UNO MÁS Y OTRO MENOS [Mi poema]
Roberto Merino Rojo [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Es una pena pero… creo fue ayer
cuando en la aldea se alzaban las persianas,
al alba, resoplaban las campanas
sin que nadie las pudiera ya mover.

El viento resoplaba en los talones
en un aura de niebla ceniciento
y ambiente reflejaba el sentimiento
de recelos plagados de emociones.

Las gentes se enrocaban en sí mismos
como observan que el caracol se enroca,
susurros se escapaban de la boca
en un triste lenguaje de algoritmos.

Descubren el petróleo sus miradas
y apuntan aun las lágrimas presuntas,
las cejas van y vienen cegijuntas
y en la frente sospechas hay bordadas.

Uno más que hoy se va, y ya hoy otro menos,
pues nunca habrá uno más que no hay simiente,
sólo queda esperar llegue el siguiente
y no haya que abonar estos terrenos.

Es el sino de las gentes, de esta aldea,
que a tiempos venideros no resiste
la resignación campea lanza en ristre
sin que nadie se aprecie en la pelea.
©donaciano bueno

Muchos de los pequeños municipios rurales se han ido quedando desiertos, los jóvenes han ido huyendo hacia las grandes urbes y ya solamente quedan algunos viejos. 

MI POETA SUGERIDO:  Roberto Merino Rojo

Grecia 907 (1975)

De repente
no voy a aguantar más y emitiré un alarido
un alarido largo de varias horas
previamente habrá que tomar precauciones-
habré electrificado mi balcón
cerrado la puerta con llave
(se me olvidaba que he de instalar una reja
en la ventana del baño)
sembrado mis paredes con amuletos fabricados
en noches de viernes a sábado
de tal manera que los tanques
queden atascados a varios cientos de metros de distancia
los pilotos de los jocker panthers
no puedan controlar sus lúpings y se estrellen
justamente encima de los camiones de soldados
que justamente habrán chocado con los tanques
que estarán atascados en el asfalto
que empezará a derretirse
a los pocos minutos
del alarido que emitiré cuando
no aguante más.

De repente
no voy a aguantar más:
ya no bastará con las pajas mías de cada noche
con los pitos nuestros de cada día
y cuando ya no basten los opiáceos
los sicofármacos
los tranquilizantes mayores o menores
las botellas de vino cerveza pisco o agua mineral.

Previamente
me habré mesado los cabellos y las barbas
las cejas, las axilas, los vellos pubianos
me habré dado largos baños de tina y extensas duchas
y cuando todo eso ya no baste
emitiré un largo y potente alarido.

Entonces
las ventanas del edificio Diego Portales
estallarán en varios miles de pedazos
llorarán las guaguas las monjas las doncellas y los ancianos
los profesores deberán suspender las clases
los teléfonos comunicarán con números equivocados
pero no importará porque nadie podrá hablar por teléfono:
mi alarido impedirá que se escuche
lo que tenga que decir la gente que llame desde Mendoza
desde Arica San Vicente de Tagua Tagua o desde las Antípodas
preguntando qué pasa
qué es ese zumbido extraño
que parece provenir desde Santiago de Chile
Y la gente que pasa por la calle Ahumada
tendrá que correr a refugiarse en los agujeros del Metro
y los niños que cantan en los micros
cantarán más fuerte que nunca
quizá si por primera vez con alegría
al ver que las ventanas
primero se trizan
las trizaduras se extienden por las carrocerías de hojalata
y el techo cae sobre los pasajeros
sin causarles daño alguno y permitiéndoles respirar
pues mi alarido hará que el smog se disipe
es decir se concentre en las oficinas públicas
por donde entrará a través de las ventanas rotas (…)
(fragmento)

EL BOSQUE

Donde hubo fuego queda la realidad.
A partir de eso es mundo se me vela
(en la pieza vacía no hay cabida).
¿Interrogar, torturar ese fantasma,
la sábana de la que ha desertado?
La única hermosa, la única mirada,
ciega a mis ojos no mira lo que alumbra
(un cuerpo sin luz propia desvelado).
No busque entonces en el jardín nocturno
otra prueba del tiempo detenida:
habrá de sobra lluvia y corrupción
y una luz de mañana que nos niegue.
Por último saber que estas palabras
no alteraron ni el ruido ni el silencio.

MELANCOLÍA ARTIFICIAL

Es probable que solo haya venido
para que pase el amor entre estas páginas
(una palabra en un idioma extraño).
Ese explendor tardío y tan usado
en su efímora pose, ya distante
de la esfera que alumbra sus propósitos.
No lejos de los bosques prohibidos
el mar nocturno hiende sus orillas.
Pensar en esos límites ahora
demasiado remotos, los que eran
antes de ayer, el punto de partida.
La estrella solitaria, la luz fría
que vela al acercarse lo que llama
(amanecer, vivir, otras palabras).

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MI POETA INVITADO:  Hugo Vargas

Versos dormidos

Voy a dejar dormidos estos versos tristes
para que el silencio los invada y desgarre
pasarán las horas
serán persianas ciegas los días
caminarán errantes los años
y una tarde cualquiera
como quien regresa de un olvido
revisaré unos papeles viejos
inquietaré de sus estantes unos libros que ya no leo
sacaré esas odiosas cajas de zapatillas repletas de sinsentidos
y los veré de nuevo
en el piso helado
al pie de la biblioteca
tocaré esta hoja otra vez
ya amarilla
deshilachada
polvorienta
miserable
y la leeré con asombro e intriga de mí mismo
descubriendo el secreto que la vio nacer
y sonreiré al recordarme
en el silencio de la casa
y de los años.

Verdugo de sombras

Oprimo la sombra que me nombra
hasta vencer el llanto

todo se deforma y calla

a veces la forma del cielo miente
cambia
germina
estalla
y no queda más que la lágrima final
el último suspiro
la voz quebrada
para hacerle frente al Destino

Yo sabré lamer la herida abierta
mientras las venas sigan latiendo

a calmar agonías fui llamado
entre silencios
desde la cuna
aunque sople este viento que arrasa

martirio de la horas quiero ser
para no perder la cordura que me falta
para abrazar tempestades
y parir mi propia llaga.

Apocalipsis doméstico

la mesa
se mueve de un lado al otro sin sentido
camina por las paredes el televisor
dan vueltas en círculos los cubiertos
las cucharas a la cabeza
los tenedores en la retaguardia
los cuchillos de generales
las sillas ya no están
fueron las primeras en huir
los veladores las siguieron
y hasta el fuentón de la ropa se avergüenza de existir

este apocalipsis doméstico y extravagante
doloroso hasta en las muelas
me dice que ya no estás
y que nada más volverá a ser igual
que hasta el más mínimo detalle
ha perdido su sentido
y que pedirle cordura a los muebles que te extrañan hasta el suicidio
es un acto de estupidez declarado

yo
como todo lo demás
perdí mi sitio
mi función

tendré que andar en reversa el camino de los aprendido
des-andarme hasta la sombra
para entender
no que no estás
que la muerte es una forma siniestra de la suerte
y que esa lotería
mal que nos pese
nos toca a todos algún día.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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