHA LEJANA
«Perpetuidad. Aquí yace la señorita F.L.A. que perdió la vida
a los dieciséis años de edad y pasó a otra mejor
el 31 de Octubre de 1862. R.I.P.»
(Epitafio. Patio Romántico del cementerio de Bujalance. Córdoba).
De tu existencia apenas si nos queda el recuerdo
de un segundo apellido condenado a extinguirse
y esa fotografía de niña lejanísima
que paulatinamente va enturbiando el olvido.
Pienso en ti -en estas cosas que poco se meditan,
siendo, a pesar de todo, cuestiones importantes-.
Pienso en tu breve estancia terrenal, pasajera,
tal la brisa o la niebla o el verdor de los campos.
¿Qué quedó, pues…?. ¿Qué aroma de qué flor
permanece
disecada entre páginas amarillas de libros…?
¿Qué canción detenida…?. ¿Qué corazón latiendo…?
¿Qué ríos nuestras vidas que en Dios no
desemboquen…?
Sólo nubes que pasan… El árbol de tu sangre
con pájaros risueños embriagando tu cuerpo
de viva primavera, tu sonrisa, tus ojos,
tu voz, ya cercenadas las raíces del eco…
Espejos sin memoria donde tú te miraste
con adelfas de fiebre o amor en las mejillas
esa brillante víspera de tu baile más pálido
cuando rojos violines ya gemían por tu nuca…
Oh labios que no existen después de haberte dicho…
Pienso en amigas tuyas de bellísimos nombres
y delgada cintura cuyos rostros quedaron
en aires de familia o acaso sólo en versos…
Laura, Beatriz, Ofelia, Ernestina o Elvira,
desde mil ochocientos, recordadas en cintas
de sombreros antiguos guardados en roperos
donde aún se agita un viento con sol de naftalina…
SIETE CANCIONES (1968)
LA SAL
La sal
por el aire iba,
como sin ir,
hacia donde
la conversación quería…
(La sal
iba por el aire,
paloma de gracia herida…).
Sal andaluza
en los labios
azules del Mediodía
disuelta
en espuma
o alas
de abanico
o de sonrisa…
(La sal
iba
por el aire…).
LOS PUERTOS
Mirad
un toro de espuma
desmandado
en La Marina.
Un
toro
de mar y luna
embistiendo
a las salinas.
Un
toro
«loco de atar»
a favor
de la marea.
Por Dios
que el toro no crea
que Cádiz es Gibraltar…
¿Quééé…?
¡Un toro bravo de mar!
CAL MUERTA.CIELO VIVO…(1969)
172
ÚLTIMA GEÓRGICA
Y en el mes de Diciembre a la comarca
te asomabas también. No desde aquellos
señoriales balcones de los hierros
labrados que arreboles de crepúsculo
doran y sus heráldicas de piedra.
Al pueblo te asomaba diluido
en algo tan de todos como el aire
cuyo temblor al mediodía es ala
del más dulce cristal quebrado en éxtasis.
Ala de sol para la geografía
de la provincia. Mapa de silencios
invernales. La escarcha. El labrantío.
Las perdices. Las liebres. Los olivos
con su mágica fronda entre la niebla,
apenas eco, pulso en lejanía…
Fríos, desnudos cielos a horizontes
de ignoradas candelas al ocaso,
sueltas, flotando como cabelleras
nostálgicas de humos ya deshechos.
Caminos de herradura hacia los pueblos
de solitarias calles melancólicas
donde la hierba crece junto al hondo
rumor que los molinos aceiteros
insinúan tras sus tapias encaladas.
Trigales en agraz junto a las eras
del ruedo ya en penúltimas esquinas.
Puertas al campo de las almazaras.
Los montones de orujo con su aroma
de cálido regazo inexpresable.