1.LOS PREDICADORES [Poema del Editor]
2.Gonzalo de Berceo [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA …de medio pelo

Están por todos lados, proliferan,
levantas una piedra y aparecen,
diría que son seres que florecen
en sitios donde menos se lo esperan,
allí cuando las penas más escuecen.

Se mueven como peces en el agua
que allí donde hay dinero allí estan ellos,
intentan deslumbrar con sus destellos
lo mismo que hace el fuego que en la fragua
la luz mata los ojos a deguellos.

Procura no te encuentren sin abrigo
a fin de que evitar puedas sorpresas
pues ellos son expertos en promesas,
dirán sin dilacción que eres su amigo
logrando que las mentes queden presas.

Pues dicen que ellos traen las verdades,
en cambio los demás, equivocados,
no han sido por su dios iluminados.
Escucha, no hagas caso. Nimiedades.
No olvides. Y es que están por todos lados.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Gonzalo de Berceo

CANTICA

¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!

Velat, aljama de los judíos,
¡eya, velar!,
que non vos furten al Fijo de Díos.
¡Eya, velar!
Ca furtárvoslo querrán,
¡eya, velar!,
Andrés e Peidro et Johán.
¡Eya, velar!
Non sabedes tanto descanto,
¡eya, velar!,
que salgades de so encanto.
¡Eya, velar!
Todos son ladronciellos,
¡eya, velar!,
que assechan por los pestiellos.
¡Eya, velar!
Vuestra lengua tan palabrera,
¡eya, velar!,
havos dado mala carrera.
¡Eya, velar!
Todos son omnes plegadizos,
¡eya, velar!,
rioaduchos mescladizos.
¡Eya, velar!
Vuestra lengua sin recabdo,
¡eya, velar!,
por mal cabo vos ha echado.
¡Eya, velar!
Non sabedes tant de engaño,
¡eya, velar!,
que salgades ende este año.
¡Eya, velar!
Non sabedes tanta razón,
¡eya, velar!,
que salgades de la prisión.
¡Eya, velar!
Tomaseio e Matheo,
¡eya, velar!,
de furtarlo han gran deseo.
¡Eya, velar!
El discípulo lo vendió,
¡eya, velar!,
el Maestro non lo entendió.
¡Eya, velar!
Don Philipo, Simón e Judas,
¡eya, velar!,
por furtar buscan ayudas.
¡Eya, velar!
Si lo quieren acometer,
¡eya, velar!,
¡oy es día de parescer!
¡Eya, velar!
¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!

EL CLÉRIGO SIMPLE

Milagros de Nuestra Señora – versos 877 a 940

IX
Era un simple clérigo pobre de clerecía
dicié cutiano missa de la Sancta María;
non sabié decir otra, diciéla cada día,
más la sabié por uso que por sabiduría.

Fo est missacantano al bispo acusado,
que era idïota, mal clérigo provado;
Salve Sancta Parens sólo tenié usado,
non sabié otra missa el torpe embargado.

Fo durament movido el Obispo a sanna,
dicié: «Nunqua de preste oí atal hazanna.»
Disso: «Diçit al fijo de la mala putanna
que venga ante mí, no lo pare por manna.»

Vino ante el obispo el preste peccador,
avié con el grand miedo perdida la color,
non podíe de vergüenza catar contra’l sennor,
nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.

Díssoli el obispo: «Preste, dime la verdat,
si es tal como dizen la tu necïedat.»
Díssoli el buen omne: «Sennor, por caridat,
si disiesse que non, dizría falsedat».

Díssoli el obispo: «Quando non as cïencia
de cantar otra missa, nin as sen nin potencia,
viédote que non cantes, métote en sentencia,
vivi como merezes por otra agudencia.»

Fo el preste su vía triste e dessarrado,
avié muy grand vergüenza, el danno muy granado;
tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,
que li diesse consejo ca era aterrado.

La madre pïadosa que nunqua falleció
a qui de corazón a piedes li cadió,
el ruego del su clérigo luego gelo udió:
no lo metió por plazo, luego li acorrió.

La Virgo glorïosa, madre sin dición,
aparecio’l al obispo luego en visïón;
díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón,
descubrióli en ello todo su corazón.

Díxoli brabamientre: «Don Obispo lozano,
¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?
Yo nunqua te tollí valía de un grano,
e tú ásme tollido a mí un capellano.

»El que a mí cantava la missa cada día,
tú tovist que facié yerro de eresía;
judguéstilo por bestia e por cosa radía,
tollisteli la orden de la capellanía.

»Si tú no li mandares decir la missa mía
como solié decirla, grand querella avría,
e tú serás finado hasta el trenteno día,
¡Desend verás qué vale la sanna de María!»

Fo con estas menazas el bispo espantado,
mandó envïar luego por el preste vedado;
rogó’l que’l perdonasse lo que avié errado,
ca fo él en su pleito durament engannado.

Mandólo que cantasse como solié cantar,
fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;
si algo li menguasse en vestir o calzar,
él gelo mandarié del suyo mismo dar.

Tornó el omne bueno en su capellanía,
sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;
finó en su oficio de fin qual yo querría,
fue la alma a gloria, a la dulz cofradía.

Non podriemos nos tanto escrivir nin rezar,
aun porque podiéssemos muchos annos durar,
que los diezmos miraclos podiéssemos contar,
los que por la Gloriosa denna Dios demostrar.

EL POBRE CARITATIVO

Milagros de Nuestra Señora – versos 525 a 564

V

Era un omne pobre que vivié de raziones,
non avié otras rendas nin otras furcïones
fuera quanto lavrava, esto poccas sazones:
tenié en su alzado bien poccos pepïones.

Por ganar la Gloriosa que él mucho amava,
partiélo con los pobres todo quanto ganava;
en esto contendié e en esto punnava,
por aver la su gracia su mengua oblidava.

Quando ovo est pobre d’est mundo a passar,
la Madre glorïosa vínolo combidar;
fablóli muy sabroso, queriélo falagar,
udieron la palavra todos los del logar.

«Tú mucho cobdiciest la nuestra compannía,
sopist pora ganarla bien buena maestría,
ca partiés tus almosnas, diziés Ave María,
por qué lo faziés todo yo bien lo entendía.

»Sepas que es tu cosa toda bien acabada,
ésta es en que somos la cabera jornada;
el Ite, missa est, conta que es cantada,
venida es la ora de prender la soldada.

»Yo so aquí venida por levarte comigo,
al regno de mi Fijo, que es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles del buen candïal trigo;
a las Sanctas Virtutes plazerlis há contigo.»

Quando ovo la Gloriosa el sermón acabado,
desamparó la alma al cuerpo venturado,
prisiéronla de ángeles, un convento onrrado,
leváronla al Cielo, ¡Dios sea end laudado!

Los omnes que avién la voz ante oída,
tan aína vidieron la promesa complida:
a la Madre gloriosa que es tan comedida,
todos li rendién gracias, quisque de su partida.

Qui tal cosa udiesse serié malventurado
si de Sancta María non fuesse muy pagado,
si más no la onrrase serié desmesurado,
qui de ella se parte es muy mal engannado.

Aun más adelante queremos aguijar:
tal razón como ésta non es de destajar,
ca éstos son los árboles do devemos folgar,
en cuya sombra suelen las aves organar.

El romero naufragado

Milagros de Nuestra Señora XXII:

Sennores, si quisiéssedes mientre dura el día,
d’estos tales miraclos aún más vos dizría;
si vos non vos quessássedes yo non me quessaría,
ca como pozo fondo, tal es Sancta María.

Tal es Sancta María como el cabdal río,
que todos beven d’elli, bestias e el gentío,
tan grand es cras como eri, e non es más vazío,
en todo tiempo corre, en caliente e en frío.

Siempre acorre ella en todos los lugares,
por valles e por montes, por tierras e por mares;
qui rogarla sopiesse con limpios paladares,
no lo podrién torzones prender a los ijares.

Leemos un miraclo de la su santidat
que cuntió a un bispo, omne de caridat,
que fo omne católico de grand autoridat,
víolo por sus ojos, bien sabié la verdat.

Assín como lo vío, assín lo escribió,
non menguó d’ello nada, nada non ennadió;
Dios li dé paraíso ca bien lo mereció,
alguna missa disso que tanto no’l valió.

Cruzáronse romeos por ir en Ultramar,
saludar el Sepulcro, la Vera Cruz orar;
metiéronse ennas naves pora Acre passar,
si el Padre del Cielo los quisiesse guiar.

Ovieron vientos bonos luego de la entrada,
oraje muy sabroso, toda la mar pagada;
avién grand alegría la alegre mesnada:
con tal tiempo aína avrién la mar passada.

Avién buena partida de la mar travessada,
que la avrién aína a l’otra part passada,
mas tóvolis su fado una mala celada,
fo la grand alegría en tristicia tornada.

Movióse la tempesta, una oriella brava,
desarró el maestro que la nave guïava;
nin a sí nin a otri nul consejo non dava,
toda su maestría non valié una hava.

Cuntiólis otra cosa, otra grand ocasión:
rompióselis la nave yuso en el fondón:
vedién entrar grand agua, rompié cada rencón,
avié a ir la cosa toda a perdición.

Cerca la mayor nave trayén otra pocaza,
non sé si li dizién galea o pinaza,
que si fuessen cuitados de oriella malvaza,
en ésa estorciessen de la mala pelaza.

Fizo el marinero como leal christiano,
a su sennor el bispo tomólo por la mano;
con otros, bonos omnes de pleito más lozano,
metiólos en la barca, priso consejo sano.

Un de los peregrinos cuidó seer artero,
dio salto de la nave ca era bien ligero;
cuidó enna galea entrar por compannero,
enfogóse en la agua, murió mas non sennero.

Abés podrié seer media ora complida,
quísolo Dios sofrir, fo la nave somida;
de la turma que era entro remanecida,
por medicina uno non escapó a vida.

El bispo e los otros que con elli issieron,
issieron a terreno do más cerca podieron;
fizieron muy grand duelo por los que perecieron,
pesávanlis porqué con ellos non murieron.

Aviendo de los muertos duelo grand e pesar,
estendieron los ojos, catavan a la mar,
si verién de los muertos algunos arribar,
ca el mar nunqua quiere cosa muerta celar.

Catando si algunos muertos podrién veer,
por darlis cimiterio, so tierra los meter,
vidieron palombiellas de so la mar nacer,
quantos fueron los muertos tantas podrién seer.

Vidieron palombiellas essir de so la mar,
más blancas que las nieves contra’l cielo volar;
credién que eran almas que querié Dios levar
al sancto paraíso, un glorioso logar.

De derecha envidia se querién desquizar,
porque fincaron vivos avién un grand pesar,
ca credién bien afirmes, non era de dubdar
que almas eran d’éssos, los que sumió la mar.

Dicién: «¡Aï, romeos! fuestes venturados,
que ya sodes ‘per ignem et per aquam’ passados;
nos fincamos en yermo como desamparados,
nos velamos, ca vos dormides segurados.

Grado al Padre Sancto e a Sancta María,
ya vestides la palma de vuestra romería;
nos somos en tristicia e vos en alegría,
nos cuidamos fer seso e fiziemos follía.»

Aviendo grand quebranto del danno que lis vino,
querién prender carrera, entrar en su camino;
vidieron de la mar essir un peregrino,
semejava que era romeruelo mesquino.

Quando vino a ellos, que fue en la ribera,
conociéronlo todos que el que salió era;
sanctiguáronse todos: «¿Cómo, por quál manera
fincó en el mar vivo una ora sennera?»

Disso el peregrino: «Oídme, ¡sí vivades!
Yo vos faré certeros en esso que dubdades,
cómo escapé vivo quiero que lo sepades,
dizredes ‘Deo gratias’ luego que lo udades.

Quando de la grand nave quisi fuera salir,
ca parecié por ojo que se querié somir,
vedía que de muerte non podía guarir:
‘¡Valme Sancta María!’ empecé a decir.

Dissi esta palabra: ‘¡Valme Sancta María!’
Non podí más dizir ca vagar non avía;
fue luego ella presta por su placentería,
si non fuesse por ella enfogado sería.

Luego fo ella presta, adusso un buen panno,
panno era de precio, nunqua vid su calanno;
echómelo de suso, disso: ‘Non prendrás danno,
cuenta que te dormisti o que yoguist en vanno.’

Nunqua tan rica obra vío omne carnal.
obra era angélica, ca non materïal;
tan folgado yacía como so un tendal,
o como qui se duerme en un verde pradal.

Feliz será la alma e bienaventurada,
que so tan rica sombra fuere asolazada;
nin frío nin calura nin viento nin elada
non li fará enojo que sea embargada.

So esti panno folgan, alegres e pagadas,
las vírgenes gloriosas de don Christo amadas,
que cantan a su Madre laudes multiplicadas,
e tienen las coronas preciosas e onrradas.

La sombra d’aquel panno trae tal tempradura,
omne con el ardor trova so él fridura;
trova el fridoliento temprada calentura,
¡Dios, qué rico consejo en ora de ardura!

Tantas son sus merçedes, tantas sus caridades,
tantas las sus virtudes, tantas las sus vondades,
que non las contarién obispos nin abades,
nin las podrién asmar reïs nin podestades.»

El pesar que ovieron de los que periglaron,
con sabor del miraclo todo lo oblidaron;
tendieron a Dios gracias, el «Te Deum» cantaron,
desend «Salve Regina» dulzement la finaron.

Cumplieron los romeos desend su romería,
plegaron al Sepulcro con muy grand alegría;
adoraron la Cruz del Fijo de María,
¡Nunqua en esti sieglo vidieron tan buen día!

Contaron el miraclo de la Madre gloriosa,
cómo livró al omne de la mar periglosa,
dizién todos que fuera una estranna cosa,
fizieron end escripto, leyenda muy sabrosa.

Quantos que la udieron esta sancta razón,
todos a la Gloriosa dizién grant bendición,
avién pora servirla mejor devocïón,
ca esperavan d’ella mercet e gualardón.

La fama d’esti fecho voló sobre los mares,
no la retovo viento, pobló muchos solares;
metiéronla en libros por diversos lugares,
ond es oï bendicha de muchos paladares.

Quantos que la bendizen a la Madre gloriosa,
¡par el Reï de Gloria facen derecha cosa!
ca por ella issiemos de la cárcel penosa,
en que todos yaziemos, foya muy periglosa.

Los que por Eva fuemos en perdición caídos,
por ella recombramos los solares perdidos;
si por ella non fuesse yazriémos amortidos,
mas el so sancto fructo nos ovo redemidos.

Por el so sancto fructo que ella concibió,
que por salud del mundo passión e muert sufrió,
issiemos de la foya que Adán nos abrió,
quando sobre deviedo del mal muesso mordió.

Desend siempre contiende de valer a cuitados,
governar los mesquinos, revocar los errados,
por tierras e por mares fer miraclos granados,
tales e muy mayores de los que son contados.

Ella que es de gracia plena e avondada,
guíe nuestra fazienda, nuestra vida lazrada,
guárdenos en est mundo de mala sorrostrada,
gánenos en el otro con los sanctos posada. (Amen).

Planeta de Libros

Bio de autor en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Su poesía trata siempre sobre tema religioso, y está constituida fundamentalmente por hagiografías, esto es, escrituras sobre materia sagrada y por extensión biografías de los santos, en especial aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con los que estuvo vinculado: la Estoria de sennor San Millán, la Vida de Sancta Oria, virgen y La vida del gorioso confessor Santo Domingo de Silos. Su obra maestra es, sin embargo, los Milagros de Nuestra Señora.
    Su originalidad y carácter artístico debe apreciarse en el tratamiento de los temas, en el estilo y en los detalles costumbristas y adaptaciones a la mentalidad medieval y campesina que añade a dichos relatos.
    Su poesía es culta, aunque se reviste de una apariencia popular y utiliza elementos tradicionales; la estrofa que emplea para la versificación es la cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo (cuatro versos alejandrinos o de catorce sílabas separados cada uno en dos mitades de siete sílabas por una cesura que coincide con final de palabra y grupo fónico, impidiendo toda sinalefa, y con una única rima consonante en todos sus versos).
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