«Del espíritu o relacionado con la parte inmaterial del ser humano a la que se atribuyen los sentimientos, la inteligencia y las inquietudes religiosas; se utiliza en contraposición a lo material».
La clase se ha acabado. La lección
concluye cuando acaban los deberes,
los libros ya se tiran al cajón.
Comienza a conjugarse otra sesión,
de juegos de placeres.
Hurgando en las esencias me he perdido
pues no he encontrado nada,
ignoro si las mismas ya se han ido,
a fuerza de insistir se han aburrido
o que es tierra quemada.
Un río es un garabato,
una especie de serpiente,
un meandro, una corriente
donde el agua pasa el rato;
un espejo de acetato...
El alma se ha partido en mil pedazos,
-perdona si han llegado allí cascotes-
no puedo controlar ya los rebotes
que suelen provocarme los pelmazos
que dicen ser muy cultos y son zotes.
La vida va bailando por la acera
de un pueblo cuyo nombre no recuerdo,
por mucho que lo intento ya me pierdo,
se dice que el que espera desespera.
Esta noche soñé. Que últimamente
no consigo dormir, que me desvelo.
Presiento me deslizo y caigo al suelo
como hace el que se lanza en parapente,
resbala sobre el hielo.
Yo sé muy bien que el tiempo ya pasó
y sé muy bien que nunca volverá.
Por más que insista yo sé que se esfumó,
el tiempo fue, la infancia se alejó
¡qué lejos queda ya!
Somos humanos, somos cristianos,
impredecibles cuando la gente
ves que se arrastran como gusanos,
a los que tienen sangre en las manos
y se lamentan constantemente.
Un hombre es una cosa maliciosa
que dicen lo hizo dios, dios no lo quiera,
se mueve como pez en su escombrera
y muestra como mantis religiosa*
que a veces puede ser muy dolorosa
Yo hablo al viento y el viento me responde,
escucho que él me grita que estoy loco,
me pone en un aprieto, en un sofoco,
que el viento no se oculta ni se esconde,
mas miro y no le veo y no le toco.
Si ves las aptitudes te abandonan
habrás de recurrir a otras virtudes
sacando a relucir tus actitudes,
los años, ya lo sabes, no perdonan,
mas debes conocer, si te obsesionan....
Aprendo. Cada día yo algo aprendo,
que nunca yo echo nada en saco roto.
Cada día me monto en esa moto,
a aquel que no se monta no le arriendo
ganancias al piloto.
Ejemplo es de la música al galope
de un caballo que avanza desbocado
a un torero clavándole el estoque
con pinceles de mire y no me toque
observando a una niña en su tejado.
Yo he nadado entre mil mares
y entre las olas despiertas,
y en mi infancia entre pinares
al pie de sus hojas muertas.
Ya no quiero. Vivir no me interesa.
Que el tiempo que he vivido ya es pasado
y así que este momento ande a mi lado
ya sé que no me aguarda una sorpresa.
Con la mochila al hombro voy caminando
poco, poquito a poco, muy despacito
por la vereda angosta, no sé hasta cuando
vivo mirando al cielo que es infinito.
Tu vida es anodina. No te importe.
Total es otra igual, como cualquiera,
que pasa como el agua en la manguera
sin rastro que dejar que a nadie importe,
sin seña y sin bandera.
Recuerdo yo era un niño que soñaba
ansioso terminase ya la escuela
volviendo hacia la casa de mi abuela
y el pan, vino y azúcar que me daba
